tag:blogger.com,1999:blog-49653838520849897482024-03-16T19:36:24.354-04:00Palabras del que no estáJosé Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.comBlogger83125tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-21603955393920644152023-05-27T11:39:00.009-04:002023-05-28T09:05:18.741-04:00<h1 style="text-align: center;"> <span style="font-size: x-large;"><br /></span></h1><h2></h2><h2 style="text-align: center;"><a href="https://palabrasdelquenoesta.blogspot.com/2023/05/rafael-duharte-jimenez-formas-de-fundar.html" target="_blank"><b style="font-size: xx-large;"><span lang="es-419" style="font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 107%;">Rafael Duharte Jiménez:<br /></span></b><b><span lang="es-419" style="font-family: "Times New Roman", serif; line-height: 107%;">formas
de fundar y morir</span></b></a></h2><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es-419" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: #580A;"><br /></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span lang="es-419" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: #580A;"><b>José M. Fernández Pequeño</b><o:p></o:p></span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkgfeRbMAqAfD1fq19X9R9Ie6er3xzdb2d9SJh0UvycfxiY7KQOPi2ybr66UAXKi4xF6AjSTIzaRvSaSq5rOh2OTGjUpRKZWCCKWAXOiN0V__0aSQOX8c-Frc0RuNYWz_q4dNKYp94yudwnMadxE0tMv-bbi2DI6RlyDvM8cOerSZ_cP0TGTd_9ACpFw/s853/Duharte%201.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="625" data-original-width="853" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkgfeRbMAqAfD1fq19X9R9Ie6er3xzdb2d9SJh0UvycfxiY7KQOPi2ybr66UAXKi4xF6AjSTIzaRvSaSq5rOh2OTGjUpRKZWCCKWAXOiN0V__0aSQOX8c-Frc0RuNYWz_q4dNKYp94yudwnMadxE0tMv-bbi2DI6RlyDvM8cOerSZ_cP0TGTd_9ACpFw/w320-h234/Duharte%201.jpg" width="320" /></a></div><span lang="es-419" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: #580A;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span lang="es-419" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: #580A;"></span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><i><span lang="es-419" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: #580A;">Para Rafaelito y Elsa.<o:p></o:p></span></i></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span lang="es-419" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: #580A;"><br /></span></i></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">Hay muchas formas
de muerte. La más común, la que llega tras el último resuello, se ha apropiado del historiador Rafael Duharte Jiménez en Santiago de Cuba. Las manifestaciones
de duelo en las redes sociales no se han hecho esperar: hablan de su trabajo
como profesor, de sus investigaciones, de sus desvelos en la divulgación de la
historia santiaguera… Pero, si deuda grande tienen la ciudad y el país con
Duharte, esta pasa por sus esfuerzos en la gestión cultural.<o:p></o:p></span></span></p><b><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><span lang="es-419" style="line-height: 107%;"></span></span></b><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">Cuando logramos
fundar la Casa del Caribe, en 1982, se nos presentó un problema muy serio:
necesitábamos personas capacitadas, que lograran entender el proyecto, pero que
al mismo tiempo fueran organizadas. Joel James no lo era, al menos no en el
sentido burocrático, ni yo tampoco, ni menos Jesús Cos Causse. Todo el período
que antecedió a la irrupción de Las Noches Culturales de la Calle Heredia (1980)
y se alargó luego hacia el Festival de las Artes Escénicas de Origen Caribeño (abril
de 1981) estuvo repleto de chispazos, impulsos, asombros y descubrimientos. Bajo
la capitanía de Joel, nos fuimos encontrando versiones inusitadas de nosotros
mismos a través de las igualmente inusitadas expresiones culturales que se mostraban a nuestros ojos,
y cada posibilidad hizo visible otra posibilidad,
hasta que se creó la Casa del Caribe.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">Una institución
que pretendía no solo mantener el festival, sino también aunar un tipo gestión cultural
poco común con la investigación sobre la cultura popular en el Caribe y crear
una revista capaz de expresar todo ese universo de certezas y suposiciones,
requería organización. Y en esa encrucijada, nadie tan idóneo como Rafael
Duharte, por entonces profesor de Historia en el Pedagógico de Santiago de
Cuba. Al momento de abrir la Casa del Caribe, no hubo la menor duda sobre la
pertinencia de Duharte para ocuparse del Departamento de Investigaciones. Él nos
había ayudado con la organización del evento teórico que nació dentro del festival (El Caribe que Nos Une) y había dejado más que clara su milimétrica capacidad
para la organización y su seriedad profesional. Por otra parte, desde hacía
años y de manera independiente, llevaba una investigación acerca de la
esclavitud en Cuba, con búsquedas de archivo centradas en casos muy específicos
y siguiendo los pasos de Pedro Deschamps Chapeaux, un trabajo que hoy puede ubicarse dentro de la microhistoria y la historia regional. Era, al menos por los asuntos de su interés, un
investigador no demasiado distante de las líneas que Joel ansiaba desarrollar.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">Hoy es difícil
imaginar lo que fueron aquellos primeros años de la Casa del Caribe. Al no ser
un proyecto pensado por la rígida y centralizada estructura cultural cubana, no
aparecía en ningún plan y quedaba sujeto a la administración, siempre
renqueante, de la Dirección Provincial de Cultura en Santiago de Cuba. Éramos
un extraño caso de propuesta nacida desde la práctica, en la base cultural cubana
misma, y que Armando Hart, entonces ministro de Cultura y miembro del Buró
Político del PCC, había entendido conveniente apoyar. Esto nos generaba una
enorme inestabilidad: la revista <i>Del
Caribe</i>, cuyo primer número apareció en 1983, no tenía un espacio definido
de impresión y saltaba de poligráfico en poligráfico según un trayecto dictado
más por los contactos a nivel de “socios” que por una verdadera planificación
productiva; las instituciones intelectuales cubanas cuyo trabajo se relacionaba
con el Caribe (algunas tan poderosas como Casa de las Américas) nos miraban, en
el mejor de los casos, con suspicacia; tampoco estábamos en La Habana ni
teníamos a mano las redes oficiales de comunicación con el resto de los países
que forman el Caribe. Pero ya entonces sabíamos que estas dificultades irían desapareciendo
con los años y el trabajo. El principal problema era interno y recalaba
precisamente en el área de las investigaciones, es decir, aquella para la cual
llegó Rafael Duharte. Cierto que teníamos el apoyo de estudiosos e
investigadores externos tan disímiles como Olga Portuondo, Gladys González o
Ricardo Repilado, pero era necesario un frente de investigación estable dentro
de la institución, cuyo trabajo alimentara las acciones de gestión cultural y de
publicación. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">Era un reto de
gran magnitud. Primero, por el objeto de estudio. Puedo decir que, aparte de
Joel, ninguno de quienes comenzamos en la Casa del Caribe éramos investigadores
de la cultura popular tradicional cubana y, menos aún, caribeña. No lo eran
Bernardo García ni Radhamés de los Reyes ni el propio Duharte. Cos Causse, ese
ser tan especial, no lo sería jamás. Julito Corbea se situaba en las
proximidades del territorio bajo investigación, pero sobre un tema muy
específico: el poblado del Cobre y la virgen de la Caridad. Otros lucharon para
reconvertirse, como José Millet y Rafael Brea. En cuanto a mí, el asunto era
fascinante, pero desde la perspectiva del escritor que entonces soñaba ser. Y luego
estaban los métodos. Si Joel fue, sin dudas, el intelectual más
importante en ese terreno de estudio durante la segunda mitad del siglo XX
cubano, se debe a una aproximación teórica donde resulta imposible determinar las
fronteras entre la ciencia, la reflexión filosófica y la creación literaria. Al
mismo tiempo, la experiencia de Joel como estudiante de Historia en la Universidad
de Oriente, anegada por el marxismo de manual y la actuación de comisarios
políticos tan obtusos como implacables, le generó un rechazo absoluto hacia la
investigación de corte académico. Echar a andar líneas de investigación fuertes
en esas circunstancias fue, ya lo dije antes, un reto.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es-419" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">El punto de
equilibrio en proceso tan complicado y tan nutrido de variables diversas, a veces
irreconciliables, fue Rafael Duharte, apoyado en su paciencia, su meticulosa
capacidad organizativa y su tino para moverse con la brújula de la cordura cerca
de ese maravilloso tornado de ideas y coraje que fue Joel James. Pronto el coloquio El Caribe que Nos Une se multiplicó en otros eventos científicos o artísticos, a veces puntuales, como el Coloquio Maurice Bishop in Memoriam o el Congreso Mundial sobre la Muerte, a veces dentro del propio festival, como el coloquio de arqueología que capitaneaba Jorge Ulloa o los encuentros de poesía. Todos encontraron en Duharte, por entonces subdirector de la Casa del Caribe, un organizador equilibrado y lúcido. Viéndolo desde hoy, tantos años después, cuesta entender cómo apenas una docena de personas podíamos llevar adelante todo aquel trabajo. Pero bueno, eran otros tiempos. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><span lang="es-419" style="line-height: 107%;">Y aquí me detengo.
En la foto que encabeza estas líneas, Duharte y yo estamos en Baní, República
Dominicana, junto al cartel que señala el lugar donde nació Máximo Gómez. Es
noviembre de 1997 y ya en ese momento he informado a Joel mi intención de
radicarme en la República Dominicana cuando regresemos a ese país, en marzo de
1998. Había trabajado dieciséis años seguidos en la Casa del Caribe. No sé
cuántos estuvo allí Duharte, pero no fueron menos de veinticinco… ¡un cuarto de
siglo! Me parece muy triste que, en su página oficial de Facebook, la Casa
del Caribe actual, esa institución tan dada a colocar bustos, celebrar velorios y presentar fundadores apócrifos, no señale esa condición primigenia
para Rafael Duharte y liquide su muerte con apenas <a href="https://www.facebook.com/casadelcaribe" rel="" target="_blank">dos vertiginosas líneas</a>: </span><span style="text-align: left;">“trabajó como jefe
de departamento de investigaciones (<i>sic</i>) y luego como subdirector en la Casa
del Caribe”. Dos líneas para sepultar un cuarto de siglo. Debe ser un récord mundial de frugalidad informativa.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="es-419" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">Cierto, hay muchas
formas de morir. También de matar.</span><span style="font-family: Times New Roman, serif; font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></p>José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-44793655617768063672022-01-20T18:05:00.014-04:002022-01-22T09:26:51.464-04:00<p></p><h2 style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left;"></h2><h2 style="text-align: left;"><div style="text-align: center;"><a href="https://palabrasdelquenoesta.blogspot.com/2022/01/tantas-razones-para-odiar-emilia-cinco.html" target="_blank"><i>Tantas razones para odiar a Emilia</i>:</a></div><div style="text-align: center;"><a href="https://palabrasdelquenoesta.blogspot.com/2022/01/tantas-razones-para-odiar-emilia-cinco.html" target="_blank">Cinco apuntes</a></div></h2><h3 style="text-align: right;"><br /></h3><h3 style="text-align: right;"><span style="font-size: small;">Manuel Matos Moquete</span></h3><p><br /></p><p style="line-height: normal; margin-bottom: 3.75pt; text-align: justify;"></p><div style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgv4h5RIDn7IUg6LJa8F0576jNcCtEEdYqOT4iC0a_RHSmYWOULMZnTbM-0WQzSaQwZrC73FO18aAg4E83g3TCBAMoITDmy1bYzpvM_gs6k5XsRpwjav_e8ynQu66NFOdfRWCtJleVMphAj4MRHfIBta-SzlDKLGZ-ftCZha_lgfZ7a1a1x0Mk3JhzqjA=s1000" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="773" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgv4h5RIDn7IUg6LJa8F0576jNcCtEEdYqOT4iC0a_RHSmYWOULMZnTbM-0WQzSaQwZrC73FO18aAg4E83g3TCBAMoITDmy1bYzpvM_gs6k5XsRpwjav_e8ynQu66NFOdfRWCtJleVMphAj4MRHfIBta-SzlDKLGZ-ftCZha_lgfZ7a1a1x0Mk3JhzqjA=w309-h400" width="309" /></a></div><span style="font-size: medium;"><span lang="es-419"><span style="font-family: georgia;"><p style="line-height: normal; margin-bottom: 3.75pt; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span lang="es-419"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></span></p><div style="text-align: justify;">1. <span style="color: #2b00fe;">Lo mejor</span> de esta novela es que se va deshaciendo
del autor, a quien nombro aquí para que el pobre José M. Fernández Pequeño no
quede en el olvido, puesto que la obra sola ha ido haciendo su camino, como todas
las cosas que han quedado en la historia. ¿A quién le importa saber quién
inventó el palito de coco? ¿Qué ventaja da saber quién escribió <i>El Quijote</i>?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span></span></span><span style="font-size: medium;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">2. </span><span style="color: #2b00fe; font-family: georgia;">La mala fe</span><span style="font-family: georgia;"> de esa novela, siempre hay mala fe en la
obras literarias, es que fue escrita con ganas, pasión y entrega, como un
soplamocos a quienes creen que la literatura es un maíz y que escribir es ponme
ahí tres de yuca y dos de papa, y ya está, y salir por ahí alardeando de gran
escritor.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div></span><span style="font-size: medium;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">3. </span><span style="color: #2b00fe; font-family: georgia;">Ese texto</span><span style="font-family: georgia;">, además de tener 362 páginas, encierra
varios mundos-culturas. Por lo pronto, el cubano, el dominicano, el caribeño y
el propio del autor. Y su lectura requiere detenimiento y esfuerzo de
comprensión mediante recursos de apoyo, si se quiere aprovechar, aun en un
primer nivel de lectura, como fuente de conocimiento y aprendizaje. En cambio, el
valor enciclopédico de esa obra es de una enorme dificultad para los lectores
de pacotilla, como hay tantos en República Dominicana, donde se lee poco, pocas
páginas, cosas fáciles y rápidamente, como para decir que se leyó algo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div></span><span style="font-size: medium;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">4. </span><span style="color: #2b00fe; font-family: georgia;">Otro gran valor</span><span style="font-family: georgia;"> de la obra, que agrava la
dificultad para el lector superficial, es que ella representa una tamaña pela
de trabajo en el arte de narrar, en el cual el autor se vale de múltiples
magias creativas, diversos escenarios, formatos, registros de habla, situaciones,
y todo rueda como en coche. Es decir, la obra es un pandemonio muy ordenado y
difícil de penetrar con solo un simple por arriba de lectura, pero que produce
un enorme placer y riqueza en quienes se dan a su lectura con deseos de
penetrar en el universo literario de formas-sentidos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div></span><span style="font-size: medium;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">5. </span><span style="color: #2b00fe; font-family: georgia;">Lo malo</span><span style="font-family: georgia;"> de esa novela es su misma complejidad, como
si fuera verdad lo que dice la gente: Que todo tiene su pro y su contra y que
no hay mal que por bien no venga. Claro, si no olvidamos que </span><i style="font-family: georgia;">Tantas razones
para odiar a Emilia</i><span style="font-family: georgia;"> es una obra escrita por un señor que es genio y figura
hasta la sepultura. Y quien mete esa sencillez y ese gracejo que dan
seguidillas en todo lo que él dice y hace, como son los tantos relajos
cubano-dominicanos que generosamente desparrama, como en estas pizcas de
diálogos:</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div></span><span style="font-size: medium;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">“—No relaje… Pues vea, ayer yo era Sammy Sosa, pero me
sacaron de la pelota por la bobería esa del bate con corcho, y más luego perdí
todos los cuartos apostando en los gallos. ¿Le parece?"</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div><span lang="es-419"><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">“— ¡Coñóóóó, ahora sssí hirvió el potaje! Ni sabía que
ibas al seminario, assere.”</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div></span></span><span style="font-size: medium;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #2b00fe; font-family: georgia;">En fin</span><span style="font-family: georgia;">, que es mejor leer la novela con sus propios ojos, gozarla, no
que yo se la cuente, y olvidarse de Fernández Pequeño.</span></div></span><p></p><p>
</p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 3.75pt; text-align: center;"><span lang="es-419" style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 3.75pt; text-align: center;"><span lang="es-419" style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: georgia;">Para adquirir la novela, haga clic sobre el título:</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 3.75pt; text-align: center;"><span lang="es-419" style="font-size: 12pt;"><span style="color: #2b00fe; font-family: georgia;"><a href="https://amzn.to/3GgS5qt"><i>Tantas razones para odiar a Emilia</i></a></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 3.75pt; text-align: justify;"><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjh-NYm-yPounRhKZY357Q8mbOQMijERXm9Bp8ri7q1zakxl6olMiGyHBHlce91TH3MQRuTkYT66Gq7Mx4IRv2MidTJ4kOq67ibG6yLst0u6J3jfF5XGIfviFFYih8bDewa-h54BQBZ4cC336Fh3Up1VALh9pzztRGFtLiy89N5hudpVhJQPdUnsZGmBA=s4608" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4608" data-original-width="3456" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjh-NYm-yPounRhKZY357Q8mbOQMijERXm9Bp8ri7q1zakxl6olMiGyHBHlce91TH3MQRuTkYT66Gq7Mx4IRv2MidTJ4kOq67ibG6yLst0u6J3jfF5XGIfviFFYih8bDewa-h54BQBZ4cC336Fh3Up1VALh9pzztRGFtLiy89N5hudpVhJQPdUnsZGmBA=s320" width="240" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: #2b00fe;">Nota</span>: El nombre de Emilia, que ilustra este texto, fue escrito por el artista colombiano Oswaldo Maciá en el programa de un simposio sobre arte contemporáneo en el Caribe que tuvo lugar en Martinica y durante el año 2008. Esa grafía descendente marca el momento en que apareció la idea de escribir una novela titulada <i>Tantas razones para odiar a Emilia</i>.</div>José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-46572040695933836282019-01-26T09:39:00.000-04:002019-01-26T09:39:45.280-04:00Para explicar ciertas regularidades del verbo ir(se)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQxr_KZGvstIEp8mZJjClKQgJGiP4kSrTyaImf7l3ak0X1h0X1U1DdLpLgOfVdneyTMUhcSLC3ck2kq6E8v_67SgXr2uDSzId-H2pAXBJQ7xBad3eyBRzS1OVcypS96F0SypddCuFFXEOO/s1600/Peque%25C3%25B1o+espiritual.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1349" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQxr_KZGvstIEp8mZJjClKQgJGiP4kSrTyaImf7l3ak0X1h0X1U1DdLpLgOfVdneyTMUhcSLC3ck2kq6E8v_67SgXr2uDSzId-H2pAXBJQ7xBad3eyBRzS1OVcypS96F0SypddCuFFXEOO/s320/Peque%25C3%25B1o+espiritual.jpg" width="269" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;">Foto: Karenia Guillarón</span></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Uno hace el esfuerzo de, aunque sea en la vejez, comportarse como una persona normal... ¿qué es eso de andar escribiendo invenciones, imaginando historias, intercambiando golpes con unas palabras que a fin de cuentas terminan por burlarse de uno? ¡No, señor, basta ya! Entonces sale de su casa y camina ahí, haciendo nada, y tropieza con la vecina nica, una señora en tránsito a los ochenta cuyo trabajo parece ser pasear al perrito y poner luces de Navidad. Hola vecino, dice, tenga cuidado, no se vaya muy lejos. Le pregunto por qué y me cuenta. ¿Usted ve esa casa al lado de la suya? Pues ahí vivían unos cubanos, eran como catorce, y un día el señor más viejo salió caminando, cruzó la entrada del condominio, saludó al guardia, y no volvió jamás. ¿Lo asaltaron?, pregunto, ¿lo encontraron muerto? No, informa ella, solo salió y se perdió, desapareció nadie sabe todavía hacia dónde. Y de momento no hallo nada qué decir, lo único que se me ocurre es un horroroso chiste sobre elefantes. Doy el hasta luego y regreso a casa bien pendiente de mí, atento para no permitirme imaginar el rumbo de ese señor abuelo, padre, tío, buen vecino, etcétera, etcétera, que un día salí por el portón del condominio, saludé al guardia y...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me decido a cambiar la losa rota en el sendero de entrada a la casa (estoy empeñado en ser un tipo normal, ya lo dije, y los tipos normales arreglan cosas). Es temprano y el condominio se aposenta sobre una melaza de silencio que solo perturban los gritos de quienes juegan <i>soccer</i> todos los sábados en el patio de la escuela colindante. Cambiar una losa exige precisión, mucha precisión, sí señor. Puro, ¿quiere que le preste un nivel?, me saluda el vecino de al lado, a punto de montarse en su enorme camioneta. Tengo uno digital, grita por encima del motor que brama. No, gracias, le sonrío en cuclillas. Los movimientos del vecino son bruscos; su figura, gorda y calva, conserva todavía restos de una juventud que se despide. La camioneta se le parece; es bronca, ruidosa, y deja en el aire un mareante olor a petróleo quemado. ¿Cómo es la apariencia de alguien que un día sale de su casa para no regresar jamás? ¿Y si al momento de salir no planea que será para siempre? ¿Qué pasa si solo arranca a caminar y nunca siente el deseo de volver atrás? No sé, es difícil hacer tangible a alguien que únicamente desaparece, y la vecina nica (esa a quien podría preguntarle) aún no saca a pasear su perro. La familia que queda detrás se deja imaginar mejor. Hermanos, esposa, hijos, nietos, sobrinos, y así hasta llegar a la cifra de catorce personas (según el conteo generoso de la vecina nica), gente que quizás nunca tuvo paciencia para tejer, que termina por seguir su rutina insistiendo en creer que cada día es el bueno para recibir al hermano, esposo, abuelo, padre, tío... de regreso. Con muy poco esfuerzo puedo verlos ir y venir por la casa de donde salió el vecino de la camioneta. Tienen rostros verosímiles, unas maneras que se acomodan a lo posible. Entro a casa. Poner una losa no es tan fácil como parece, va a ser mejor llamar a un <i>handyman</i>, pero al menos ya sé por qué el hombre no puede regresar. Su ausencia da sentido a quienes abandona, los hace eternos.</div>
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Se aleja. Desde mi posición arrodillada (estudio formas para extender el tubo del desagüe hasta mitad del jardín), la imagen se me ofrece halada hacia arriba, y asumo que por esa distorsión el hombre luce demasiado flaco, demasiado huesudo, su cabeza de anciano demasiado pequeña y alta mientras se aleja con una paz que impresiona. No parece despedirse. Para nada, la displicencia de su paso es ajena a ese dolor; más bien se diría que va restituyendo las cosas en su lugar (un condominio de townhouses ahí, ese edificio de apartamentos allá, la entrada a la plaza comercial en este lado, la oficina de correos en aquel otro…), devolviéndolas para librarse de tener que recordarlas luego. Las cosas ya no son como antes, dice la vecina nica parada frente a mí, ganando también unas pulgadas de estatura y perdiendo algunos kilos de grosor con el estiramiento que produce mi perspectiva en contrapicado. Últimamente el barrio se ha llenado de cundangos, árabes y negros… Hay que andar con cuidado. Como el tono de su voz desciende hacia el punto final, le hago nuevas preguntas, y en efecto, la imagen del hombre reaparece en sus ojos. De espaldas siempre, alejándose todo el tiempo. En esta ocasión avanza por una calle bastante estrecha, tendida entre casitas amarillas, todas exactamente iguales, que lo ven pasar liviano, liberado de pertenecer. Irse como él lo hace pudiera ser una forma de morir yendo hacia uno mismo, pienso, y la idea me recuerda el ascensor que soñé anoche. Estoy seguro de que en el sueño no era tan amplio ni tan limpio ni tan brillante como el recuerdo lo regresa a la luz de la mañana, pero sin moverme de su interior yo podía ocuparme de todo: iba de compras al supermercado, visitaba a mi compadre Hiram, atendía el trabajo de la redacción… Lo único que nunca hice durante el sueño (bastante largo, por cierto) fue apretar algún botón y poner el ascensor en movimiento. Estoy hablando de un sueño, claro, y los sueños no se explican. Como tampoco me sería posible explicar qué relación hay (si la hubiera) entre el ascensor soñado y el hombre que ya no se aleja en los ojos de la vecina nica porque ella abandonó el tema y está contando algo que ocurrió ayer o antier a las hijas de un vecino colombiano. Devuelvo la atención al conector obtuso que no estoy seguro sea el adecuado para extender el tubo de desagüe y nada comento sobre el sueño, no sea que mi interlocutora decida incluirme en su lista de raros y peligrosos, junto a los homosexuales, los árabes, los negros, y vaya usted a saber cuánta gente más.</div>
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¿En qué momento desaparece el hombre que se va? Dicho de otro modo, ¿qué indicaría su desvanecimiento final? Mi esposa levanta la mirada del plato y responde en clave sorda, preguntándome a su vez cuándo se podrá abrir de nuevo la entrada de agua a la casa. Tiene el mentón levemente contraído, su señal preferida para indicar contrariedad. Hago un movimiento con los hombros que lo mismo podría significar pronto como en el siglo próximo, e intento seguir comiendo, pero ella no deja de mirarme y el mentón ha acentuado su condición contráctil. Cuando termine de almorzar y repose un poco, verificaré que el pegamento de los tubos haya secado bien, digo. La carga de resignación con que regresa su mirada al plato no deja dudas sobre lo que vendrá. ¿Por qué no compraste el pegamento que te dijo Hiram, el que seca en unos segundos? Pausa. Eres escritor, no plomero. Y sí, quizás la clave sea el vértigo del segundo. Quizás el decisivo sea ese segundo a partir del cual los perros dejan de ladrar al paso del que se marcha. Puede que haya un instante en que los signos del hombre se hagan inaudibles para el universo (cualquiera sea la amplitud mística que concedamos a tal palabra) y su avance hacia el horizonte desaparezca en el radar de los dioses. Sin huella no hay presencia, al menos no para los ojos humanos y su horrible pretensión de atrapar la mayor cantidad posible de realidad para elaborar rutinas. El tipo que inventó los tubos de PVC y nos ahorró el engorro de la soldadura merecería ser elevado al Olimpo de los genios, digo solo por decir algo, para aflojar la tensión del momento.</div>
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Estuve a punto de morir anoche. Olvidé que había tomado la medicina para la presión y dos copas de vino (sumadas a media pastilla de algo que no declararé en este lugar) me provocaron una crisis de desmembramiento. Eso sentía tirado en la cama: un frío enorme y el horror de deshacerme. Morir es un estado de desequilibrio, créanme. Como no quise (con voz que sonó en mi interior a eco ajeno) que llamara al 911, mi esposa se arrodilló junto a la cama y comenzó a rezar. Así de fea anduvo la cosa. Perdida la gravedad interior, temblando y con los ojos cerrados, me aferré al recuerdo de la muerte de mi madre. Fui asociando sus reacciones finales con mis síntomas, reconociendo en mí cada peldaño que ella descendió. Confiaba en que la misma muerte no podía ocurrir dos veces en dos personas tan próximas, y en algún momento me dormí. Aquí estoy, pues, en la sobrevida, dando un paseo tempranero por el condominio. De la experiencia nocturna queda un persistente dolor en las articulaciones, que me obligará a suspender los trabajos en el patio y el frente de la casa por unos días, más alguna huella a la espera de un ojo sagaz. Estoy a punto de doblar en la esquina, cuando la vecina nica sale de su casa y lo primero que me pregunta es si me siento mal. Desecho su curiosidad. Quien tan próximo anduvo de la muerte, no está obligado a guardar consideraciones, así que le echo en cara: Usted inventó la historia del hombre que se fue y nunca regresó… ese tipo no existió. El ancho rostro de la vecina nica cambia vertiginosamente de expresión, como si repasara a toda velocidad el catálogo de reacciones a su disposición. Finalmente sonríe con sonrisa de abuela cumplida. Tironea la correa para someter la inquietud de su perrito y me mira condescendiente, entendiendo algo que no logro entender. Claro que existió, y su sonrisa se apaga, lo que no sabemos es adónde fue. Y fíjese que eso nos puede pasar a todos. ¿Nunca ha sentido usted que no está en el lugar donde se supone que está? No esperaba esa respuesta, la verdad, y ella aprovecha mi silencio, lo asume como una señal de derrota. ¿Ha visto al vecino gringo de la 331, el que todas las tardes a las cinco saca su sombra a pasear? Silencio, ¿qué puedo decir? No lo he visto. El rostro indígena de la vecina nica está tan serio que parece como si se alejara. Continúa: Y no me vaya a decir que el gringo está loco, eso lo saben hasta las piedras del condominio, pero lo difícil de explicar es cómo logra que el collar se mantenga atado al cuello de su sombra mientras camina. Piénselo. Así dijo la vecina nica y se fue con paso de abuela cumplida, arreando a su perrito. Cierro los ojos con todas mis fuerzas, aunque inútilmente. La voz dentro de mi cabeza (esta vez sin ecos, ni propios ni ajenos) se admira: ¡qué personajazo para un cuento!... Pero ni muerto, estoy retirado de la literatura, ahora soy solo un hombre que arregla cosas en su casa.</div>
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José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-22874889198208216332018-10-21T08:49:00.001-04:002018-10-21T11:09:47.091-04:00Medio siglo<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6elb6JpZKUOrxJLoYz-gayOCYekICN7vPx4YxZzjzl9c3B_Hq01xelY1_YQFtnhh55I83LqJyL3FyyRCxHOygmsvO_6GgHXMCh3szcfkQ7nhbZRIvQpuBM7dp4tsJRBkQK5H2C6zqz6Lq/s1600/Peque%25C3%25B1o+-+foto+5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="595" data-original-width="758" height="251" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6elb6JpZKUOrxJLoYz-gayOCYekICN7vPx4YxZzjzl9c3B_Hq01xelY1_YQFtnhh55I83LqJyL3FyyRCxHOygmsvO_6GgHXMCh3szcfkQ7nhbZRIvQpuBM7dp4tsJRBkQK5H2C6zqz6Lq/s320/Peque%25C3%25B1o+-+foto+5.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;">Foto: Ena LaPitu Columbié</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Hoy cumplo cincuenta años. Nunca pensé ir tan lejos (¡medio siglo!) pero,
como llegué hasta aquí, me veo obligado a hacer planes y prevenirles, no sea
que mis decisiones puedan afectarles. Allá va eso:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<ol start="1" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES">Decido</span></b><span lang="ES"> dar las gracias a quienes me han
querido, no importa si mucho o poco, si de forma interesada o desinteresada, y
hacerles saber que es mi voluntad continuar mortificándoles todo lo que
esté a mi alcance.<o:p></o:p></span></li>
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES">Decido</span></b><span lang="ES"> seguir siendo escritor, sentarme
frente al computador con premeditación, alevosía y ensañamiento: no sólo
tendrán que sufrir tres libros nuevos, ya terminados y en vías de
publicación, sino también los proyectos por escribir. Despreocúpense, para
aquellos que la muerte no me diera tiempo, entonces escogeré al peor escritor
disponible y se los dictaré al oído, desde las nieblas del más allá. Esto
es: no esperen salvación.<o:p></o:p></span></li>
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES">Decido</span></b><span lang="ES"> mantener mi mala memoria, cultivar
mi arrogancia, ser (si esto fuera posible) aún más roscaizquierda,
disfrutar mi torpeza para las cosas prácticas, reírme de los que creen en
la ropa a la moda y reincidir en el incómodo defecto de pensar lo que me
dé la gana y decirlo cuando me dé la gana. En resumen: no tengo ninguna
intención de ser mejor, sino todo lo contrario.<o:p></o:p></span></li>
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES">Decido</span></b><span lang="ES"> ser cubano hasta el último día y
no dejarme engañar otra vez: la patria no se entona como un himno ni se ondea
como una bandera. Cuba está donde quiera que yo esté o sueñe estar. <b>Adendum</b>: Decido que soy dominicano más allá de cualquier papel o ley, y le disguste a quien le disguste; es más, declaro que nunca me he sentido más cubano que siendo dominicano, y viceversa.</span></li>
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES">Decido</span></b><span lang="ES"> que discutir es un deporte más
atractivo, apasionante y sorprendente que la pelota y el balompié juntos,
aunque nadie te pague una purruchada de millones por practicarlo ni al
final lleguemos a conclusión alguna.<o:p></o:p></span></li>
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES">Decido</span></b><span lang="ES"> que no necesito intermediario para
hablar con Dios, que nuestro mutuo cariño incluye el idioma común y la
posibilidad de no estar de acuerdo.<o:p></o:p></span></li>
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES">Decido</span></b><span lang="ES"> no ser incondicional de nada ni de
nadie, desconfiar de los mesías, las razones intransigentes y las verdades
que no conciban su propia negación, recordar siempre que nada será bueno
en el futuro si no puedo disfrutarlo en el presente.<o:p></o:p></span></li>
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES">Decido</span></b><span lang="ES"> pelear cada round que me proponga
la muerte. Saber que, si al final no puedo ganarle la pelea, sí está en
mis manos irme con la satisfacción de haber intentado devolverle
cumplidamente cada golpe.<o:p></o:p></span></li>
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES">Decido</span></b><span lang="ES"> que el futuro es más interesante
que el pasado y que me asiste todo el derecho de olvidar siempre que tenga
ese deseo.<o:p></o:p></span></li>
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES">Decido</span></b><span lang="ES"> dar las gracias a mis enemigos y,
por extensión, a todo aquel que ha querido hacerme daño. Ellos han sido mi
acicate, el estímulo para seguir, el alimento de mi terquedad.</span></li>
</ol>
<span lang="ES" style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="font-family: "times new roman"; text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Escrito y firmado hoy y mañana y pasado y dentro de cincuenta años más. Quedan advertidos.</span></span></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="font-family: "times new roman"; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></span>
<br />
<div style="text-align: right;">
<span lang="ES" style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="font-size: large;">Pequeño</span></span></div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-87106619509247363802018-09-01T11:41:00.000-04:002018-09-01T13:09:44.235-04:00Decapitación de Manolito el explotador<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvCJdrH1I_I_iy3WT-ZauZaNjJ6nTLGSl9FhwvkOifCoY9_bRXd4PnPq8fzrdFdbGikcmSB7hQfW_rHYuuK8EcLinRK4rkJERBMX3utz35BzH9f24r-Qi_6b1HV2Lwb07C0Yrpoxr9Fkz1/s1600/Manolito+el+explotador+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1067" data-original-width="1600" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvCJdrH1I_I_iy3WT-ZauZaNjJ6nTLGSl9FhwvkOifCoY9_bRXd4PnPq8fzrdFdbGikcmSB7hQfW_rHYuuK8EcLinRK4rkJERBMX3utz35BzH9f24r-Qi_6b1HV2Lwb07C0Yrpoxr9Fkz1/s320/Manolito+el+explotador+2.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;">Barrio de la ciudad de Bayamo hoy</span><br />
<span style="font-size: x-small;">Foto: Osvaldo Gouyonnet</span></div>
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Nunca se llegó a saber qué era mayor
en Manolito, si su mal genio o su buen corazón. Tampoco supimos de su condición explotadora hasta aquel día.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Antes de ese momento, Manolito fue un niño-adolescente
con una impresionante habilidad manual y una viveza para aprender que a los
dieciocho años lo convirtieron en talabartero con negocio propio, uno pequeñito
en la calle Martí casi esquina a Figueredo. La pequeñez del negocio, sin
embargo, no impidió que dos años después Manolito importara de Estados Unidos
la mejor máquina de coser cuero que habría en Bayamo hasta los años ochenta, lo
que no es un decir </span><span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 16px;">escaso</span><span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 16px;"> </span><span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12pt;">porque estamos hablando de mediados de los cincuenta y
Manolito apenas rebasaba los veinte años.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La década del sesenta y su carga
de sucesos estremecedores para el país encontraron a Manolito casado, con una
hija y casa propia. Mantenía aún el negocio de la calle Martí, igual de pequeño
y ajetreado. ¿Debieron estos hechos llevarnos a identificar el corazón explotador que latía en Manolito? Bueno, las cosas no eran tan simples. Empezando porque su
esposa no trabajaba en la calle y las monturas, botas, cinturones y tantas otras
maravillas que Manolito sacaba del cuero alcanzaban también para contratar a
una señora que ayudaba en los quehaceres de la casa. Visto así, no es fácil
sostener que Manolito explotara a su esposa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Para más defensa de nuestra inocencia,
tampoco tenía Manolito empleados en su talabartería, a menos que consideremos
como tal a un sobrino de diez años que solía llevarse hasta el negocio
cuando no era día de escuela, con el pretendido deseo de que ayudara y fuera
curtiéndose en los modos del trabajo, aunque la tal “ayuda”, en el caso del
pequeño, no iba más allá de ponerse a jugar con las cajas de clavos, de manera
que cuando Manolito necesitaba clavos de un cuarto, debía revisar todas las
cajas hasta encontrarlos en la correspondiente a los de una pulgada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Si a todo eso agregamos la
satisfacción con que los clientes pagaban sus encargos ya terminados, deberíamos
concluir que, según todo indica, Manolito era un explotador de sí mismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Así las cosas, estoy seguro de
que los mayores (Manolito antes que nadie) esperaban lo que ocurrió el día ya
mencionado al principio; ahora, para el sobrino fue un verdadero impacto. En el centro del
grupo de hombres que bloqueó la puerta de la talabartería estaba Mayo, el
vecino, solo que no traía el rostro risueño con que tantas veces había
prometido al niño que sería la segunda base regular en el equipo del ICP cuando
cumpliera los doce años. Ahora se veía sombrío y, ciertamente, no faltaron
sombras en la voz con que gritó:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—Este negocio
está intervenido en nombre del pueblo revolucionario.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Al día de hoy, todavía el sobrino tiene la impresión de que no eran cinco o seis los hombres que obstaculizaban la entrada de
la luz mañanera, sino cientos, miles. Tanta fue su sorpresa que vino a
despertar cuando ya Manolito había agarrado una chaveta en cada mano y respondía:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—Díganle al
pueblo revolucionario que, si tiene cojones, pase y ocupe el negocio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El sobrino se
asustó. Él conocía muy bien aquel tono de voz bajo, reverberante; además,
había visto a Manolito afeitarse con el filo de las chavetas ¡y sin jabón! Tras
un instante de suspenso, Mayo hizo un gesto a sus acompañantes y, empujándolos
con los brazos abiertos, los obligó a cruzar la calle Martí y detenerse en la
acera de enfrente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El resto de
la mañana transcurrió a fuego lento. Manolito fue llamando a los
clientes que tenían teléfono para que recogieran sus encargos, terminados o no,
antes del mediodía, aunque solo unos pocos de ellos se atrevieron a entrar en el
negocio bajo la hosca mirada del grupo apostado enfrente. Estoy muy seguro. Solo
la vieja amistad que ese día terminaba impidió que Mayo llamara a la policía.
Una vecindad que se extendía a los padres de ambos lo hizo mantenerse allí, a
la espera de algo que no creo le resultara claro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cerca de la
una, Manolito tomó al sobrino por el hombro izquierdo y lo condujo afuera. Luego
cerró la puerta del que hasta ese día había sido su negocio, puso la llave
sobre la acera y se fue sin mirar atrás, siempre conduciendo por el hombro al
sobrino, que tampoco se atrevió a volver la mirada. En completo silencio doblaron
la esquina de la ferretería que hasta hacía poco había pertenecido a los
Landrove. Entonces Manolito murmuró:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—Esto se
jodió, hay que ver cómo te sacamos del país.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—¿Y por qué,
tío?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Manolito seguía
mirando al frente. Guardó silencio dos, tres, cuatro, cinco segundos, y
entonces:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—Porque, como
tú, hay a quien le ha dado por jugar a poner los clavos en la caja equivocada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En ese
momento no lo entendí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<br />José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-34604063643490595362018-08-06T15:05:00.000-04:002018-08-07T07:09:35.378-04:00Destino de ser nube<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhykjK7k1CQbMNfp24PXcwf3AzbkUlKuQn-ybOel_vCfAih_pApME2f3g-gQ0Plyp9A0oWTe0j-aTCSFrOugPLMgEK0e1W4iJMr3MGMkK89vijZcd_tysz8VGlLdgBcTP3OmdbdqsKZYzml/s1600/Para+facebook.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><i><img border="0" data-original-height="1193" data-original-width="1600" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhykjK7k1CQbMNfp24PXcwf3AzbkUlKuQn-ybOel_vCfAih_pApME2f3g-gQ0Plyp9A0oWTe0j-aTCSFrOugPLMgEK0e1W4iJMr3MGMkK89vijZcd_tysz8VGlLdgBcTP3OmdbdqsKZYzml/s320/Para+facebook.jpg" width="320" /></i></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;"><span style="font-size: xx-small;">Foto: Rodolfo de la Fuente</span></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i><span style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">Para
Haydee López Peliquín, donde esté.<o:p></o:p></span></i></div>
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Digamos que se llamaba Nube. Era
delgada, de grandes ojos pardos y fumaba sin descanso, pero lo que la sitúa en
este recuerdo es el acto de escribir. Literatura, quiero decir, Nube escribía
poemas que los maestros aplaudían y a veces eran publicados en revistas y
periódicos. Y se leían además en los actos patrióticos.
En fin, si alguien en la escuela pronunciaba palabras como inspiración o
escritor, todos pensaban en Nube.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Y exacto ahí entro yo. Para un
adolescente que soñaba con ser escritor sin un solo antecedente familiar en tan arduo asunto, ver que alguien apenas un año mayor escribía literatura y hacía
públicos sus textos con semejante desenfado era, como poco, alentador. Los escritores
no solo estaban en los olorosos libros o en las clases de literatura para justificación
de un maestro que, </span><span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 16px;">hastiado de sí mismo,</span><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"> enumeraba</span><span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 16px;"> </span><span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12pt;">las “características” de esta época, aquel
movimiento o la otra generación. No, también podían tener un delicado cuerpo
humano, y andar con ligereza de nube por los pasillos de la escuela, y mirar
las cosas de todos los días como si el mundo cupiera dentro de su asombro, y
fumar como locos, y (más, más importante) escribir versos con las mismas
mundanas palabras de decir ¡qué tronco de calor hace, caballeros!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Nube, como puede suponerse con
muy poco esfuerzo, aspiraba a estudiar literatura, de modo que a punto de
finalizar el pre pidió la carrera y su escalafón académico se la permitió:
Licenciatura en Letras. Y entonces, inopinadamente, la llamaron a una reunión. El
país necesitaba defectólogos y pedía que Nube renunciara a la carrera de Letras
y fuera a estudiar Defectología en la Unión Soviética. Ella argumentó, estaba
segura de que enseñar niños con dificultades especiales era una hermosa tarea… para
quien tuviera esa vocación. Ella quería ser poeta, no maestra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pero el país no entendió. En el
reino de los obreros y los campesinos, ser poeta pasaba por no sentirse alguien especial
ni creer que se pertenecía a una élite intelectualmente superior, ni muchísimo
menos que por escribir versos uno adquiría carta de crédito para ponerse fuera del
juego cuando le diera la gana. Nada de eso, que Nube recordara lo ocurrido en
La Habana un tiempito atrás con aquel poeta que se había orillado de la
historia y convertido en enemigo del pueblo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Con su acostumbrada
determinación, el país dio tres días para pensar, setentaidós horas en las que
Nube se ahogó bajo el peso de dos argumentos como peñascos: el país que le propiciaba
estudios gratuitos era el mismo que ahora necesitaba su cooperación y, muy por
encima de todas las cosas, ella era militante de la Juventud Comunista, parte
de una vanguardia lista para dar un paso al frente cada vez que la patria lo
solicitara. Y la patria, qué duda había, eran aquellos dirigentes ante los que
Nube renunció por fin a su carrera de Letras para aprender ruso e irse a estudiar
en la Unión Soviética. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ahí la perdí de vista por más
de diez años. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Una mañana iba de camino a la
Casa del Caribe, en Santiago de Cuba, y a la salida de la Plaza de Marte
tropecé con Nube. Debió ser en 1984, quizás 1985, y sentí una enorme alegría al
verla. Se había transformado en una señora joven y todavía delgada, con la
misma expresión de asombro en los grandes ojos pardos, aunque ahora un par de
arrugas pusieran entre paréntesis su risa de dientes asediados por la nicotina.
Nos actualizamos: ella vivía en Santiago, se había casado, tenía dos niños en el
trayecto de los seis a los ocho años, y trabajaba en un círculo infantil. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Hacia el final de la
conversación, cuando se iba haciendo obvio que las respectivas obligaciones no
nos permitirían seguir interrumpiendo por mucho más tiempo el paso en la acera
de la avenida Victoriano Garzón, le informé que cada quince días, los miércoles,
un grupo de amigos nos reuníamos a debatir sobre literatura. No era un taller
literario oficial, éramos solo amigos de confianza que se habían escogido entre
sí para leer textos e intercambiar. ¿Por qué no se nos unía el próximo
miércoles?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A Nube se le cansó la sonrisa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—Te lo
agradezco pero no, ya no pertenezco a ese mundo. No creo que a estas alturas encuentre
fuerzas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Y lo dijo con
la perpleja tristeza que casi siempre dejan las nubes al marcharse.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></div>
<br />José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-32187358662594666142018-06-16T09:04:00.000-04:002018-06-16T09:04:12.041-04:00Para poner las kaes en su sitio (literario)<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #666666;"><b>Miércoles 20 de junio de 2018</b></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #666666;"><b>7:00 p.m.</b></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #666666;"><b>Centro Cultural Español de Miami</b></span></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiF0829_eZBKSRVFY-nc7ZfRRAMB-dNlgROox9Ds0dsaFqeftpcAyJsP5HCaBpm3LeWu74EnQlGUITd7TsNGKra7VBEmfX6KX-sOKsy6sTEfjykxOuFcsC697GQetAErhGOEaRKLQ-xzz5K/s1600/Portada-blog.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="742" data-original-width="1600" height="185" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiF0829_eZBKSRVFY-nc7ZfRRAMB-dNlgROox9Ds0dsaFqeftpcAyJsP5HCaBpm3LeWu74EnQlGUITd7TsNGKra7VBEmfX6KX-sOKsy6sTEfjykxOuFcsC697GQetAErhGOEaRKLQ-xzz5K/s400/Portada-blog.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #666666;"><b>Kianny Antigua</b></span> y <b><span style="color: #666666;">Keiselim A. Montás</span></b> son dos relevantes escritores dominicanos de la diáspora. Autores de obras disímiles, comparten sin embargo la condición de transterrados y una experiencia creativa marcada por circunstancias con no pocos puntos comunes, sobre la cual se extenderán durante un intercambio en el que a su vez estarán presentando sus últimos libros. El diálogo será propiciado por el escritor domínico-cubano José M. Fernández Pequeño.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1TeFTMaujIiNvI4NnxvI01NCg5Tn8sq6LR2oPIsEuSwIR0I_mWdcPsw0cJrhLF-9XWMSNtvb7bMUKdrfKW9CGTPL8nGxguaJyVbjmOmISQHLNHQ1VVyYMON1Gp7VRlb6mkitzsgsLWpGi/s1600/Foto+-+Kianny+N.+Antigua.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1412" data-original-width="1600" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1TeFTMaujIiNvI4NnxvI01NCg5Tn8sq6LR2oPIsEuSwIR0I_mWdcPsw0cJrhLF-9XWMSNtvb7bMUKdrfKW9CGTPL8nGxguaJyVbjmOmISQHLNHQ1VVyYMON1Gp7VRlb6mkitzsgsLWpGi/s200/Foto+-+Kianny+N.+Antigua.JPG" width="200" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><b><span style="color: #666666;">Kianny Antigua</span></b><span style="color: #222222;"> (San Francisco de Macorís, 1979). Trabaja como profesora adjunta en
Dartmouth College y dirige el programa de español en Howe
Library. Ha publicado siete libros de literatura infantil, cuatro de cuentos,
una novela, un poemario y un libro de microrrelatos. En 2016 y 2018 ganó el premio Letras de Ultramar en literatura infantil. En 2016 fue la escritora homenajeada de la XIII Feria del Libro de Escritoras Dominicanas (NYC).</span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-DO;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-DO;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqU2mobYT5PmwInCyUQqRVOyyIAlxlbw1O2RqZqSjLWS5irsy_6mB7RgMiC_rSb_4xnWTwrIQRC5F0TRH8M61yiZ9hRKj0vrPlDJKs2v-cv3lbues_qrjhhiEIay_J-SSyYBmCs_93s20E/s1600/Foto+-+Keysi.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="768" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqU2mobYT5PmwInCyUQqRVOyyIAlxlbw1O2RqZqSjLWS5irsy_6mB7RgMiC_rSb_4xnWTwrIQRC5F0TRH8M61yiZ9hRKj0vrPlDJKs2v-cv3lbues_qrjhhiEIay_J-SSyYBmCs_93s20E/s200/Foto+-+Keysi.jpg" width="160" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><b><span style="color: #666666;">Keiselim A. Montás</span></b><span style="color: #222222;"> (Santo Domingo, 1968). Desde 1985 vive en EE.
UU., donde estudió una licenciatura y una
maestría en Lengua y Literatura Castellanas. En la actualidad vive en New
Hampshire y trabaja en Dartmouth College. Ha publicado cinco poemarios, dos
libros de ensayo y uno de cuentos. Ha ganado el premio Letras de
Ultramar en 2006 (cuento) y en 2015
(ensayo).</span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;">Centro Cultural Español de Miami</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;">1490 Biscayne Boulevard, Miami, Fl. 33132</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;">Organizado por:</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3lEXbnwicyH7DvztaaVH30CdKsGP678-kPuxB-UQC6jkK-P_1VuUqChEO4BZ_MsmCTZcye6788O2JzTbkqcEy7GrVWT9fCiZ31XA-ZMzAe6eZvPlESF5Vm92kHZmzhmrN8HxAkJKHAAiB/s1600/Logos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="138" data-original-width="1600" height="33" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3lEXbnwicyH7DvztaaVH30CdKsGP678-kPuxB-UQC6jkK-P_1VuUqChEO4BZ_MsmCTZcye6788O2JzTbkqcEy7GrVWT9fCiZ31XA-ZMzAe6eZvPlESF5Vm92kHZmzhmrN8HxAkJKHAAiB/s400/Logos.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiznLDtsmq329oIncOBU0GJu2ymchI0ktYAAEcj6S1-z3NY4HFgNqWkedpgOas9KzlDJ6gozMPLROmT_DlyjO5rib0qsInA1IVspRq24VPD7lS0llQkWiyI8DKOn3QjqDKuGQp_lKKPEXD5/s1600/Usted+sue%25C3%25B1a+su+libro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="302" data-original-width="504" height="191" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiznLDtsmq329oIncOBU0GJu2ymchI0ktYAAEcj6S1-z3NY4HFgNqWkedpgOas9KzlDJ6gozMPLROmT_DlyjO5rib0qsInA1IVspRq24VPD7lS0llQkWiyI8DKOn3QjqDKuGQp_lKKPEXD5/s320/Usted+sue%25C3%25B1a+su+libro.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="color: #222222;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-DO;"><br /></span></div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-30905052494608137622018-06-05T18:50:00.002-04:002018-06-05T18:50:11.343-04:00Presentación de El hierro que forjó a la dama<br />
<div style="text-align: center;">
<b><span style="color: #38761d;">Martes 12 de junio de 2018 - 7:00 p.m.</span></b></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="color: #38761d;">Florida International University, Miami</span></b></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="color: #38761d;"><br /></span></b></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmM7KMAwNYmV6GQGNWR4pI3olyUFp4DYDpD8GVLIKAh2VzIDk30RKzlMO65X5TNlDzYtclwGYZ0_YRv3FIxVzSCR-Z9eRRblsJN9LLwk4Xxg2spy6-iHwb1mE2XX0w08JuDNWOjvMiwD0r/s1600/Actividad.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="1280" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmM7KMAwNYmV6GQGNWR4pI3olyUFp4DYDpD8GVLIKAh2VzIDk30RKzlMO65X5TNlDzYtclwGYZ0_YRv3FIxVzSCR-Z9eRRblsJN9LLwk4Xxg2spy6-iHwb1mE2XX0w08JuDNWOjvMiwD0r/s320/Actividad.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #38761d;">Un libro, una historia de vida que pone al lector frente a sí mismo.</span></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAz2rRIKJOPBBmgVKKSASupFCf1EC2XnDViefOkZxYi649Yp8SRw6JdV8nMGsBnXq6W7Cuz06bJZ5fUTiqUKJhWT-LUWc7oBTR_HLsmTyUv5vwwv1UR2BuLQarNWGVwo1TK0pFTmCqmuow/s1600/Darys+-+carita.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1068" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAz2rRIKJOPBBmgVKKSASupFCf1EC2XnDViefOkZxYi649Yp8SRw6JdV8nMGsBnXq6W7Cuz06bJZ5fUTiqUKJhWT-LUWc7oBTR_HLsmTyUv5vwwv1UR2BuLQarNWGVwo1TK0pFTmCqmuow/s320/Darys+-+carita.jpg" width="212" /></a></div>
Publicado por K ediciones, <i>El hierro que forjó a la dama</i> recorre la vida de Darys Estrella y reflexiona acerca de los retos que ha debido enfrentar, los tropiezos que le ayudaron a aprender y las innumerables victorias que le han permitido su perseverancia, su honestidad, su vocación de estudio y su entrega al trabajo. El libro no solo sigue la apasionante trayectoria de una niña pobre nacida en la República Dominicana hasta convertirse en una alta ejecutiva de Wall Street y en una mujer exitosa desde antes que cumpliera los treinta años; es también una oportunidad para repensar las relaciones entre el individuo y su entorno, para entender y entenderse. De ahí el éxito que ha tenido el libro desde su aparición, en diciembre de 2017.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSbkAg6-xIY3QF-ue-Fl0dX77Y9M4Rhyphenhyphen4P6NArrJf-ksZOeGtMz-V5vECT05gWlPEexfJEQVXYzHE7wHyHZsWeN_5WJBpvXhcZdaAKS8dCs3IrGdXfNXkgmJM5p8YNXWAPcLMhPPBaOPRt/s1600/Foto+contraportada+prueba.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: right;"><img border="0" data-original-height="857" data-original-width="667" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSbkAg6-xIY3QF-ue-Fl0dX77Y9M4Rhyphenhyphen4P6NArrJf-ksZOeGtMz-V5vECT05gWlPEexfJEQVXYzHE7wHyHZsWeN_5WJBpvXhcZdaAKS8dCs3IrGdXfNXkgmJM5p8YNXWAPcLMhPPBaOPRt/s320/Foto+contraportada+prueba.jpg" width="248" /></a></div>
<div style="text-align: right;">
Darys Estrella obtuvo una licenciatura de Vassar College y un MBA de la Universidad de Michigan. Laboró en Deltec Asset Management y en Goldman Sachs & Co., ambos de Nueva York. Fue la CEO/gerente general en la Bolsa de Valores de la República Dominicana hasta 2012, y a partir de ese momento, pasó a ser vice-presidenta de Sostenibilidad Empresarial de INICIA hasta 2017. A lo largo de su vida profesional, ha recibido gran cantidad de galardones. Actualmente se desempeña como consultora y conferencista en temas diversos.</div>
<br />
Los interesados en participar, pueden registrarse aquí:<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<b><span style="color: #38761d;"><a href="https://www.eventbrite.com/e/presentacion-de-libro-el-hierro-que-forjo-a-la-dama-por-darys-estrella-tickets-45803536611">REGISTRARSE</a></span></b></div>
<div style="text-align: center;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: center;">
<b><br /></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEhthfSVG9JAjCRn-TA8h02sU7x1TkhOi_OPpG50aahc6AacidtQ3UFVcCQP85LcUyydar0yRGOAfwOpqsHStWBOQdpMRKiJW2czagznjlf0gkxtRmFAId3YQzAcQycK0b1c14NJDrUZsF/s1600/Usted+sue%25C3%25B1a+su+libro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="302" data-original-width="504" height="191" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEhthfSVG9JAjCRn-TA8h02sU7x1TkhOi_OPpG50aahc6AacidtQ3UFVcCQP85LcUyydar0yRGOAfwOpqsHStWBOQdpMRKiJW2czagznjlf0gkxtRmFAId3YQzAcQycK0b1c14NJDrUZsF/s320/Usted+sue%25C3%25B1a+su+libro.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<b><br /></b>
<b>Fontainebleau Boulevard, Miami</b><br />
<b>Teléfono: 786-447-3444</b><br />
<b>Correo electrónico: kedicionesk@gmail.com</b><br />
<b><br /></b>
<b><br /></b></div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-26948906814566429132017-10-06T19:11:00.001-04:002017-10-07T08:23:00.809-04:00Sábado 14 de octubre de 2017<br />
<h2 style="text-align: center;">
<b>Dos libros, dos autores</b></h2>
<div style="text-align: center;">
<b>Encuentro con Daisy Valls y José M. Fernández Pequeño</b></div>
<br />
A propósito de sus libros para niños:<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikwCW2te15WiYWOvRmc0Qhpvxz8BAxQZ6c4mVfhgJvs7BtBH2gCYwUsoKLuAjn-SQtwYLU9THtcD1zTY81zYPx607InEljghej5Pj71C7pVnj7LUfHWz7C0oW4LOkoBOj7vAwD13yf581C/s1600/Montaje+para+blog.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="597" data-original-width="785" height="243" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikwCW2te15WiYWOvRmc0Qhpvxz8BAxQZ6c4mVfhgJvs7BtBH2gCYwUsoKLuAjn-SQtwYLU9THtcD1zTY81zYPx607InEljghej5Pj71C7pVnj7LUfHWz7C0oW4LOkoBOj7vAwD13yf581C/s320/Montaje+para+blog.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
Premio Premio Anual<br />
Migraciones: de Literatura Infantil<br /> Mirando al Sur República Dominicana<br />
2009 2016<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<b><span style="color: blue;">Altamira Libros</span></b></div>
<div style="text-align: center;">
219 Miracle Mile, Coral Gables 33134</div>
<div style="text-align: center;">
5:30 p.m.</div>
<br />
<br />
Los autores:<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj77m-ZbX7DP0C50ophx76SaZXKprTpya5YB4cTVCtb_68HM5ruXQ3e_N7iQR9yka7XQPci_Fcp_0pa9iSMur9beO7oh2Gik1nXjmEaAqcQK0Npijb-l0Y5rpjt7KQxkZAX6FJYppwuI_ni/s1600/Foto+Daisy.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="854" data-original-width="854" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj77m-ZbX7DP0C50ophx76SaZXKprTpya5YB4cTVCtb_68HM5ruXQ3e_N7iQR9yka7XQPci_Fcp_0pa9iSMur9beO7oh2Gik1nXjmEaAqcQK0Npijb-l0Y5rpjt7KQxkZAX6FJYppwuI_ni/s200/Foto+Daisy.jpg" width="200" /></a></div>
<b>Daisy Valls</b>: Escritora, editora y profesora nacida en Cuba. Ha publicado <i>El monte de las yagrumas</i> (relatos), <i>Remero de un barco de papel</i> y <i>Pequeña balada feroz</i> (ambos de poesía), <i>El cuento del tomillar</i> (prosa poética), <i>El club de los caracoles escarlatas</i> (novela). En 2009, <i>Mi última clase</i> recibió el premio Migraciones: Mirando al Sur.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4mYVAxHMWgRy-tHc904ko7hy85TlLIM04WfJtgFrgyEpNiKFmTFTFRIniUzDoNRmcWxBuVMWmOjbV1RNsrEehreq7WxYqdKkBdIiTaHWbTpwh01Yf87L_zPGcDKSnrcTlxk7U3cX82Hq1/s1600/Imagen+blanco+y+negro.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="338" data-original-width="480" height="140" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4mYVAxHMWgRy-tHc904ko7hy85TlLIM04WfJtgFrgyEpNiKFmTFTFRIniUzDoNRmcWxBuVMWmOjbV1RNsrEehreq7WxYqdKkBdIiTaHWbTpwh01Yf87L_zPGcDKSnrcTlxk7U3cX82Hq1/s200/Imagen+blanco+y+negro.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><b>José
M. Fernández Pequeño</b>: Escritor y editor nacido en Cuba. Ha publicado dieciséis libros
en géneros como la crítica literaria, la narrativa, el ensayo y la literatura
infantil. Su novela <i>Bredo, el pez</i> (2017) recibió el Premio Anual de Literatura Infanto-Juvenil 2016 en la República
Dominicana. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<br />
Auspician:<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRKdl8-8am2FvUhV6JsgDSzddV8-eoxbmwlPrOdYktl3vmm4Y3JWSBFFsblarPIUNZYgMHITjNsFLsfDUIATxE1pBbr2M1eECpBnkdZw-ayvhwt-h_fMdyHdClXjPkORULgdGCB6vw09D6/s1600/Auspician.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="811" height="115" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRKdl8-8am2FvUhV6JsgDSzddV8-eoxbmwlPrOdYktl3vmm4Y3JWSBFFsblarPIUNZYgMHITjNsFLsfDUIATxE1pBbr2M1eECpBnkdZw-ayvhwt-h_fMdyHdClXjPkORULgdGCB6vw09D6/s320/Auspician.jpg" width="320" /></a></div>
<br />José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-10609276968505592612017-07-06T07:33:00.001-04:002017-07-06T07:33:48.621-04:00Bredo, el pez... y otras vainas de literatura<span style="text-align: center;"><br /></span>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="text-align: center;">Entre el <span style="color: red;">8 y el 14 de julio</span>, el escritor José M. Fernández Pequeño estará realizando un grupo de encuentros con el público dominicano en <span style="color: blue;">Santiago de los Caballeros</span> y <span style="color: blue;">Santo Domingo</span>, que incluyen la presentación de su novela para niños <i>Bredo, el pez</i>, así como conversatorios sobre diferentes aspectos de la literatura. A continuación detallamos el programa:</span></div>
<b style="text-align: center;"><br /></b>
<b style="text-align: center;"><br /></b>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWXNi-WJg9YN7HcioXhDKbL0lwraUj7F7THoxSxtwhRIB5XMDqMZ1ZIovn8P122iopuW61x1SlLrydGsWMcY4qSpnvI5lc4ZUqthqOVJLD4fuvrJpGn5bbazlZlUNW8gYt_gbXp5JLYljk/s1600/Ulises+Regueiro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1073" data-original-width="1600" height="267" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWXNi-WJg9YN7HcioXhDKbL0lwraUj7F7THoxSxtwhRIB5XMDqMZ1ZIovn8P122iopuW61x1SlLrydGsWMcY4qSpnvI5lc4ZUqthqOVJLD4fuvrJpGn5bbazlZlUNW8gYt_gbXp5JLYljk/s400/Ulises+Regueiro.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: xx-small;">© Ulises Regueiro</span></div>
<div style="text-align: center;">
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span><span style="font-size: 12pt;"><span style="color: blue;"><b>Centro León, Santiago - </b></span></span><span style="color: red;"><span style="font-size: 12pt; text-align: right;">Sábado 8 de julio </span><span style="text-align: center;">/ 6:00 p.m.</span></span><br />
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span>
<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Presentación de la novela <i>Bredo, el
pez</i></span></b></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqrm_Kksuvy0E_t_nlbv-_reiH40-Sg1kznGTOB2aBpbAoJnq0p28GxZnJENv9khRf-QL6_VKMwXBnYbgK4F0hBATMcLR8FXtOk8pFlDscsiHjRs1BYhuBN8kQJfWbe-mkpAmXMxoe2y-5/s1600/Mediateca+-+Centro+Le%25C3%25B3n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="220" data-original-width="509" height="85" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqrm_Kksuvy0E_t_nlbv-_reiH40-Sg1kznGTOB2aBpbAoJnq0p28GxZnJENv9khRf-QL6_VKMwXBnYbgK4F0hBATMcLR8FXtOk8pFlDscsiHjRs1BYhuBN8kQJfWbe-mkpAmXMxoe2y-5/s200/Mediateca+-+Centro+Le%25C3%25B3n.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt;">Novela que se hizo
acreedora del Premio Anual de Literatura Infanto-Juvenil Aurora Tavárez Belliard
2016 en la República Dominicana, publicada por la Editora Nacional. Dirigida a niños mayores de 10 años, preadolescentes y adolescentes, la novela es una
aventura fabulada sobre el largo proceso de maduración necesario para asumir la
responsabilidad que toda libertad implica. Será presentada por la escritora
Leibi Ng.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
<span style="color: red; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: red; font-size: 12pt;">Ave. 27 de Febrero No. 146, Santiago de los Caballeros</span></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="color: blue; text-align: center;">____________________________________________</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="text-align: center;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="text-align: center;"><span style="color: blue;"><b>Biblioteca Infantil y Juvenil, Santo Domingo - </b></span></span><span style="color: red;"><span style="font-size: 12pt; text-align: right;">Martes 11 de julio </span><span style="text-align: center;">/ 11:00 a.m.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="text-align: center;"><br /></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></b></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Encuentro en Voz Alta con José M. Fernández Pequeño:</span></b></div>
<div style="font-weight: bold; text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Para qué sirve la literatura?</span></b></div>
<div style="font-weight: bold; text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></b></div>
<div style="font-weight: bold; text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5j21w8c_lpkYs3vplTAUpNK6PdY_w2AV1Qa5ZgXpyQQ2nM_muLQZiaPGtDisKRbw_D2dH-MMaE4ky0hYYIk7eY9Wa3UM1ZIU69AO2iFCCGCWWkWoYxf2ztPPjqW9FleUN1ElEbA58YYH_/s1600/Bibliteca+Infantil.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="283" data-original-width="502" height="112" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5j21w8c_lpkYs3vplTAUpNK6PdY_w2AV1Qa5ZgXpyQQ2nM_muLQZiaPGtDisKRbw_D2dH-MMaE4ky0hYYIk7eY9Wa3UM1ZIU69AO2iFCCGCWWkWoYxf2ztPPjqW9FleUN1ElEbA58YYH_/s200/Bibliteca+Infantil.jpg" width="200" /></a></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;">Partiendo de su experiencia como
padre, maestro y escritor, Fernández Pequeño intercambiará con el público
acerca de las motivaciones que lo llevaron a escribir su novela </span><i style="font-size: 12pt;">Bredo, el pez</i><span style="font-size: 12pt;">, Premio Anual de
Literatura Infanto-Juvenil Aurora Tavárez Belliard 2016, al tiempo que mostrará
las ventajas que ofrece la escritura desde edades tempranas para conocerse
mejor a sí mismo, a los demás y al mundo que nos rodea. La novela,
recientemente publicada por la Editora Nacional de la República Dominicana, </span><span style="font-size: 12pt;">estará a disposición del público.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="color: red; font-size: 12pt;">Ave. Dr. Delgado esquina a Ave. Francia, Santo Domingo</span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<span style="color: blue; text-align: center;">____________________________________________</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="color: blue;"><b>Centro Cultural Banreservas, Santo Domingo - </b></span></span><span style="color: red;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.4px; text-align: right;">Martes 11 de julio </span><span style="text-align: center;">/ 7:00 p.m.</span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Presentación de la novela <i>Bredo, el
pez</i><o:p></o:p></span></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><i><br /></i></span></b></div>
<div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5ysbhlwATbxku_-_mv-846n853U5IC9vn76tfbkI7JHFWOi9ji7uU51eMCxYFouekl0Pn5_SvG0vib7QdRUkUugSeRI7Z4OYb3-rRopV-qYoRKepkU3B1PyTVCQabjsIBdV9ykZA6yikn/s1600/Centro+Cultural+Banreservas+1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="382" data-original-width="509" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5ysbhlwATbxku_-_mv-846n853U5IC9vn76tfbkI7JHFWOi9ji7uU51eMCxYFouekl0Pn5_SvG0vib7QdRUkUugSeRI7Z4OYb3-rRopV-qYoRKepkU3B1PyTVCQabjsIBdV9ykZA6yikn/s200/Centro+Cultural+Banreservas+1.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Novela que se hizo
acreedora del Premio Anual de Literatura Infanto-Juvenil Aurora Tavárez Belliard
2016 en la República Dominicana, publicada por la Editora Nacional. Dirigida a niños mayores de 10 años, preadolescentes y adolescentes, la novela es una
aventura fabulada acerca del largo proceso de maduración necesario para asumir
la responsabilidad que toda libertad implica. Será presentada por el escritor Bismar Galán, quien formó parte del jurado que premió la obra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: red; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Calle Isabel la Católica No. 202, Santo Domingo</span></div>
</div>
</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: left;">
<span style="color: blue; text-align: center;">____________________________________________</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="color: blue;"><b>Mamey Librería Café, Santo Domingo - </b></span></span><span style="color: red;"><span style="font-size: 12pt; text-align: right;">Miércoles 12 de julio </span><span style="text-align: center;">/ 8:00 p.m.</span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<b style="text-align: center;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></b></div>
<div style="text-align: left;">
<b style="text-align: center;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></b></div>
<div style="text-align: left;">
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Club de Libros Mamey: José M. Fernández Pequeño</span></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></b></div>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLQn9Bi56wXW2f5MNQUyrhvojD7EmJTdPLTBpseakLUDCUKeBpyFNlSsXEwAqc634JXTbr5AZaT2e8n4Rqt_tOqyPPTaqwXQWrwKInq-H1gmElGBKSNg7Q0sGiuGu5WyT5wrlGswwJXsVA/s1600/Mamey.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="336" data-original-width="505" height="132" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLQn9Bi56wXW2f5MNQUyrhvojD7EmJTdPLTBpseakLUDCUKeBpyFNlSsXEwAqc634JXTbr5AZaT2e8n4Rqt_tOqyPPTaqwXQWrwKInq-H1gmElGBKSNg7Q0sGiuGu5WyT5wrlGswwJXsVA/s200/Mamey.jpg" width="200" /></a></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;">El autor dialogará con el artista,
escritor y gestor cultural Rubén Lamarche sobre lo humano y lo
(pretendidamente) divino dentro del trabajo literario en la actualidad. Se
referirá a sus procesos narrativos, el valor que concede al oficio y la
importancia que en su carrera ha tenido la cultura dominicana, entre otros
temas. No se descarta que lea algún texto entre los que trabaja actualmente,
pero lo seguro es que sus últimos títulos publicados estarán a disposición del
público.</span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="color: red;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="color: red;">Calle Mercedes No. 315, Santo Domingo</span></span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<span style="text-align: center;"><span style="color: blue;">____________________________________________</span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="text-align: center;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="text-align: center;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="text-align: center;"><span style="color: blue;"><b>Centro Cultural Banreservas, Santo Domingo - </b></span></span><span style="color: red;"><span style="text-align: center;">Jueves 13 de julio </span><span style="text-align: center;">/ 7:00 p.m.</span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="text-align: center;"><span style="color: blue;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="text-align: center;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Literatura, promoción y lector<br />
o el dilema del autor ante sí mismo</span></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: center;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHthE_cj1m4Za3aIKoz56S2jVHe6XsiEXAC2k9GLtkmRPMS2Cuf4tCGU67xLEe2lNNf3YKgHaV8iEes53XmQ0hiBrUVCVsJoT5-dlr5nDEz63LSTCcT-1s9AqG6wxBjvTlNulNEGvL_QSp/s1600/Banreservas+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="384" data-original-width="511" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHthE_cj1m4Za3aIKoz56S2jVHe6XsiEXAC2k9GLtkmRPMS2Cuf4tCGU67xLEe2lNNf3YKgHaV8iEes53XmQ0hiBrUVCVsJoT5-dlr5nDEz63LSTCcT-1s9AqG6wxBjvTlNulNEGvL_QSp/s200/Banreservas+2.jpg" width="200" /></a></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: center;">
<span style="font-size: 12pt; text-align: right;">El autor examina la forma en que los actuales códigos de
comunicación, así como los canales de edición y distribución influyen sobre el
hecho narrativo y sus creadores. Partiendo de las relaciones entre literatura,
promoción y lector que se vivió a lo largo del siglo XX, intenta determinar en
qué punto se encuentran esas relaciones y en qué medida el espíritu de la
contemporaneidad va introduciendo cambios sustanciales en el equilibrio entre
las expectativas del creador y las expectativas del consumo literario.</span><br />
<span style="color: red; font-size: 16px;"><br /></span>
<span style="color: red; font-size: 16px;"><br /></span>
<span style="color: red; font-size: 16px;">Calle Isabel</span><span style="color: red; font-size: 16px;"> la Católica No. 202, Santo Domingo</span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<span style="color: blue; text-align: center;">____________________________________________</span></div>
<div style="text-align: left;">
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><b><span style="color: blue;">José
M. Fernández Pequeño</span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;">Escritor cubano nacionalizado dominicano. Ha publicado dieciséis libros
en géneros como la crítica literaria, la narrativa, el ensayo y la literatura
infantil. Sus últimos títulos publicados son: <i>El arma secreta</i> (2014), <i>Memorias
del equilibrio</i> (2016) y <i>Bredo, el pez</i> (2017). Los últimos premios que ha recibido son: Premio Anual de Cuento 2013 en la República Dominicana; Medalla de Oro en los Florida Book
Awards al mejor libro en español publicado por un residente en ese estado
durante 2014; y Premio Nacional de Literatura Infanto-Juvenil 2016 en la
República Dominicana.</span><span style="font-family: "calibri" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-17940837970985951402016-12-02T16:48:00.000-04:002016-12-04T10:41:40.318-04:00Esto quiero que sepan de mí<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiblhWIrWYQTz7vqeH_7FRxooBQ2pLjVSegMAC5uNDXWIivQD_lehzGci4-AcMd_t7tbALwTLCXs4izMDqj0RG7dkb9aOSatzCRfISCxjmwrRWAxNC3X7VFZcjHnxRuyoCFFNU0u_1v5ET8/s1600/Esto+quiero+que+sepan.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiblhWIrWYQTz7vqeH_7FRxooBQ2pLjVSegMAC5uNDXWIivQD_lehzGci4-AcMd_t7tbALwTLCXs4izMDqj0RG7dkb9aOSatzCRfISCxjmwrRWAxNC3X7VFZcjHnxRuyoCFFNU0u_1v5ET8/s320/Esto+quiero+que+sepan.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: blue;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: blue;">Como parte de su serie de mini-entrevistas, la infatigable escritora dominicana Kianny Antigua me envió estas seis preguntas, que son raras en los cuestionarios dirigidos a escritores. Para mantenerme en línea con lo de “mini” y con mi segundo apellido, he intentado responderlas a la brevísima manera. A fin de cuentas, hasta el tema más trascendente sale sobrado con unas decenas de palabras.</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br />
<br /></div>
<b>Kianny Antigua:</b> <i>Tu posesión más valiosa y por qué.</i> <br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Fernández Pequeño:</b> Un espejo. La posibilidad de verme desnudo sobre el azogue sin la menor vergüenza. La opción de cuestionar el pedazo de realidad reflejado en mi espejo. El pedazo que yo escojo, digo, no el que me ordenan.</div>
<br />
<b>K. A.:</b> <i>Algo insignificante que te enerva.</i> <br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>F. P.:</b> La esquina colorida y ruidosa donde literatura y farándula se encuentran, pero sobre todo el trillo de arqueadas rotundas que lleva hasta ese punto y que algunos sueñan alfombra roja.</div>
<br />
<b>K. A.:</b> <i>¿Qué opinas de los premios literarios?</i> <br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>F. P.:</b> Son el dominio de un secretismo cómplice y obsoleto, territorio donde un leguleyo atildado que llamamos “organizador” y un esclavo enano al que se conoce por “jurado” juegan un rato a repartir honores. Mientras la relación de participantes en un concurso literario no sea pública y la sociedad no tenga el derecho de consultar (si quiere) todas las obras enviadas, para coincidir o disentir del veredicto, la gestión literaria seguirá tomando el sol en el siglo xx. Las actuales tecnologías de la comunicación permitirían que el público recorriera las interioridades de cualquier premio literario, como lo hace normalmente en los concursos de artes visuales, pero (al parecer) tanta transparencia produce vértigo. </div>
<br />
<b>K. A.:</b> <i>¿Qué le falta (y qué le sobra) a la literatura caribeña?</i><br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>F. P.:</b> Nada. Esa señora gozosa y reputísima hace mucho se encontró a sí misma mientras intercambiaba chistes con la cultura popular tradicional. Después que se gustó, cogió camino. ¿Cómo? ¿Que todavía alguno de los nuestros habla con arrobo del afán nacionalista, París y la “alta cultura”? Pues no me explico la razón. ¿Será que no han visto a la literatura caribeña contonearse por Madrid, coger un jumo recio en Nueva York, o blasfemar en Buenos Aires?</div>
<br />
<b>K. A.:</b> <i>El libro que te hubiera gustado escribir: ¿Por qué?</i><br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>F. P.:</b> El que no existe, el que es todavía un atisbo, una inquietud que me mantiene vivo y alerta.</div>
<b><br />K. A.:</b> <i>¿Qué te gustaría que la gente supiera de ti?</i><br />
<br />
<b>F. P.:</b> Esto que a continuación pongo entre paréntesis: ( ).<br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 10.0pt;">Ilustración: Foto de
Ena LaPitu Columbié.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-size: 10.0pt;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: 10.0pt;">Para ver la entrevista original, haga clic aquí:</span></div>
<span style="font-size: 10.0pt;"></span><br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: 10.0pt;"><a href="https://www.facebook.com/notes/minientrevista-k-antigua/minientrevista-jos%C3%A9-m-fern%C3%A1ndez-peque%C3%B1o/197697120685186?comment_id=208892576232307&notif_t=like&notif_id=1480707310368008">Minientrevista de Kianny Antigua</a></span></div>
<span style="font-size: 10.0pt;">
</span>
<span style="font-size: 10.0pt;"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQDmAKm_3KiKWeoMAwsJ6FyU1bOczqvvfFP-ZaGMdzTEPH6fGoCVWcqs7igmC6z6f6E34lazRWweXhiac-f16c0dWQZRkwWgyZ6tEetI4Q1ICCA5kNj81cNxWj-gQ04n9f8n7H9w2_eEAP/s1600/Kianny.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="193" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQDmAKm_3KiKWeoMAwsJ6FyU1bOczqvvfFP-ZaGMdzTEPH6fGoCVWcqs7igmC6z6f6E34lazRWweXhiac-f16c0dWQZRkwWgyZ6tEetI4Q1ICCA5kNj81cNxWj-gQ04n9f8n7H9w2_eEAP/s200/Kianny.jpg" width="200" /></a></div>
<span style="font-size: 10.0pt;">Kianny Antigua, escritora y profesora universitaria dominicana. Ha desarrollado una copiosa obra en los terrenos de la poesía, la narrativa y la literatura para niños. Durante los últimos años, su nombre ha aparecido con frecuencia entre los ganadores de concursos como Letras de Ultramar, Casa de Teatro o FUNGLODE. Sus miniestrevistas a autores dominicanos van marcando un simpático rastro para abordar la actualidad literaria en ese país.</span><br />
<span style="font-size: 10.0pt;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="color: blue; font-family: inherit; font-size: xx-small;">Información:</span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. </span><span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;">Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;"><br /></span></div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-15507768370129480422016-11-02T19:53:00.002-04:002016-11-11T15:33:54.170-04:00Sobre muertos y dioses<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8Gnpk49XwtxMSNz1nrBkP75NVeAzm1I8L-YjgJz6azh096zNbw3gHZ59Lwko41Xl3zpY1z05uoh0uKvB92c4CYi6sHfb74agD1qypDffd4mm-VxL75T1nwo9dQeNivRSWYPEXtrM9gSkR/s1600/Sobre+muertos+y+dioses.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8Gnpk49XwtxMSNz1nrBkP75NVeAzm1I8L-YjgJz6azh096zNbw3gHZ59Lwko41Xl3zpY1z05uoh0uKvB92c4CYi6sHfb74agD1qypDffd4mm-VxL75T1nwo9dQeNivRSWYPEXtrM9gSkR/s320/Sobre+muertos+y+dioses.jpg" width="214" /></a></div>
<br />
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<i>La imaginación, como la conciencia, es atributo<br />
únicamente de los hombres y, por su extensión, de los dioses.<br />
La magia también.<o:p></o:p></i></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
Joel James
Figarola<i style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></i></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
El Centro Cultural Español de Miami y Editorial Gedisa presentan:</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="color: blue;"><i>Sobre muertos y dioses</i>, de Joel James Figarola</span></b></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: blue;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: blue;">11 de noviembre de 2016, 7:00 p.m.</span></div>
<br />
Presentación a cargo de:<br />
<br />
<span style="color: blue;">Ángel Lago Vieito</span>, historiador e investigador.<br />
<br />
<span style="color: blue;">José M. Fernández Pequeño</span>, escritor.<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i style="font-size: 16px;">Sobre muertos y dioses</i><span style="font-size: 12.0pt;"> fue publicado originalmente en 1989. Intenta una lectura de aguda perspectiva filosófica e inquieta voluntad humanista en
los complejos entresijos de los sistemas mágico-religiosos cubanos para buscar
una comprensión esencial del hombre caribeño y su cultura. Los dos ensayos
reunidos en este libro son complementarios. El primero, “Indagaciones sobre
dioses y muertos”, ofrece un muy necesario y puntual acercamiento a la
fisonomía y el estado que en los años ochenta del siglo <span style="font-variant-caps: small-caps; font-variant-numeric: normal;">xx</span> mostraban los cuatro sistemas mágico-religiosos cubanos
reconocibles: santería, palo monte, vodú y espiritismo de cordón. Así, el
lector obtiene un inmejorable contexto para descender hasta el aspecto
particular que ocupa al segundo ensayo, “El principio de representación
múltiple”, centrado </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">como
su título indica</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">– </span><span style="font-size: 12.0pt;">en el principio que Joel James
reconoce como unificador de las aparentemente muy disímiles formas de
representar de los sistemas mágico-religiosos cubanos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span>
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlCBJXDjT91TmOqqjANRvAJw11f6znp74n5H06rX1QKOb9nfFm0U_Ih-wrS4WeGVVIXJUhWPi-T3nzp6n7WpRKOVOvZyMhslqVwJOvXx4cN2jsejZ0kFarlWo5luV8kfKNvt0kTq7qsT4R/s1600/Joel+James.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="182" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlCBJXDjT91TmOqqjANRvAJw11f6znp74n5H06rX1QKOb9nfFm0U_Ih-wrS4WeGVVIXJUhWPi-T3nzp6n7WpRKOVOvZyMhslqVwJOvXx4cN2jsejZ0kFarlWo5luV8kfKNvt0kTq7qsT4R/s320/Joel+James.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="color: blue; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><span style="color: blue;">Joel James Figarola</span>:
Escritor, ensayista, investigador y gestor cultural. Nació en La Habana, el 13
de enero de 1942 y falleció el 27 de junio de 2006 en Santiago de Cuba. Durante
más de treinta años desarrolló un extenso proyecto de investigación y promoción
de la cultura tradicional popular en el Caribe, del cual resultaron la fundación del Festival de la Cultura Caribeña (1981), la Casa
del Caribe (1982) y la revista <i>Del Caribe </i>(1983).
A lo largo de esa polifacética labor, fue escribiendo y dando a conocer libros
de cuentos (<i>Los testigos</i>, 1973),
novelas (<i>El caballo bermejo</i>, 1999),
ensayos (<i>El Caribe entre el ser y el
definir</i>, 2001) e investigaciones (<i>La brujería cubana: el palo monte</i>, 2006). Todos son textos
fundamentales para entender la cultura caribeña contemporánea.<o:p></o:p></span><br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Centro Cultural Español de Miami</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt;">1490 Biscayne Boulevard, Miami 33132</span></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
<span style="color: blue; font-family: inherit; font-size: xx-small;">Información:</span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;"><br /></span></div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-35259441167474759192016-10-23T11:41:00.000-04:002016-10-25T14:01:52.777-04:00La frontera de las palabras<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIo0REf7xCH_cicueaCUQ84noM5g871fcZhbu4nPIyicVzFnn-cpxh61di_FMHj20W7oj-JSylVW0Up1tAHJfHiJZJuwvdc77kAlwYE_u5onbwYHWPGgi6D32beKfTmiJ8UbPN5n2dSjX1/s1600/Portada+blog.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="302" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIo0REf7xCH_cicueaCUQ84noM5g871fcZhbu4nPIyicVzFnn-cpxh61di_FMHj20W7oj-JSylVW0Up1tAHJfHiJZJuwvdc77kAlwYE_u5onbwYHWPGgi6D32beKfTmiJ8UbPN5n2dSjX1/s400/Portada+blog.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="color: blue;"><br /></span></b></div>
<div style="text-align: center;">
<b>X Feria del Libro Dominicano en Nueva York</b></div>
<div style="text-align: center;">
Sábado 29 de octubre, 5:30 p.m.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Conferencia</div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="color: purple;">Literatura y transtierro: En la frontera de las palabras</span></b></div>
<br />
Impartida por:<br />
<b><br /></b>
<b> José M. Fernández Pequeño</b><br />
<b> Jimmy Valdez-Osaku</b><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Transtierro es un concepto que busca evaluar el acto
migratorio desde una perspectiva cultural y acercarse a la experiencia de
quienes, por disímiles razones, se radican en una cultura diferente de aquella
en la que nacieron y donde iniciaron su formación. Girando en torno a los
libros <i>De la emigración al transtierro</i>,
de Keysi Montás, y <i>El arma secreta</i>
(Premio Nacional de Cuento 2013 en la República Dominicana), de José M.
Fernández Pequeño, la conferencia trata de ahondar en las repercusiones que ese
existir entre dos culturas tiene para la creación literaria y su vehículo
indispensable, la lengua.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><b>George Washington Educational Campus</b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">549 Audubon Ave. at West 192nd St., Nueva York 10040</span><br />
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><b>Salón 134</b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span style="color: purple;">Los conferencistas:</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXew8T-uTb3p8vd1NTSIQsfMwgkJTziB_61R94z2LL_1pSJQTGElWNy0g8VQrTQ1ahnV9nVX_2c0LvesPuZ-JFBRC-v4tGsW-mLFtAPTWYx0K6my3XeuD4mPRmlyYj6KinrR1ZHbkmunHO/s1600/Jimmy.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXew8T-uTb3p8vd1NTSIQsfMwgkJTziB_61R94z2LL_1pSJQTGElWNy0g8VQrTQ1ahnV9nVX_2c0LvesPuZ-JFBRC-v4tGsW-mLFtAPTWYx0K6my3XeuD4mPRmlyYj6KinrR1ZHbkmunHO/s200/Jimmy.jpg" width="196" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Jimmy Valdez-Osaku</span></b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">: Dominicano residente en Estados Unidos. Poeta, dramaturgo, pintor, gestor
cultural y articulista de opinión. Ha publicado, entre otros, los poemarios <i>Las barcas viejas también se hunden</i> y <i>Cadáveres para el tiempo</i>. Recibió el
Premio Letras de Ultramar en 2009.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2EnvC_gz5IIRMwzyNTucmDKZEqZinOgiIBj-5ONTcadCzRHqCvj1WHgV9puAUmazT2JO_tdfKy_AXhl1EXnZVnljrJHQhz0Ubd_FYbb_poru8BTufB6OyBB6dvgm0ceWzcZbkl9HgBDSc/s1600/Peque%25C3%25B1o.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2EnvC_gz5IIRMwzyNTucmDKZEqZinOgiIBj-5ONTcadCzRHqCvj1WHgV9puAUmazT2JO_tdfKy_AXhl1EXnZVnljrJHQhz0Ubd_FYbb_poru8BTufB6OyBB6dvgm0ceWzcZbkl9HgBDSc/s200/Peque%25C3%25B1o.jpg" width="198" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">José M. Fernández
Pequeño</span></b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">: Escritor
nacido en Cuba y nacionalizado dominicano. Ha publicado dieciséis títulos y obtenido
dos veces el Premio Nacional de Literatura en la República Dominicana: en
cuento, 2013; y en Literatura Infanto-Juvenil, 2016.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
<span style="color: purple; font-family: inherit; font-size: xx-small;">Información:</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;"><br /></span></div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-567061547235465752016-09-09T16:30:00.002-04:002016-09-09T16:30:34.872-04:00Maneras considerables de culpar al lector<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnFP6LDTNFN_pRZaH7exa1K8AjCyw6E0iI0_zF-trI9tpxEBNPxOYcwjiRs3DbnVHjVRrAhrejup_0-Yn9ZXNebUUqrHn0T3omUnrIJNwHu-VCNqjIssSU5PeTnWW41WlHMPtSTBz-Q2p0/s1600/Maneras+considerables1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="257" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnFP6LDTNFN_pRZaH7exa1K8AjCyw6E0iI0_zF-trI9tpxEBNPxOYcwjiRs3DbnVHjVRrAhrejup_0-Yn9ZXNebUUqrHn0T3omUnrIJNwHu-VCNqjIssSU5PeTnWW41WlHMPtSTBz-Q2p0/s400/Maneras+considerables1.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="color: #0b5394;"><span style="color: blue;"><br /></span>
</span><br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="color: #0b5394;"><i>Palabras leídas por José M.
Fernández Pequeño<br />en la presentación de </i>El
transeúnte considerable y otros relatos</span><i><span style="color: #0b5394;">,<br />de Ernesto G., el 2 de septiembre de 2016<br />Centro Cultural Español de Miami.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">Todo parecía muy simple al principio. Solo se trataba de presentar un
libro de cuentos titulado <i>El transeúnte
considerable y otros relatos </i>(Editorial Silueta), que se decía escrito por Ernesto
G. Ahora admito, sin embargo, que ya en aquel momento habían comenzado a
manifestarse algunas señales inquietantes. Por ejemplo, la obra se divulgaba
como (y cito) “el último libro de Ernesto G.”; no el más reciente, entiéndase, sino
el último… ¿Se retirará el escritor después de haberlo publicado?, me pregunté.
¿Estaban tan seguros los editores de que terminaría siendo asesinado por sus
lectores? En fin, todo puede ser, incluso que esta noche no estemos en una
presentación sino en una despedida de duelo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">¿Y a quién estaríamos despidiendo? Como ya nada era seguro y yo carecía de
una respuesta redonda para tal pregunta, me propuse interrogar al personaje
central de la trama: el libro. <i>El
transeúnte considerable y otros relatos</i> es un conjunto de ficciones breves
organizadas con extrema lucidez y paciencia, depuradas línea a línea con la quisquillosa
precisión del profesional que sabe cómo empeñarse, pero también cómo jugar.
Estructurado en cinco secciones, el volumen comienza haciendo de la literatura
su protagonista, convirtiendo el acto creador en texto, y se extiende luego
hacia asuntos que son muy frecuentes en este autor, como el amor y el erotismo,
la fantasía lúdica, la rutina enjuagada en alucinación surrealista, para regresar
en la última parte otra vez a la metaliteratura, pero ahora recreando recursos
morfológicos de las anécdotas. Algo así:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">«El escritor se sentaba frente al ordenador todas las noches y escribía
varias horas sin parar. Terminaba agotado y sudoroso, como si hubiera corrido
todo ese tiempo detrás de algo inasible. Concluida la historia, invariablemente
hacía lo mismo. Movía el cursor hacia el extremo superior derecho de la
pantalla y pinchaba la X. Cuando la computadora le preguntaba “¿Quisiera
guardar los cambios que ha hecho?” pinchaba siempre No y se iba feliz a la cama».
(“El escritor”, p. 23).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">¿Absurdo? De ningún modo, más bien inquietante. Este libro es, para
comenzar, un intento de definición de la literatura desde la literatura: su
naturaleza, sus funciones y disfunciones, sus pequeños o grandes rituales, sus
notables mascaradas, y sobre todo, sus actores: personaje, historia, lector,
narrador, crítico, etc., aunque ninguno de estos llega a ser tan cuestionado
como el autor, ese mismo Ernesto G. que presentamos (o despedimos) esta noche. Son
pruebas de todo esto las muchas veces en que <i>El transeúnte considerable y otros relatos</i> insiste sobre el motivo
de la duplicación y el intercambio de identidad o de funciones entre los protagonistas
del acto creativo, que en ocasiones son al mismo tiempo ellos y sus contrarios.
Es prueba así mismo que el primer relato del libro sea, a modo de advertencia,
“El transeúnte considerable”. Y son pruebas contundentes, además, ficciones
como esta, deudora del “Axolotl” cortazariano:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">«La mano en la arena buscando la sal. El discurrir del agua. Un minuto
antes de estallar en asociaciones, salta un pez que brilla y te ciega. Te ciega
no su brillo, te ciega no su tamaño, es la brevedad del momento lo que te
ciega. Buscas un saco donde guardar tu goce, le arrancas los ojos al pez que
aún no has capturado, los colocas en tus oídos. Te atacan aves multicolores,
atraídas por el olor del pez que aún no está en tus manos. Te subes en una roca
y te lanzas al mar. Te conviertes en pez y saltas al vacío deslumbrando con tu
brillo a alguien que te observa desde la orilla». (“El pez”, p. 81).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">Sería interesante estudiar la creciente frecuencia con que aparece el
motivo de las escisiones y duplicaciones de caracteres en la narrativa cubana
posterior a 1970. Por lo pronto, fue interrogando las que se despliegan en este
libro, escudriñando en sus narradores narrados, en los veedores a su vez vistos,
que pude hacer un primer y esencial descubrimiento: Ernesto G. no es el único,
ni siquiera el principal autor de estos textos. Una corriente sutil y revoltosa
recorre todo el libro: es Maurice Sparks. ¿Cómo pudimos pensar que ese señor, con
lo punzante y cínico que es, se quedaría tan tranquilo en el primer libro
publicado por Ernesto G.? Pues aquí está de nuevo, no hay dudas, y puesto en
evidencia tal ocultamiento, fue fácil adivinar qué estamos haciendo realmente esta noche: Maurice Sparks ha escrito a Ernesto G. con la complicidad del
transeúnte considerable y la Editorial Silueta, y todos los antes dichos han
venido apandillados a escuchar cómo yo presento al indefenso lector. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">Tal circunstancia, ahora revelada, permite entender por qué el libro se
desarrolla en su totalidad sobre un intenso pulseo entre narración y reflexión.
Mientras Ernesto G., todo él un señor muy serio y dedicado, quiere contar
historias, Maurice Sparks desorganiza sus esfuerzos, reniega de los argumentos y
busca a través de la meditación fermentadora un sentido para esa gesticulación que
solemos llamar vida en sociedad. El resultado de ese conflicto entre narración
y reflexión es un encogimiento sutil que enhebra todo el libro, guiado por un admirable
sentido del detalle, que en numerosas ocasiones cruza los límites hacia la
poesía. En el fondo, las piezas que forman este volumen pueden ser agrupadas en
tres tipos: las que sintetizan una historia; las que plantean solo una
situación inicial, a partir de la cual el lector deberá aportar su propia
historia; y las que son apenas reflexiones, lo que no significa que carezcan de
trama pues la reflexión es acción conceptual, del mismo modo que lo poético
bien manejado dentro del texto narrativo se convierte en acción verbal. Muchas
páginas de <i>Paradiso</i> no me dejarán
mentir. Esta página tampoco: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">«Esto que intentamos leer no es una historia. Es un eco. Una sombra. Es
quizá el relato inconcluso de algo que hacemos lo posible por entender. Es la
destrucción de un mito, el reflejo de la diana que vemos en la distancia, un
objetivo común al que nadie llega. La literatura quizá sea eso. Hallar el
reflejo donde encontramos lo que somos en realidad. La sombra que se torna luz,
la mentira que nos muestra las verdades de las que huimos. Escribir como
descubrimiento, búsqueda de significados que nos deja en la más profunda
confusión. Las voces que escuchamos regresan constantemente en busca del eco
del que pretendemos huir». (“Esto que intentamos leer no es una historia”, p.
12).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">El transeúnte considerable
y otros relatos</span></i><span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"> es un libro maduro, no pocas veces brillante e ingenioso, que conjuga la
pericia técnica de Ernesto G. y la forma en que Maurice Sparks hace literatura
desde vida. Es, por lo mismo, un libro pérfido, un dechado del engaño y la
persuasión. Si en un principio y página a página su bipolar autor se pregunta cosas
tales como: ¿quién soy?, ¿no seré acaso aquel que hasta hace un momento parecía
tan diferente?, ¿para qué sirve a fin de cuentas escribir literatura?, luego, con
su minimalismo rampante, su desapego de las grandes historias, su aparente
renuncia a las mediaciones que ofrece el sistema del narrador, su engañosa
preferencia por lo leve, termina contaminándonos a todos y nos hace preguntarnos:
¿quiénes somos?, ¿no seremos acaso aquel que hasta hace un momento nos pareció un
antípoda?, ¿para qué sirve a fin de cuentas leer literatura?, ¿es que tenemos
la obligación de descubrirnos todos los días? No hay salida, solo esto:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">«Una parte de mí decide escapar hacia algún lado desconocido, alguna
tierra de nadie, alguna zona deshabitada y baldía. La otra parte de mí decide
permanecer. La distancia entre esas dos partes es lo que algunos llaman el vacío».
(“The Wasteland”, p. 84.)</span><span style="font-size: 12pt;"> </span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;">¿Y saben lo irónico del caso? Que al final, a cambio de tanta inquietud
sin respuesta, de esas apelaciones implacables que nos condenan a volver una y
otra vez sobre nosotros mismos, terminaremos dando gracias por la buena literatura
a Maurice, al transeúnte considerable, y claro, también a Ernesto G.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOTMo14Bhkx4fMLxygKXU9_VtyP55NAKIh-AZDcm8JOf3EST3blmfh3H83v56W0xUWHwIn_CEJrD-ap-F_ijS_kUH3nZGp6QVdIoz8rLbtFHoeQeV0CzRrScPFLYZju7IxNF2cXJWDoWpC/s200/Maneras+considerables2.jpg" width="133" /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: center;">
Las personas interesadas en solicitar<br />
<i><i><a href="https://www.amazon.com/transe%C3%BAnte-considerable-otros-relatos-Spanish/dp/0996872442/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1473206266&sr=8-1&keywords=el+transeunte+considerable">El transeúnte considerable y otros relatos</a></i></i><br />
solo deben hacer clic sobre el título</div>
<br />
<br />
<span style="font-size: x-small;">Ilustración: Foto de Chienfa Wong.</span><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
<span style="color: blue; font-family: inherit; font-size: xx-small;">Información:</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span><br />
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;"><br /></span></div>
</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-66115091763708983092016-08-29T14:21:00.001-04:002016-08-29T14:21:30.855-04:00¿Conoce usted al transeúnte considerable?<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMmU3QvOS3faMiYQpa6l6z_Ml_k92oSsSCkD83DoJ-42mc4T_aRC2HhbN1NRSlzRLkW0fZIP450r3P4qzsh8ZH-BkK1Apyzm9UQ42S3X10mimL0b09SKAOwmo2qESTXZPev853jaiINDt1/s1600/Gato+y+libro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMmU3QvOS3faMiYQpa6l6z_Ml_k92oSsSCkD83DoJ-42mc4T_aRC2HhbN1NRSlzRLkW0fZIP450r3P4qzsh8ZH-BkK1Apyzm9UQ42S3X10mimL0b09SKAOwmo2qESTXZPev853jaiINDt1/s320/Gato+y+libro.jpg" width="240" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>“Los Gilles han visto al transeúnte considerable…”</i> </div>
<div style="text-align: right;">
<i>Rimbaud le fils</i>, Pierre Michon</div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Abro los ojos y ahí está, el transeúnte considerable, con gabán oscuro y barba sucia. Su figura es apenas distinguible en la neblina de la mañana. Enciende un cigarrillo, se apoya contra el muro al lado de su bicicleta. El transeúnte fuma y mira a lo lejos. Un gato gris se acerca. Se saludan. El transeúnte considerable se echa en su cama, que es un amasijo de colchas sucias debajo de un árbol. Cae una lluvia fina. El transeúnte considerable abre un libro, empieza a leer y en ese momento no estoy seguro si soy el que observa o el observado.</div>
<div>
<div style="text-align: right;">
<b>Ernesto G.</b></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6q1MidE9pjYWpkxERTH94bs34-UiycYJll6Jp8cOvhYh0DS_QVUNnK6guJ1efBM3rEANNVVDYZ9WmptcFrBULaj7cGWckjCTfWK5yFDhXkub8w42P13WgmEdpkeo08lMozuuAggHSdZt-/s1600/Flyer.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6q1MidE9pjYWpkxERTH94bs34-UiycYJll6Jp8cOvhYh0DS_QVUNnK6guJ1efBM3rEANNVVDYZ9WmptcFrBULaj7cGWckjCTfWK5yFDhXkub8w42P13WgmEdpkeo08lMozuuAggHSdZt-/s400/Flyer.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="color: blue;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: blue;">Centro Cultural Español, viernes 2 de septiembre, 7:30 p.m.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El pasado 11 de agosto, a la salida del Centro Cultural Español, alguien escuchó de pasada el siguiente diálogo entre presentado y presentador:</div>
<br />
<b>Fernández Pequeño</b>: Oye, ¿y tú escribiste el libro solo?<br />
<b>Ernesto G.</b>: ¡Pues claro! ¿Quién me iba a ayudar? ¿El gato Benjamín?<br />
<b>Fernández Pequeño</b>: Bueno, no sé si te ayudó o te la puso difícil, pero yo creo que por ahí anda la mano de alguien más. Lo discutimos el día de la presentación...<br />
<b><br /></b>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="color: blue;"><b>Lo que soy yo, no falto</b></span></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/pj5lz9r8Z_w/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/pj5lz9r8Z_w?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="color: blue; font-family: inherit; font-size: xx-small;">Información:</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;"><br /></span></div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-57916113019680998612016-08-05T14:13:00.000-04:002016-08-05T14:30:43.906-04:00Destinos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjv86Tu4AeLdQdYrSYRbxVaeL1QLyTFVxa10fYbUIErQntYZMlPia6sLT0RHFCX_SAiNa36VtbIKVb7c4iz1t2JvQKQl27DIlopTIklFymwIwC2kIFyBbAUHgqQ4UL2TlKFQqVsvC0kPJn0/s1600/6.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="285" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjv86Tu4AeLdQdYrSYRbxVaeL1QLyTFVxa10fYbUIErQntYZMlPia6sLT0RHFCX_SAiNa36VtbIKVb7c4iz1t2JvQKQl27DIlopTIklFymwIwC2kIFyBbAUHgqQ4UL2TlKFQqVsvC0kPJn0/s400/6.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span>
<span style="font-size: 12.0pt;">Los habitantes del
suburbio no encontraron qué otra cosa hacer sino mirarse inquietos, ansiosos
por comprobar que en efecto eran ellos y que amanecían en el mismo sitio donde se
habían acostado a dormir. Lo eran, de eso podían estar al menos tan seguros
como de que la noche anterior aquel puente no cruzaba sobre las naves ruinosas
donde alguna vez hubo una fábrica de películas fotográficas, más allá
de la última hilera de casas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">En las proximidades
del mediodía, Jonas Demelis escupió una babaza ácida que le subía desde el
estómago y declaró:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Estamos bien
jodidos.</span><span style="font-size: 12.0pt;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Bueno, tampoco
hay que tomarlo tan a la brava –intentó apaciguarlo el cojo Frandes, creído de
que el viejo se quejaba porque en los últimos cuatro días solo les había
alcanzado para yerba sintética–. Podríamos ir hasta la mecánica de Gabio y hablarle.
Otros lunes ha resultado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">Demelis se
incorporó trabajosamente, deslizando su espalda sobre la pared, y escupió otra
vez hacia la calle. Desde arriba, el cojo acuclillado en la acera le trajo el
recuerdo de esas cucarachas aplastadas, entre pardas y grises, que habitan en los
desagües.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Estamos
jodidos, recuerda que te lo dije hoy. Nadie regala nada por gusto.</span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">La curiosidad terminó venciendo a la desconfianza. A pesar de las advertencias
emitidas por el Consejo de Gobierno para que continuaran con su rutina diaria,
los habitantes de la ciudad invadieron el suburbio </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">–primero solo
algunos hombres; luego familias enteras, las mascotas incluidas– </span><span style="font-size: 12.0pt;">queriendo ver de cerca aquella mole. Pudieron
comprobar que era un puente, en efecto, y mientras más tocaban las enormes
columnas de hormigón gris y más observaban en lo alto la osadía con que las
barandas metálicas bordaban el azul pálido del cielo, más aumentaba el estupor.
Intuían un reto confuso, imposible de identificar en ese momento, pero cuya
intensidad seguramente iría creciendo cada vez que encararan el horizonte. Y
como las autoridades no daban explicación…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Despliegue
todas las fuerzas, pida el apoyo del Ejército. El suburbio deberá amanecer bajo
control. Mañana es domingo y esos actos de violencia no pueden repetirse… ¿me
ha entendido? Envíe copia del plan para su aprobación en cuanto esté listo.</span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">El alcalde Nastio cerró la llamada. Intentó regresar su atención al juego
de </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">baloncesto colegial que el equipo </span><span style="font-size: 12.0pt;">del
estado perdía por catorce puntos en la pantalla del televisor pero le fue
imposible. Se volteó furioso hacia su esposa:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Deja de
mirarme así y acaba de soltar lo que te esté picando en el buche.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">Ella construyó
una expresión de inocencia –levantó las cejas y los hombros, proyectó los labios
hacia arriba–, hasta pensó en responderle que no lo miraba por mirarlo, solo se
divertía viendo el reflejo distorsionado del juego en la frente y la calva de
su marido. Pero desistió de la broma. Ya tendría tiempo de usarla en una
circunstancia más adecuada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Tienes que decidir
algo. La gente quiere sentirse segura… saber que el Consejo tiene la situación
agarrada por los cuernos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Y dime, ¿qué cuernos
podemos agarrar ahora mismo? Los científicos no se explican de dónde carajo vino
ese puente y el Gobierno federal anda peor. Solo saben repetir que sigamos los
acontecimientos atentamente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">Con delicadeza
y usando ambas manos, ella empujó hacia arriba el borde inferior de su peinado,
que terminaba en un hondo bucle casi a punto de tocar los hombros. Luego tomó una
fosforera y prendió una varita de incienso enhiesta en la mesa de centro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Bueno, tú
sabes tus cosas, pero ahorita aparece un atronado incitando a la gente para poner
flores en el puente o para tumbarlo, da lo mismo, y quedarás como un indeciso… Si
fuera yo...<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—¿Y si el
puente desaparece mañana igualito que vino?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;">No desapareció. La imponente
estructura siguió en su sitio, un poco más allá del suburbio ahora militarizado,
como mirando fijamente hacia la ciudad. El clima de tensión iba traspasando el
límite de lo aconsejable cuando un </span><span style="font-size: 12.0pt;">tuit
del arquitecto Petrus Kasialis se hizo viral antes de cumplir los quince
minutos. Sus nueve palabras saltaron primero de cuenta en cuenta, se
desbordaron enseguida hacia el rumor, e invadieron los medios de comunicación
hambrientos de primicias:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—U</span><span style="font-size: 12.0pt;">n puente tiene sentido si salva algún obstáculo
relevante </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">–eso decía</span><span style="font-size: 12.0pt;">.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Hubo un unánime suspiro de alivio</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt;"> </span><span style="font-size: 12.0pt;">Por
supuesto, sobrevolar unos edificios ruinosos ofendería la condición de
cualquier puente, cuánto y más de uno como aquel. Identificado el origen del miedo,
lo demás resultó fácil. A propuesta del alcalde Nastio, el Consejo de Gobierno determinó
emplear los fondos reservados para catástrofes e imprevistos y sembrar un río.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Un proyecto sin dudas innovador, reconocieron los ingenieros
hidráulicos, aunque amenazado por una dificultad de respetable envergadura. Si
en el estado sobraban las costas y sus habitantes alardeaban de bañarse en las
mejores playas de la nación, no había una mísera montaña donde pudiera nacer un
río. Era la dura realidad, y no fueron pocos quienes descubrieron en ese
momento lo injusta que había sido la naturaleza con la región.</span><br />
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span>
<span style="font-size: 12.0pt;">Por suerte la
consternación duró apenas un par de días. Duró hasta que Dicent Portand, excampeón
estatal de ajedrez cuando solo tenía doce años de edad, detuvo su explicación
acerca del momento adecuado para ejecutar un enroque, se mesó la barba blanca
con avisada expresión de patriarca, miró directo a la cámara </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">lo que equivale a decir directo a los ojos de cada
espectador sentado frente a su televisor</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">–,</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt;"> </span><span style="font-size: 12.0pt;">y cuestionó:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—¿Y los puentes
no sirven precisamente para enfrentar los retos de la naturaleza?</span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">También era cierto. El Consejo de Gobierno decidió construir un río
artificial, al tiempo que ordenaba redactar un llamado a la población. Solo con
el apoyo material y moral de todos podría la ciudad salir victoriosa en aquella
ciclópea empresa. Y efectivamente, el día en que las aguas huérfanas de peces
cruzaron por debajo del puente, saltando entusiastas en su camino al mar, el
alcalde </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">Nastio </span><span style="font-size: 12.0pt;">declaró desde el
helicóptero en que sobrevolaba el histórico momento:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Esta obra </span><span style="font-size: 12.0pt;">es un símbolo de la voluntad humana. Podemos sentirnos
orgullosos por el presente y esperanzados en el porvenir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Como ocurre en las borracheras profundas, la población se dejó
arrastrar por la alegría, y cuando terminaron las celebraciones, cada quien quedó
a solas con la duda de si no habría cometido algún exceso imposible de recordar.
Una nube de inquietud se aposentó sobre la ciudad y durante días nada fue tan duro
como levantar los ojos por la razón que fuera </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">–seguir el vuelo
de unas aves o calcular las probabilidades de lluvia para esa tarde, por
ejemplo– y tropezar en </span><span style="font-size: 12.0pt;">el horizonte con un
puente que cruzaba sobre el ocre fluir de un río. Un puente que no venía ni iba
para algún lugar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Esta vez la dificultad del proyecto obligó a buscar el apoyo de las
autoridades federales, cuya intrincada burocracia se ocupó de que todo avanzara
en la forma más lenta y engorrosa posible. Los trabajos duraron ocho años y dejaron
al puente hermosamente conectado a una audaz maraña de autopistas que, apenas
inauguradas, se congestionaron de vehículos apresurados por llegar a algún sitio.
Ante la tela de araña atiborrada de viajeros, no quedó alma en la ciudad sin
preguntarse cómo habían podido vivir tantos años indiferentes a la necesidad de
aquella obra que llenaba sus vidas con una luz distinta. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—¿¡Quién!? –preguntó
Riamia sentándose de un salto en la cama, y por un instante pareció referirse al
hombre dormido a su lado, desnudo y bocabajo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Kiaris fue recogiendo los
mechones de pelo rubio dispersos sobre la frente de la muchacha, esperó un
momento a que la intensidad del susto cediera un poco en su rostro. Por fin le
tomó la barbilla:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Tienes que
levantarte, querida, hubo un accidente anoche en la 641 y parece que tu hermano
estaba ahí.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Pero Riamia no reaccionaba.
A la vista de las mejillas hinchadas, las dos carreteras grises corriendo en
arco bajo los ojos azules y los labios resecos que se abrieron y cerraron
varias veces como si intentaran recobrar algún sabor, Kiaris recordó lo que su
madre le dijo alguna vez, hacía una barbaridad de años: la belleza es una
ilusión.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Ven –le dijo halándola
por ambas manos–. Vamos a echarte un poco de agua en esa cara. Dos policías te están
esperando en el recibidor… Por el cliente no te preocupes, yo me encargo.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Visto desde la perspectiva que
da el tiempo</span><span style="font-size: 12.0pt;">, puede decirse que en
realidad el puente conectó a la ciudad y no al revés. No solo la dotó de un
símbolo a la altura de la Torre Eiffel, el Cristo de Corcovado o la Gran Muralla
China. También la convirtió en un centro de atracción visitado cada mes por miles
y miles de hombres de negocios, científicos, artistas de fama diversa, o simples
turistas y viajeros que leían admirados en los impresos promocionales cómo una
década había bastado a la región para colocarse entre las cinco de mayor
crecimiento económico en toda la nación. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Ante un presente tan intenso, ¿quién necesitaba preocuparse por el
futuro? Y así fue hasta que apareció el primer suicida colgando del puente,
algo que en sí mismo no tenía por qué ser considerado una catástrofe; en todas
partes hay gente inoportuna y amargada. Lo intrigante en ese caso, como en el
de los otros ahorcados que aparecieron después, fue que ninguna de las
numerosas cámaras colocadas a lo largo del puente registrara lo ocurrido, ni
tampoco vieran algún movimiento sospechoso los policías que vigilaban la obra por
aire y tierra, o al menos uno entre los miles de conductores que iban o venían sin
pausa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Tratando de sobrepujar el ruido del helicóptero, el capitán de la
policía informó al inspector enviado por el Gobierno federal:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—La única pista
sobre el suicida es un nombre escrito con tinta en el forro de su chaqueta:
Jonas Demelis. Pero en el registro consta que esa persona murió hace más de cuatro
años y tampoco hemos encontrado familiares o allegados suyos. Claro, la
chaqueta pudo haber pertenecido antes al tal Demelis y…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">Se detuvo, era
obvio que el inspector no lo estaba escuchando. Miraba fijamente a través de la
ventanilla, como embelesado. Por fin hizo una mueca ratonil al apuntar con los
labios hacia el puente y la maraña de carreteras que se desplegaba debajo:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—¿Qué había en
la zona antes de que todo eso fuera construido? </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">El capitán de la policía sintió un pequeño sobresalto. No porque
desconociera la respuesta, pasaba de los cincuenta años y había vivido toda su
vida en la ciudad, sino porque de momento le pareció que aquel hombrecito escuálido
y molestoso indagaba sobre un tiempo improbable, algo semejante a cuando en la
escuela de su infancia escuchaba mencionar la Edad Media o la época de Pericles.
Por fin, sobreponiéndose a sí mismo y al desagrado que le causaba el inspector,
respondió:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">—Ahí vivía la
gente del suburbio, pero eso fue hace mucho.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt;"> </span><span style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: x-small;"><br /></span>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: xx-small;"><b>Ilustración</b>: Dibujo del artista inglés Pete Amachree (fragmento). <br />Tomado de http://lacrudeza.blogspot.com/2012/11/el-thriller-futurista-apocaliptico-de.html</span><o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: xx-small;"><br /></span>
</span><br />
<div style="text-align: center;">
<span style="color: blue; font-family: inherit; font-size: xx-small;">Información:</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit; font-size: xx-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span></div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-72976791703731148462016-07-09T07:58:00.000-04:002016-07-21T08:50:45.110-04:00Los transtierros de la memoria<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi18n7GWkUVwMkZJAgDSJ_ksMhFNI9Mp1or0WmO74O8ZbBwzHNyIR6y4s3bNYiQlrcRfT8JPziXQtr04nNRkMpE8T8cc2EoR_ITOCbqTOC_hRcfCgYkNqWL0z1LfPPM3JMnb2UQ7pyK3z6q/s1600/De+transtierros%252C+memorias.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi18n7GWkUVwMkZJAgDSJ_ksMhFNI9Mp1or0WmO74O8ZbBwzHNyIR6y4s3bNYiQlrcRfT8JPziXQtr04nNRkMpE8T8cc2EoR_ITOCbqTOC_hRcfCgYkNqWL0z1LfPPM3JMnb2UQ7pyK3z6q/s400/De+transtierros%252C+memorias.png" width="308" /></a></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="color: blue;"><i><span style="line-height: 115%;">Palabras en la presentación del libro
</span></i><span style="line-height: 115%;">Memorias del
equilibrio,<i><o:p></o:p></i></span></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<i><span style="line-height: 115%;"><span style="color: blue;">Centro Cultural Español de Miami, 24
de junio de 2016.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Varios de los cuentos
que aparecen en este libro pudieron ser escritos en los años setenta del siglo pasado.
El joven que era yo por entonces no solo rumiaba ya algunas de esas vivencias;
también estaba consciente de las potencialidades que tenían para la
fermentación narrativa. Que en aquel momento no se convirtieran en literatura obedece
a cuestiones personales: mi oficio no estaba maduro para tal empresa. Que no lo
intentara a pesar de los impulsos de la edad, amerita otra explicación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Gran parte de los
narradores cubanos nacidos en los años cincuenta comenzamos a publicar libros de
manera tardía. Y se entiende. Nuestra adolescencia coincidió con el proceso de
radicalización revolucionaria que arrancó entre 1966 y 1967. Cumplimos los veinte
años en un período que va desde la zafra de los diez millones (1970) hasta las
proximidades de la estampida hacia Estados Unidos que partió del Mariel (1980),
lo que incluye el Congreso de Educación y Cultura, los procesos contra intelectuales
críticos o no muy entusiastas al aplaudir, las purgas de profesores y
estudiantes por razones políticas, de preferencia sexual o de no alineación irrestricta
con el experimento socialista en marcha. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lo que comenzó
aplastando a los desafectos o a quienes pretendían mantener una postura
intelectual independiente (los escritores agrupados en las ediciones El Puente,
Reynaldo Arenas o Carlos Victoria, para mencionar tres ejemplos) terminó
castigando en los años setenta a autores que apoyaron sin cortapisas el
proyecto político cubano, cuya obra incluso se había reconocido como expresión
de los «nuevos tiempos»: Jesús Díaz, Eduardo Heras León o Norberto Fuentes, para
limitar los ejemplos de nuevo a solo tres. No era tiempo para asuntos raros,
puntos de vista inquietantes o ambigüedades expresivas que, por otra parte, son
el alma misma de la literatura.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Si pienso en
narradores nacidos en la Cuba de los cincuenta que comenzaron a publicar
temprano sus libros dentro del país y luego hicieron una consistente carrera
literaria solo me vienen a la mente los nombres de Senel Paz y Miguel Mejides,
ambos nacidos en 1950. Sin dudas habrá otros, pero no son demasiados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Igual, casi todos los
cuentos de <i>Memorias del equilibrio</i> pudieron
haber sido escritos durante los años ochenta y supongo que no ocurrió así por
la razón antes expuesta: su autor no estaba listo. Admitiré, sin embargo, que tampoco
soplaban aires muy favorables para el escritor que, todavía confusamente,
aspiraba yo a ser. El rebrote narrativo de esa década en la Isla se apoyó sobre
todo en el accionar de una masa de escritores que llamaré reformistas. Creíamos
que era posible perfeccionar el sistema político-social cubano, purgarlo de sus
excesos intolerantes, y de manera más bien espontánea, apoyándonos en eventos que
tenían lugar a lo largo del país o en las propias organizaciones del sistema, luchamos
por al menos tres objetivos: 1) Que se entendiera la naturaleza contradictoria
del acto creador y el espacio que el escritor ocupa dentro de la sociedad. 2)
Que no se repitieran sin respuesta los actos de agresión y enclaustramiento que
habían ocurrido en la década anterior. 3) Que en lo posible, los jóvenes
narradores emergentes no fueran objeto de las persecuciones que habíamos conocido
antes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No es este el espacio
para valorar adónde condujo todo eso. Decepcionados, muchos optamos un día por
emigrar (Félix Luis Viera, Luis Manuel García o Jesús Díaz, para continuar con
los ejemplos en trío), otros decidieron permanecer en la Isla (Leonardo Padura,
Arturo Arango, Eduardo Heras León). Lo que me interesa recalcar ahora es que el
canon narrativo predominante en Cuba a lo largo de los ochenta mantuvo su foco
en la así llamada función social de la literatura, aunque cambiando de
perspectiva: ser críticos ante la realidad del país se convirtió en anhelo supremo.
Se discutía entonces con fervoroso empuje quién había bautizado al primer gay
en nuestra corriente narrativa, o quién había sido el pionero en airear el
jineterismo, o quién se había atrevido a... En fin, contrarrestar el silencio
de los periodistas y el triunfalismo de la propaganda oficial cubana devino por
aquellos años entre nosotros (y lo es todavía en no pocos espacios
intelectuales) aplaudido valor literario. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Yo buscaba otros
caminos. <a href="http://amirvalle.com/a-titulo-personal/de-literatura/de-armas-secretas-ficcionales-y-otras-estrategias/">Amir Valle</a>, una de las voces más notables entre las que emergieron en
esa década, ha testimoniado que por entonces le resultaba difícil entender en
mi incipiente trabajo «la mezcla de absurdo, fantasía y realismo, algo
realmente raro para nosotros, defensores de los cuentos duros, directos,
realistas, pero sobre todo algo distinto en el panorama del cuento santiaguero
[…].» Recuerdo a mi vez el primer cuento que por entonces leí de otro narrador
fundamental en ese grupo, Alberto Garrido. Me parecía insólito que un muchacho
de apenas dieciocho años pudiera escribir un texto con tal madurez narrativa,
pero de seguro Garrido debió sentir como un despropósito que aquel viejo de
treinta y pico le sugiriera insistir en el detalle de un timbre cuyo sonido era
imposible acallar en su cuento, antes que en la actitud corrupta de su
personaje protagónico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Y claro que pude haber
escrito todos los cuentos que hoy forman <i>Memorias
del equilibrio</i> en la primera década del siglo que ahora habitamos, cuando
ya me había asentado en la República Dominicana. Pero tampoco estuve listo
entonces, aunque por una causa diferente: para mi desesperación, llegó un
momento en que no podía escribir sobre el pasado, cada línea que intentaba era contaminada
por mi abrumador presente de emigrante. Fue duro. Hoy, dueño de otra perspectiva, comprendo
que estaba en tránsito hacia el transtierro, para usar un concepto caro al escritor
dominicano Keysi Montás; es decir, camino a convertirme en un ser humano desplazado que,
en lugar de decidir entre dos culturas, opta por poner patria a medio camino entre
ambas, en el centro del puente que las une. El mejor testimonio de ese
proceso es mi libro <i>El arma secreta</i>, que
terminé de escribir en 2013, luego de haber llegado a Miami.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No existe mejor lugar
para un transterrado que Miami. Es una ciudad y huele a campo; está conectada
a un continente pero respira el orgullo pretencioso de las islas. En sus calles
no campea una forma regular y dominante de manifestarse que deba ser acatada. Se
impone la mezcla, convive lo distinto, y exactamente como en cualquier ciudad
del Caribe, la gente habita un presente eterno, un tiempo que parece avanzar
hacia sí mismo. Miami no es algo terminado, es un espacio que se reconstruye sin
parar en la mirada de sus transeúntes y donde la geografía del gesto, igual que
la del habla, cambia con cada paso que das. Nada es definitivo en este lugar;
para saberlo, basta levantar la cabeza y seguir el vuelo de los aviones que no
cesan de llegar o irse. Tomando prestado el concepto de Joel James, diría que
Miami es un proyecto de inconclusión, un lugar donde el ser híbrido que es todo
transterrado puede vivir a plenitud sus perspectivas conjugadas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Apenas asentado en
Miami, los asuntos que hoy forman <i>Memorias
del equilibrio</i> comenzaron a regresar uno a uno, urgiendo ser escritos con
un vigor inesperado si tomamos en cuenta que se trataba de vivencias longevas.
No sé si los cuentos que resultaron de tal ejercicio tienen algún valor, ¿quién
soy yo para juzgar eso? Al presentarlos hoy como un proyecto definitivo, sí me
siento feliz de haber mantenido sus asuntos fuera de la literatura con
aspiración de crítica o de testimonio, sea este histórico, político o social. Ubicadas
en Cuba entre los años sesenta y la primera década del siglo XXI, estas
historias seguramente provocarán en el lector reflexiones de diversa índole, según
sea su particular experiencia. El autor, por su parte, prefiere quedarse con la
dignidad del hombre común y corriente que un día comienza a dialogar con los
muertos, o con la aviesa y vengativa mirada del mongo sobre un mundo que lo
ningunea, o con la posible enfermedad del hombre incapaz de evitar que su
portañuela aparezca abierta en público, o con la rebeldía tal vez inútil de los
derrotados que, sin embargo, termina por sembrar una montaña…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El narrador argentino
Julio Cortázar declaró muchas veces que tras el triunfo de la revolución cubana,
en 1959, su obra había incorporado una conciencia más colectiva. <i>Memorias del equilibrio</i> realiza el viaje
inverso. En medio del colectivismo que pretendió imponer esa revolución, regresa
al individuo, a su desesperada búsqueda de un equilibrio que deje intacto el elemental
derecho a ser diferente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></i></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCinuVLCxSk-ZLDCLkiLI3qCPVg5ROoDNF1Bx7XXTFLDgbSH5bNqGePlOSTqDumCiiWWMmC5d0wXReoUpKA1MRhrEFJ0AjAsR3-xJ3Ewq6QtAH462OVm74dLAydzfDGFXzoqh4tiIV5PKh/s1600/Carita+en+baja.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCinuVLCxSk-ZLDCLkiLI3qCPVg5ROoDNF1Bx7XXTFLDgbSH5bNqGePlOSTqDumCiiWWMmC5d0wXReoUpKA1MRhrEFJ0AjAsR3-xJ3Ewq6QtAH462OVm74dLAydzfDGFXzoqh4tiIV5PKh/s200/Carita+en+baja.jpg" width="132" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><a href="https://www.amazon.com/Memorias-equilibrio-Spanish-Fernandez-Pequeno/dp/1533524173/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1465745425&sr=1-1&keywords=Memorias+del+equilibrio">Memorias del equilibrio</a></span></i><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"> fue publicado en junio de 2016 por <b>K ediciones</b>, de Miami, e incluye quince
narraciones acompañadas por dibujos de la artista Margarita García Alonso. La
ilustración de este post forma parte de esos dibujos. Si desea solicitar el libro,
solo haga clic sobre el título.</span><br />
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<div style="font-family: "times new roman"; margin: 0px; text-align: center;">
<span style="color: blue; font-size: x-small;">Información:</span><br />
<span style="font-size: x-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span></div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-17622333504356940492016-06-12T08:20:00.000-04:002016-06-21T09:16:54.061-04:00Cuando las memorias (al fin) se equilibran<br />
<span style="color: red;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: center;">
<b><span style="color: red;">Viernes 24 de junio de 2016</span></b></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="color: red;">Presentación del libro:</span></b><br />
<b><span style="color: red;"><br /></span></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9TlaDWBzqP772qMCU97BwdeMWe2S14Wp2u4C-fhEGzWlwbqFwbDZ_EwNudweum1d9JSj-2uu3MLRw8CW1DLA1_sE_QZugFz9fzpUviJQohniUmG8s4c4GBWs0ohzwSmjS5mAMtAJ0C0LL/s1600/Imagen+para+blog.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9TlaDWBzqP772qMCU97BwdeMWe2S14Wp2u4C-fhEGzWlwbqFwbDZ_EwNudweum1d9JSj-2uu3MLRw8CW1DLA1_sE_QZugFz9fzpUviJQohniUmG8s4c4GBWs0ohzwSmjS5mAMtAJ0C0LL/s400/Imagen+para+blog.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri;">Combinando
los meandros del relato y las tensiones del cuento corto, los conflictivos narradores
de este libro convocan a seres humanos atrapados por una gesta
supuestamente colectivista que sin embargo los orilla de la historia. Son ante
todo figuras que bracean para encontrar alguna forma de equilibrar su vida, de
hacer que la existencia adquiera algún sentido. Y, quizás para su propio mal, a
veces lo logran de la única y terrible manera a su alcance: como una pírrica
victoria humana frente a la exclusión, la crueldad y el olvido a que los
condena el poder. «Este es un regreso literario a Cuba», dice su autor, «he
querido escribir muchos de estos asuntos desde que era un niño».<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD" style="color: red; font-size: 12.0pt;"><b>El autor</b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8vaN-odNaQgCOwMYEz6NE3Jz2_p64tsKqAT1XArOXMoCMMKkPTmX1OODHN9Pa_PS40SKIuI3a_kGHe7sFHpeXqHI_69vBW5jIfwYDxlo-NM0n5cq8qnsFE5WgDqgQIb_zYzRBoE2snbJR/s1600/Foto+Peque%25C3%25B1o+2.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8vaN-odNaQgCOwMYEz6NE3Jz2_p64tsKqAT1XArOXMoCMMKkPTmX1OODHN9Pa_PS40SKIuI3a_kGHe7sFHpeXqHI_69vBW5jIfwYDxlo-NM0n5cq8qnsFE5WgDqgQIb_zYzRBoE2snbJR/s200/Foto+Peque%25C3%25B1o+2.JPG" width="189" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri;"></span></div>
Al salir de Cuba, José M. Fernández Pequeño llevaba en la maleta un río y cierta cantidad de abrazos, protectores infalibles contra la nostalgia. Ha publicado dieciséis libros en géneros como la crítica literaria, la narrativa, el ensayo y la literatura infantil. Entre 1998 y 2013 vivió en la República Dominicana, donde ha recibido el Premio Nacional de Cuentos (2013) y el Premio Nacional de Literatura Infantil-Juvenil (2016). En ese país descubrió además los colmados, el poder de la libertad y toda la verdad contenida en la expresión «Más pa’lante hay gente». Actualmente reside en Miami. Su último libro, <i>El arma secreta</i>, recibió la Medalla de Oro en los Florida Book Awards al mejor texto en español publicado por un residente en ese estado durante 2014. Es editor, profesor universitario y gestor cultural, además de un culé convencido, un discutidor de oficio y un adepto impenitente a la cerveza.<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<span style="color: red;"><b>El presentador</b></span></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTpm_1-txCQEd8eGjORgO-gsRFaft4A7caAgngOJhiCFJC8ZrEiv90LSvNPQrnTBGpFD_VOxjpQ3gzav4ZtLQbx28T7O01Wl2VmcLmAOMtsVzfGkpxp9o9Jd4ILXpr9T6xijbkpMlQCV_6/s1600/V%25C3%25A1zquez+Portal.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTpm_1-txCQEd8eGjORgO-gsRFaft4A7caAgngOJhiCFJC8ZrEiv90LSvNPQrnTBGpFD_VOxjpQ3gzav4ZtLQbx28T7O01Wl2VmcLmAOMtsVzfGkpxp9o9Jd4ILXpr9T6xijbkpMlQCV_6/s200/V%25C3%25A1zquez+Portal.jpg" width="139" /></a></div>
<div>
Manuel Vázquez Portal: Poeta y periodista nacido en Morón. Fue profesor de enseñanza media, asesor literario del Ministerio de Cultura y periodista en varios medios estatales cubanos. Ganador de los premios UNEAC 1984, La Edad de Oro 1985 y 1993, publicó cinco libros en Cuba. En 2003 fue condenado a dieciocho años de prisión junto a 74 disidentes más. Vive en Miami, donde ha publicado los libros de poesía <i>Celda número cero</i> y <i>Velo de cristal</i>, a los que se suma <i>Escrito sin permiso</i>, que apareció en Italia. Es fundador de la prensa independiente cubana. Mientras estuvo en la cárcel, recibió el Premio Internacional de Libertad de Prensa (2003), que otorga el Comité de Protección al Periodista y el de Human Right Watch en 2004.</div>
<b><span style="color: red;"><br /></span></b>
<b><span style="color: red;">La artista dibujante</span></b><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRGhGwCjSpaV0v752rMp0GJ0G7VeNqlOg4z3tuGA-Y6J1TdhqkNcPzKKLGDWhLLWiSzkVt_ujjY0mL4yK7MuHrXKYJHeL3hzCjMJZt6MEDC3jDZPpLuCRmCdLXp1dcPJ47PpZRY-pIAI4y/s1600/Margarita+Garc%25C3%25ADa+Alonso.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRGhGwCjSpaV0v752rMp0GJ0G7VeNqlOg4z3tuGA-Y6J1TdhqkNcPzKKLGDWhLLWiSzkVt_ujjY0mL4yK7MuHrXKYJHeL3hzCjMJZt6MEDC3jDZPpLuCRmCdLXp1dcPJ47PpZRY-pIAI4y/s200/Margarita+Garc%25C3%25ADa+Alonso.jpg" width="180" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left; vertical-align: middle;">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left; vertical-align: middle;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Margarita García Alonso, periodista, poeta y artista visual
cubana nacida en Matanzas. Ha publicado diez libros entre poemarios, novelas y
cuadernos de arte. Licenciada en periodismo por la Universidad de La Habana,
posee también un máster en Industrias Gráficas. Ha obtenido numerosos premios
en artes visuales y literatura. En Cuba fue directora del semanario cultural <i>Yurumí</i>
y editora en Casa de las Américas. Reside en Francia desde 1992 y dirige las
ediciones <i>Hoy no he visto el paraíso</i>. Los dibujos que aparecen en el libro fueron realizados específicamente para este proyecto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left; vertical-align: middle;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU3Vy6XTOvebBeUvuYTE0IdHIFMpsxNt_rOLAmaXEiDNj7chr0Hf1e3l3VHIN0NbC-cbF682QVGwmeW74sYzS3TkNCNl7uWeZbfsiwXVb9jiIa8758KZDFHs6LlFCRf1jDND2-iPohLDAS/s1600/Presilla3.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="178" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU3Vy6XTOvebBeUvuYTE0IdHIFMpsxNt_rOLAmaXEiDNj7chr0Hf1e3l3VHIN0NbC-cbF682QVGwmeW74sYzS3TkNCNl7uWeZbfsiwXVb9jiIa8758KZDFHs6LlFCRf1jDND2-iPohLDAS/s200/Presilla3.png" width="200" /></a></div>
</div>
<div style="text-align: center;">
<a href="https://www.google.com/maps/place/Centro+Cultural+Espanol+de+Cooperacion+Iberoamericana+de+Miami/@25.78936,-80.189382,14z/data=!4m5!3m4!1s0x0:0xc33a0af2ab4a952f!8m2!3d25.7893595!4d-80.1893822?hl=es-ES">Centro Cultural Español de Miami</a></div>
<div style="text-align: center;">
1490 Biscayne Boulevard, Miami, Florida 33132</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;">Parqueo en la calle trasera del edificio.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;">Si desea saber cómo llegar, haga clic sobre el nombre de la institución.</span><br />
<div style="text-align: left;">
<span style="color: red; font-size: xx-small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="color: red; font-size: xx-small;"><b>Patrocinado por:</b></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkVlsufStMm5Xb197C8v1eU1rBvJEJVRKqo7nOwCpv0WqePv420NYMsPiGs84LiJouKoU2fY_sVxzbRfF33kKEoFiU6sPwYKSxJeYeoTLmnC1BV3C_tN0CFOsQ4s5HEvnOiN6lAB5s9TqJ/s1600/Logos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="78" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkVlsufStMm5Xb197C8v1eU1rBvJEJVRKqo7nOwCpv0WqePv420NYMsPiGs84LiJouKoU2fY_sVxzbRfF33kKEoFiU6sPwYKSxJeYeoTLmnC1BV3C_tN0CFOsQ4s5HEvnOiN6lAB5s9TqJ/s400/Logos.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div style="font-family: 'times new roman'; margin: 0px;">
<span style="color: blue; font-size: x-small;">Información:</span></div>
<div style="font-family: 'times new roman'; margin: 0px;">
<span style="font-size: x-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span></div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-54045477782780758202016-04-29T06:51:00.000-04:002016-04-29T06:51:46.746-04:00Declaración de independencia<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJ8WOUva7D8KHCtcxwBik7i0Z-FrBNfCWAirzzuANW_UouBG9K1C-kak34_L9-qudwKWnr2TzVYnMA5zUhkDElmzt4JnADzpsZUqvvMMo1Av0AkIKoqNs8drGlTp7GNqfJowkinnt9PjmR/s1600/Gif.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJ8WOUva7D8KHCtcxwBik7i0Z-FrBNfCWAirzzuANW_UouBG9K1C-kak34_L9-qudwKWnr2TzVYnMA5zUhkDElmzt4JnADzpsZUqvvMMo1Av0AkIKoqNs8drGlTp7GNqfJowkinnt9PjmR/s320/Gif.gif" width="320" /></a></div>
<i><br /></i>
<i><br /></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<i>Porque escribir es a veces eso,<br />observar y apropiarse de la basura ajena.</i><br />
<br />
Maurice
Sparks y/o Ernesto G.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">¡Por favor, no vuelva a decir que es increíble! </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">protesta con el celular apretado
contra el oído izquierdo y viene a recostarse de mí.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span>
<span style="font-size: 12.0pt;">Conozco cada reacción
suya, cada impulso que sus decisio-nes </span><span style="font-size: 16px;">–</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">igual
las muy meditadas como las más irreflexivas</span><span style="font-size: 16px;">–</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> ponen a </span><span style="font-size: 12pt;">circular por ese cuerpo menudo y casi siempre en tensión.
Hace mucho aprendí a leer lo que siente a través de sus contactos y puedo asegurar
que ahora mismo está al borde del colapso. Mientras escucha, saca con la mano
derecha uno de los libros alineados en el quinto estante, contando de abajo
hacia arriba, y lo muñequea bruscamente, como si necesitara comprobar que no
hay algo peligroso escondido entre las páginas. Son las <i>Ficciones</i> de Borges, lo confirmo cuando tira el volumen encuadernado
en rústica y formato seis por nueve sobre la mesa de trabajo para despegarse de
mí reclamando al pequeño transmisor:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–S</span><span style="font-size: 12.0pt;">iete años sin escribir, siete años de espantosa sequía,
y ahora que por fin regresa el impulso, ocurre esto… ¡dígame si no es cruel!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span>
<span style="font-size: 12.0pt;">Y comienza a pasearse
frente a mí, de pared a pared, ida y vuelta desde la puerta que conduce a su
dormitorio hasta la ventana que da a la calle, a una ciudad que él no se ha
cansado de maldecir </span><span style="font-size: 16px;">–</span><span style="font-size: 12pt;">páramo, desierto, estercolero de engreídos, nido de
superficiales con dinero, eso y más la ha llamado</span><span style="font-size: 16px;">–</span><span style="font-size: 12pt;"> durante los últimos siete años.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">Nada de eso importa ahora </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">tira un golpe al aire con el brazo libre</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt;"> </span><span style="font-size: 12.0pt;">Lo que escribo aparece luego cambiado, dígame qué
parte de esa desgracia no entiende y se la explico otra vez.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span>
<span style="font-size: 12.0pt;">Detiene su ir y
venir. Se congela con los cinco dedos de la mano derecha unidos y muy cerca del
rostro, mientras respira angustiado la voz que ha de estar vibrando en las entrañas
del aparato y los huecos en sus mejillas se ahondan todavía más.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">¡No quiero calmarme! </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">explota al fin</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–.</span><span style="font-size: 12.0pt;"> Ayúdeme a encontrar una explicación, que para eso usted
es el autor y se inventó esta bronca del escritor emigrado y la ciudad hostil,
¿cómo va a venirme ahora con que no puede controlar un conflicto que usted
mismo imaginó?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span>
<span style="font-size: 12.0pt;">Camina hacia la mesa
de trabajo, toma una hoja de papel que ha estado todo este tiempo sobre el
monitor de la computadora:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">La otra noche escribí </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">y lee</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–: </span><span style="font-size: 12.0pt;">«De cierto modo, adoro los caminos inciertos», y
cuando me levanté a la mañana siguiente decía «De cierto camino, adoro los
modos inciertos», ¿ve? ¿Considera que algo así es aceptable?... Qué va, olvide el
mambo y cante bolero, no hay posibilidad de error. Otra cosa no tendré, pero
buena memoria me sobra… Mire, ayer mismo escribí </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–y
vuelve a leer–: </span><span style="font-size: 12.0pt;">«Ahora encuentro mis
historias por doquier, a menudo en la basura ajena», ¿y quiere saber cómo apareció
esta mañana? Pues «Encuentro ahora la basura ajena por doquier, a menudo en mis
historias».</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span>
<span style="font-size: 12.0pt;">Se sienta sobre la
mesa de trabajo, de espaldas hacia donde estoy, lo que me ahorra sus ojos enrojecidos,
la expresión de desamparo que hace lucir más salientes aún los huesos de sus
pómulos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">¡Vaya! </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">exclama, y se da un golpe en el muslo con la mano que todavía
empuña el papel</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Calibri;">–,</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt;"> </span><span style="font-size: 12.0pt;">así que
escribir es en sí mismo un acto de traición… ¡qué frase tan bien compuesta, lo felicito!
Pero, ¿sabe qué?, no me sirve de nada. Si no es usted, ¿quién cambia lo que
escribo? ¿El gato? ¿El librero? Como están las cosas, a lo mejor el librero aspiró
un soplo de vida y ni usted ni yo nos hemos enterado. ¿O seré sonámbulo? Eso,
¿andará suelta por ahí una manifestación salvaje de mí mismo que reescribe
mientras duermo o estoy en la calle? Porque las palabras no cambian solas de
lugar, ¿o sí?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-size: 12pt;">Y bueno, en ese
último aspecto discrepo de su razonamiento, incluso podría facilitarle dos o
tres libros de entre los que él mismo ha colocado en mis estantes para
estimularlo a revisar sus criterios sobre los hábitos de las palabras, o por lo
menos a tomar en consideración el carácter revoltoso de ciertos escritos… Pero
mejor dejamos ese ejercicio para otro momento, no es prudente contradecir a una
persona como él cuando está así de alterada.</span><br />
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-size: x-small;">Ilustración: <i>The writer isolator</i>, de Margarita García Alonso.</span><br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnMq8c8zfUPpJiMPBVJOF8HI_M-ytDZlWyItCokcsMjkvx2QIYbVvk3-Wy9YvlfD7OHv8Fgmpzpob09mekUjy0374L5TQGBXP4bhr2rbgmUaD17BkL_r6msFrI_HjppQnZ5oTNMdg3pmSq/s1600/Margarita+Garc%25C3%25ADa+Alonso.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnMq8c8zfUPpJiMPBVJOF8HI_M-ytDZlWyItCokcsMjkvx2QIYbVvk3-Wy9YvlfD7OHv8Fgmpzpob09mekUjy0374L5TQGBXP4bhr2rbgmUaD17BkL_r6msFrI_HjppQnZ5oTNMdg3pmSq/s200/Margarita+Garc%25C3%25ADa+Alonso.jpg" width="176" /></a></div>
<div style="text-align: left;">
<a href="https://margaritagarciaalonso.wordpress.com/pinturas/">Margarita García Alonso</a>: Periodista, poeta y artista visual cubana. Es una de las personas más ocupadas del planeta. En la mañana escribe mundos que echan a girar apenas salen de sus manos. La tarde la dedica a una investigación sobre el modo subjuntivo en la comunicación afectiva de las flores. En su tiempo libre se desempeña como reina en Groenlandia... sin remuneración, claro. Y en la noche, mientras parece dormir, en realidad ejercita la cuántica, lo cual le permite hacer audaces dibujos para textos que sus amigos alguna vez escribirán, aunque ellos todavía no lo sepan. ¿No me creen? Pues solo hagan clic sobre su nombre.<br />
<br /></div>
<div style="margin: 0cm; text-align: center; text-indent: 0px;">
<div style="color: black; font-family: 'times new roman'; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="color: blue; font-size: x-small;"><br /></span>
<span style="color: blue; font-size: x-small;">Información:</span></div>
<div style="color: black; font-family: 'times new roman'; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="font-size: x-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span></div>
</div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-17793782892200660942016-03-30T16:28:00.001-04:002016-04-07T07:34:00.024-04:00Lo que Lino Novás Calvo sí sabía<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOItcWTzfvfD2sNn5b2APfCO1Ktw34RmtbC6U9d4A4bSkm3zRNUC_v_azkgxq_0kLEx8gX-M2NB0pOy_BDNUL_1hDVslZOhnbyvPhw3EJ9t9NBUywHOVbocN_AR4BzaSI0ol33WHeToEnT/s1600/Lo+que+Nov%25C3%25A1s+Calvo+s%25C3%25AD+sab%25C3%25ADa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOItcWTzfvfD2sNn5b2APfCO1Ktw34RmtbC6U9d4A4bSkm3zRNUC_v_azkgxq_0kLEx8gX-M2NB0pOy_BDNUL_1hDVslZOhnbyvPhw3EJ9t9NBUywHOVbocN_AR4BzaSI0ol33WHeToEnT/s320/Lo+que+Nov%25C3%25A1s+Calvo+s%25C3%25AD+sab%25C3%25ADa.jpg" width="213" /></a></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<i><span style="font-size: 10.0pt;"><br /></span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<i><span style="font-size: 10.0pt;"><br /></span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<i><span style="font-size: 10.0pt;">Y en el símbolo cabe todo:</span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<i><span style="font-size: 10.0pt;">
desde la mentira más alta, a la más baja insidia.<o:p></o:p></span></i><span style="font-size: 10.0pt;"> </span></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 10pt;">Lino Novás
Calvo</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;">Dos preguntas han
perseguido al escritor cubano Lino Novás Calvo (1903-1983): </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">¿Por
qué su producción literaria decae hasta casi desaparecer después de su
consagración narrativa en los años cuarenta del siglo pasado? y ¿por qué
abandona Cuba en 1960?</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> </span><span style="font-size: 12pt;">Sobre la primera interrogante, que </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">desde
hace mucho </span><span style="font-size: 12pt;">quita el sueño </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">a
críticos y admiradores de la obra novaciana, </span><span style="font-size: 12pt;">intenté reflexionar <a href="http://palabrasdelquenoesta.blogspot.com/2015/08/para-contar-lino-novas-calvo.html">en un texto anterior</a>. La segunda </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">se
ha repetido con notable constancia en los estudios y proyectos editoriales
desarrollados sobre este autor dentro de Cuba y tiene una respuesta definitiva en
el libro <i><a href="http://www.amazon.com/Lo-que-entonces-podiamos-saber/dp/1507778333">Lo que entonces no podíamos saber</a></i>,<sup>1</sup>
recopilación realizada por el investigador y crítico Carlos Espinosa Domínguez de
los textos que escribiera Novás Calvo para la revista <i>Bohemia Libre</i>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Son artículos publicados entre octubre
de 1960 y agosto de 1961 </span><span style="font-size: 12.0pt;">–</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">es
decir, apenas el narrador decidió exilarse en los Estados Unidos</span><span style="font-size: 12.0pt;">–,</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"> y tienen el evidente objetivo de
contrapesar la propaganda política del Gobierno instaurado en Cuba tras la
revolución de 1959, a la que Novás Calvo entendió desde el inicio como un tránsito
hacia la consolidación de un sistema comunista a la sombra del orbe soviético. Compulsados
por la urgencia de tal confrontación, los textos ahora recopilados poseen momentos
en que el escritor confunde sus deseos con realidades, se explaya en excesos de
euforia, o emite opiniones lastradas por la inmediatez de la circunstancia que intenta
racionalizar. Pero, más allá de eso, hay en sus valoraciones una minuciosidad y
una claridad de juicio relevantes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Ahí radica, en mi opinión, el valor inicial
de los artículos rescatados por Espinosa Domínguez con el profesionalismo que
le es característico: son testimonios de primera mano acerca de cómo y mediante
qué recursos prácticos y simbólicos empezó a desmontarse el sistema democrático
cubano en el arranque de los sesenta. El segundo valor de estos textos apunta
hacia el propio Novás, hacia los elementos que permiten entender la actitud de
este fundamental cuentista iberoamericano ante el proceso social que se vivía
en Cuba.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">La primera oleada de intelectuales que
abandonaron la isla tras el triunfo revolucionario incluyó nombres tan notables
como Jorge Mañach, Lydia Cabrera o Gastón Baquero, pero la noticia de que Novás
Calvo había pedido asilo político produjo un gran impacto en el sector
intelectual que apoyaba a la revolución, el cual lo calificó de traidor. Tal
apreciación partía de que el escritor había emigrado muy joven desde Galicia y
conocido en Cuba la más cerrada miseria, que había defendido durante una etapa
importante de su vida las ideas comunistas<sup>2</sup> y peleado por la
República en la Guerra Civil Española, que había sufrido en carne propia muchas
de las lacras republicanas cuando ya era autor de una literatura reconocida, que
escarbaba con peculiar eficacia en rincones de la sociedad cubana marcados por
una violenta marginalidad. ¿Cómo podía abandonar entonces un proceso político-social
que se desarrollaba a nombre de los humildes y que prometía erradicar los males
de la sociedad cubana?, esa fue y es la pregunta que todavía se escucha.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">El Lino Novás Calvo que vivió el triunfo
de la revolución cubana tenía otra perspectiva sobre las cosas y gracias a <i>Lo que entonces no podíamos saber</i> puede
afirmarse hoy sin la menor duda que su exilio fue un acto de convicción, no
algo nacido de una ofuscación momentánea o de un miedo incontrolable, aunque
ciertamente miedo hubo y no poco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Es sabido que, tras su salida hacia
Estados Unidos, la obra de Lino Novás Calvo y las referencias a su persona
desaparecieron del ámbito público cubano. Sergio Chaple, desde el mismo
Instituto de Literatura y Lingüística que por más de dos décadas cumplió la
orden de mantener al escritor nacido en Galicia fuera de los diccionarios de
autores cubanos, especuló en algún momento que este no podía ser indiferente al
hecho de que el premio nacional de cuento en Cuba llevara el nombre de Luis
Felipe Rodríguez, aseveración en la que resultaba difícil determinar cuál dolor
era mayor, si el supuesto de Novás Calvo porque el certamen no exhibiera su
nombre o el real de Chaple por haber perdido al eminente narrador como aliado del
proceso político cubano.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Tanto resentimiento tiene explicación,
claro. Con el exilio de Novás Calvo se esfumaba la posibilidad de presentar su
obra como punto de partida de la cuentística cubana que nacía a la sombra del
nuevo orden político y bajo la firma de autores como Jesús Díaz, Eduardo Heras
León, Norberto Fuentes, Antonio Benítez Rojo, entre otros. El autor de “La
noche de Ramón Yendía” habría aportado a tal discurso no solo su prestigio,
sino también su origen como emigrante pobre, el haber iniciado la poesía de
tema obrero en el país, sus reconocidos “esfuerzos por darle una validez estética
al lenguaje popular cubano”,<sup>3</sup> más una obra narrativa cuyo poderoso registro
social escapaba de la mácula panfletaria, pues “sus cuentos son […] universales
por su feliz ahondamiento en la común entraña humana”.<sup>4</sup> Es decir, Lino
Novás Calvo pudo ser para la cuentística revolucionaria lo que fue Nicolás
Guillén para la poesía, y ya se sabe cuánta relevancia ha tenido el manejo de
símbolos en el último medio siglo de historia cubana.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Cuando el poder
político cubano dio el visto bueno para la “recuperación” de Lino Novás Calvo y
su obra escrita antes de 1960 volvió a publicarse en la Isla, en el segundo
lustro de los años ochenta, la búsqueda de respuestas para la pregunta citada
más arriba alcanzó un lugar preponderante. Jesús Díaz, quien compiló el tomo destinado
a romper el silencio, veía “un nexo orgánico, revelador, levemente siniestro”<sup>5</sup>
entre el hecho de que el escritor cubano nacido en España hubiese dejado de
escribir primero y abandonara su país de adopción después.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">A partir de ahí, se
han citado como causas de su renuncia a la izquierda marxista y su incomprensión
ante el triunfo revolucionario de 1959 hechos tales como la traumática experiencia
que vivió Novás Calvo durante la Guerra Civil Española, la forma en que su carácter
se fue agriando por las dificultades financieras en el tránsito de los años
cuarenta-cincuenta y su decepción ante un ejercicio literario que no le traía
el reconocimiento y la estabilidad esperados. A estas razones agregaré su descontento
por la actuación de los comunistas cubanos en esa misma época<sup>6</sup> y
sobre todo –muy sobre todo– por los acontecimientos en los países que formaban
el bloque comunista mundial, algo de lo que Novás Calvo estaba
muy al tanto pues parte de su trabajo como Jefe de Información de
la revista <i>Bohemia</i> consistía en traducir
textos sobre el acontecer político internacional.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Esa búsqueda de causas
también ha tenido sus momentos de especulación con ribetes detectivescos, como
achacar el divorcio entre Novás Calvo y la izquierda política a la influencia
de algunas personas próximas a él, entre los que se señala a Carlos Montenegro,
Emma Pérez, Rolando Masferrer, Herminia del Portal –esposa del escritor–, o
Miguel Ángel Quevedo.<sup>7</sup> Y finalmente se ha dejado escuchar la
afirmación de que el escritor decidió abandonar Cuba porque creía que en
Estados Unidos tendría “una nueva vida que pensaba le sería más grata que la
vivida hasta entonces”.<sup>8<o:p></o:p></sup></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">La verdad parece ser
que en condiciones normales Lino Novás Calvo jamás habría abandonado Cuba.<sup>9</sup>
Huyó espantado por los acontecimientos políticos que ocurrían en la isla y por
el futuro que avizoraba. Pidió asilo en la embajada de Colombia un día de
agosto de 1960, mientras dejaba su casa con las luces encendidas y el televisor
funcionando para despistar la vigilancia. Las fuertes confrontaciones entre el
poder político cubano y el equipo de la revista <i>Bohemia</i>, que tuvieron en Fidel Castro un protagonista de primera
línea y ya para ese agosto de 1960 habían empujado hacia el asilo político al
director de ese medio, Miguel Ángel Quevedo, convencieron a Novás Calvo de que
podía ser encarcelado en cualquier momento, como declaró a </span><span style="font-size: 12pt;">Fulgencio Lequerica
Vélez, entonces embajador de Colombia en Cuba</span><span style="font-size: 12.0pt;">.<sup>10</sup><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Lino Novás Calvo
llegaba a Estados Unidos con cincuenta y cinco años, dejaba detrás todo lo que
había conseguido con mucho esfuerzo, y lo hacía no porque creyera que allí tendría
una vida mejor, sino porque buscaba escapar a cualquier precio de lo que intuía
sería un futuro desastroso. Los artículos compilados en </span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Lo que entonces no podíamos saber</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">
permiten entresacar cuál era su pronóstico para el destino Cuba: la educación
convertida en adoctrinamiento político, la clausura de la libertad de prensa y
opinión, la ocupación de todos los estratos de la sociedad civil para
garantizar el control total del poder político sobre los individuos, una
dirección política basada en el personalismo mesiánico, la depauperación de la
producción agrícola, el fin de los pequeños negocios privados, la quiebra de la
economía nacional como resultado de su centralización por el Estado, entre
otros. Han pasado cinco décadas y media desde que Lino Novás Calvo escribió
esos artículos y dejo al lector en la más absoluta libertad para determinar si
el pronóstico del intelectual cubano se hizo realidad o no.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Hay un argumento que
jamás falta a la hora de asombrarse por la forma en que Lino Novás Calvo huyó
de Cuba en 1960. A principios de ese mismo año había sido convocado para formar
parte del jurado en el primer concurso Casa de las Américas, algo que la crítica
y la investigación en la Isla han entendido de forma unánime en tanto “un
evidente reconocimiento a su magisterio como narrador”<sup>11</sup> por parte
de la dirección revolucionaria. Pudiera ser, digo yo, pero ese reconocimiento
apenas significaba nada ante las preocupaciones que –ahora lo sabemos bien– atormentaban
al escritor, y en eso debemos admitir que no le faltaba razón. Para solo poner
un ejemplo, entre los que acompañaron a Novás Calvo en aquel jurado estuvo el
también fundamental escritor cubano Virgilio Piñera, quien permaneció en el
país y sufrió luego un implacable período de ostracismo y persecución al que
solo la muerte pondría fin. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Lo que atormentaba
al autor de “La visión de Tamaría” estaba en la naturaleza comunista del
proceso político-social cubano, no reconocida de manera
pública en el momento que comenzó a escribir los artículos para <i>Bohemia Libre</i>, y malamente podía sentirse honrado de colaborar con ese proyecto un
hombre para quien la condición del militante comunista radicaba en que “no
duda, y siempre obedece sin vacilación y sin preguntar”, mientras veía para los
<i>fellow-travelers</i> un único destino:
seguir “derramándose por los bordes, sobre las cercas, hasta que llega la hora
caliente, revolucionaria, de las definiciones”.<sup>12</sup> Y él, a esa altura
de su vida, no estaba dispuesto a entrar en ninguna de las dos categorías.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">La inminente publicación
de los artículos escritos por Lino Novás Calvo durante la Guerra Civil
Española, recopilados también por el incansable Carlos Espinosa Domínguez bajo
el título de “Un escritor en el frente republicano”, nos dará la posibilidad de
contrastar la distancia de pensamiento que llegó a existir entre el escritor
comunista y combatiente en la conflagración bélica española de los años treinta
y el escritor liberal que más de dos décadas después huye de la revolución
cubana. Por ahora, <i>Lo que entonces no
podíamos saber</i> clausura para siempre el asombro ante esa huida y demuestra
que Novás Calvo no hubiera podido actuar de otro modo sin suicidarse como individuo
e intelectual. En fin, pregunta respondida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></b>
<b><span style="font-size: 12.0pt;">Notas<span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">1</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> Lino Novás Calvo: <i>Lo
que entonces no podíamos saber</i>; compilación de Carlos Espinosa Domínguez;
prólogo de Rafael Rojas. [Estados Unidos], Los Libros de las Cuatro Estaciones,
Término Editorial, 2015.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">2</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> Escribe Novás Calvo: "En tanto, me había
afiliado al Quinto Regimiento, primera unidad de choque comunista y me habían
enviado como responsable a una librería incautada. Y ser miembro del Quinto
Regimiento era devenir, automáticamente, miembro del Partido Comunista. Así fue
como entré yo en el Partido Comunista de España: la primera vez que entré en un
partido político". Cira Romero: <i>Fragmentos
de interior. Lino Novás Calvo: su voz entre otras voces</i>. Santiago de Cuba,
Editorial Oriente, 2010, p. 144.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">3</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> Antonio Benítez Rojo: “Sobre Lorraine Elena Roses, <i>Voices of the Storyteller. Cuba’s Lino Novás
Calvo</i>”, en <i>Revista Iberoamericana</i>,
Vol. LVI, No. 152-153, julio-diciembre de 1990, Pittsburgh, p. 1377.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">4</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> José Antonio Portuondo: “Lino Novás Calvo y el cuento
hispanoamericano”, en <i>Cuadernos
Americanos</i>, Vol. XXXV, año VI, No. 5, septiembre-octubre de 1947, México,
p. 251.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">5</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> Jesús Díaz: “Prólogo”, en Lino Novás Calvo, <i>Obra narrativa</i>. La Habana, Editorial
Letras Cubanas, 1990, p. 8.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">6</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> <i>Vid</i>. Rafael
Rojas: “Novás Calvo divisa el comunismo”, en Lino Novás Calvo, <i>Lo que entonces no podíamos saber</i>, p.
12.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">7</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> Lisandro Otero: “Lino Novás Calvo, recobrado”, en <i>Unión</i>, año II, No. 7,
julio-agosto-septiembre, 1989, Ciudad de La Habana, p. 18.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">8</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> Cira Romero: “Prólogo”, en Lino Novás Calvo,<i> Angusola y los cuchillos</i>; compilación de Cira
Romero. Santiago de Cuba, Editorial Oriente, 2003, p. 8.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">9</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> En la segunda mitad de los años cuarenta, Lino Novás
Calvo recibió varias veces la propuesta de ir a trabajar en Estados Unidos, lo
que rechazó siempre a pesar de que atravesaba una pésima situación económica,
que llegó a afectar profundamente tanto su siquis como su carácter. En el
momento que triunfa la revolución, su situación financiera podía considerarse
buena y estable, luego de haber pasado a ser Jefe de Información de la revista
<i>Bohemia</i> en 1953 y haber recuperado su trabajo como profesor de francés. Al
momento de su exilio, todo eso queda detrás para comenzar otra vez desde cero
en Estados Unidos a los cincuenta y cinco años. <i>Vid</i>. <i>Laberinto de fuego;
epistolario de Lino Novás Calvo</i>; recopilación y notas de Cira Romero;
prólogo de Eduardo Heras León. La Habana, Ediciones La Memoria, Centro Cultural
Pablo de la Torriente Brau, 2008.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">10</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> Fulgencio Lequerica Vélez: <i>600 días con Fidel</i>, <i>apud</i>
Lorraine Elena Roses, <i>Voices of the
Storyteller. Cuba’s Lino Novás Calvo</i>. Estados Unidos, Greenwood Press,
1986, p. 35.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">11</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> Eduardo Heras León: “Prólogo”, en <i>Laberinto de fuego; epistolario de Lino
Novás Calvo</i>, p. 12.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<sup><span style="font-size: 10.0pt;">12</span></sup><span style="font-size: 10.0pt;"> <i>Lo que entonces
no podíamos saber</i>, p. 182 y 178.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-size: 10.0pt;"><br /></span>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: 10.0pt;">Quienes deseen comprar <i><a href="http://www.amazon.com/Lo-que-entonces-podiamos-saber/dp/1507778333">Lo que entonces no podíamos saber</a></i>, solo deben hacer clic sobre el título.</span></div>
<span style="font-size: 10.0pt;"><br /></span>
<br />
<div align="center" style="margin: 0cm; text-align: center;">
<span style="color: blue; font-size: x-small;">Información:</span><br />
<span style="font-size: x-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span></div>
<div align="center" style="margin: 0cm; text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;"><br /></span>
<span style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-30712712737710452432016-02-27T08:44:00.000-04:002016-02-27T13:29:26.469-04:00Cenizas<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHw5rGalTSLqlH-p1JMjpN4lc0CKrFSSY0nxcGqNGFa32D2I0DOQL5d3f3LCp3CgEw35-L8JQyDnqZLVruFaFePxYZ_pP-hgPjfWEBbeOVmBXElOeXWF8U90daZhcmBUzPhuiMdK8Qrz3P/s1600/Cenizas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHw5rGalTSLqlH-p1JMjpN4lc0CKrFSSY0nxcGqNGFa32D2I0DOQL5d3f3LCp3CgEw35-L8JQyDnqZLVruFaFePxYZ_pP-hgPjfWEBbeOVmBXElOeXWF8U90daZhcmBUzPhuiMdK8Qrz3P/s320/Cenizas.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span>
<span style="font-size: 12.0pt;">Ese día alguien hizo
notar la ceniza saliendo del vehículo y fueron muchos los sorprendidos, casi
tantos como los asustados. No faltó quien llamara de inmediato a los bomberos,
que llegaron con sus sirenas y sus pesados trajes, revisaron minuciosamente, y no
encontraron algo extraño… aparte de la ceniza que seguía elevándose al cielo desde
aquel vehículo con los cristales cerrados a cal y canto. Los medios formaron revuelo
en las próximas semanas. Los científicos terminaron hablando de sugestión
social. Cierta iglesia se volcó a las calles para recordar a los pecadores el tema
de las brasas infernales. Y los juerguistas se inventaron chistes soeces que no
sería de buen gusto repetir aquí. Así pasó el tiempo. Hoy casi nadie recuerda cuál
era la marca del vehículo, ni el nombre del dueño, ni por qué fue estacionado ese
día exactamente allí. Es un vehículo inmóvil al que las autoridades dan brillo
cada seis meses, del que los habitantes dicen estar orgullosos y que recibe la
visita de cuanto turista cruza por el pueblo. Un vehículo que expele cenizas,
solo eso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">Ilustración: Mundo Maipú.</span><span style="font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="center" style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: center;">
<span style="color: blue; font-size: x-small;">Información:</span></div>
<div align="center" style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;">Los comentarios en este blog son
moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe,
sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la
intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span></div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-6691722008372452892016-01-30T11:16:00.000-04:002016-02-02T12:14:11.598-04:00Intuición versus conciencia crítica<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Taller</span></div>
<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">"El escritor
frente a la corrección de sus textos"<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="color: blue; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="color: blue; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Viernes 5 de febrero de 2016, </span><span style="color: blue; font-size: 16px; line-height: 18.4px;">6:00 p.m.</span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="color: blue; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Salón de Conferencias de la Feria del Libro</span><br />
<span style="color: blue; font-size: x-small; line-height: 115%;">Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte, Ave. Pedro Henríquez Ureña y Ave. Máximo Gómez</span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Organizado por la Dirección General de la Feria del Libro</span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRYvQxKELDXke9st5nzT7oLgfqp4G093a8AevRtNxX-q6VEKnffZB4Nx-cZuhgP5Ge0hcBnumFdVQxNYpAQSBUnL-mZ_jaRNQaZuV2wIypH1yr2CyVxga9yjv1O-a9X5FnkoEk14s0aazQ/s1600/Peque%25C3%25B1o+-+foto+4.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRYvQxKELDXke9st5nzT7oLgfqp4G093a8AevRtNxX-q6VEKnffZB4Nx-cZuhgP5Ge0hcBnumFdVQxNYpAQSBUnL-mZ_jaRNQaZuV2wIypH1yr2CyVxga9yjv1O-a9X5FnkoEk14s0aazQ/s320/Peque%25C3%25B1o+-+foto+4.JPG" width="320" /></a></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Conducido por el escritor y editor<br />José M. Fernández Pequeño</span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Muchos escritores piensan que el acto de crear un
texto constituye la parte enaltecedora y agradable de su trabajo, mientras que el imprescindible período de
corrección y perfeccionamiento de ese mismo texto los obliga a una labor engorrosa, pesada. Sin embargo, del propio escritor depende que esto
no sea así. Corregir y perfeccionar lo escrito puede ser una tarea apasionante,
siempre y cuando quien la lleva a cabo conozca a fondo su oficio y se apodere de aquellas
estrategias que mejor respondan a sus características creadoras. Alcanzar ese
nivel de competencia es la última línea que separa al escritor novel del
profesional curtido. El taller avanzará sobre los siguientes puntos:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<ul>
<li><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Intuición y
conciencia crítica: ¿enemigos que se buscan?</span></li>
<li><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">El oficio:
¿con qué se come eso?</span></li>
<li><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">La hora de
la verdad: ¿por qué, para qué, para quién y, sobre todo, cómo?</span></li>
<li><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">El relajo,
con orden: ¿tiene etapas el proceso de corrección? Descenso al infierno usando peldaños prácticos.</span></li>
<li><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Sí, claro,
leer: pero, ¿de qué manera?</span></li>
<li><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Ay, las
dudas: ¿a quién dar a leer? ¿Cuánto importa un crítico?</span></li>
<li><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">La hora de
los nones: ¿un camino sin final?</span></li>
<li><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">¿Y la autoedición?</span></li>
<li style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Ultimos consejos para mirarse en el espejo (con excusas por la rima).</span></li>
</ul>
<div style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 18.4px;">Para los interesados en participar, se aconseja la lectura previa del texto <a href="http://www.palabrasdelquenoesta.blogspot.com/2014/06/de-editores-dioses-y-delirios.html">"De editores, dioses y delirios"</a>, así como del cuento <a href="http://www.ellugareno.com/2014/11/pongamos-por-caso-por-jose-m-fernandez.html">"Pongamos por caso"</a>. La primera ofrece una base para ciertos criterios que serán utilizados y el segundo servirá en algún momento como ejemplo práctico.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;"><span style="color: blue;">Información:</span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span></div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-29305897427944450872016-01-17T10:37:00.001-04:002016-01-17T10:55:28.388-04:00De copas y literatura<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="color: red;">Martes, 26 de enero de 2016: Tertulia literaria guiada</span></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbOQk6Q88B04zumm8e7breTnv3BeWXfFzOGMDHtTeCRFkueD4opKmKVf2JnQ-fKzsl1-l9WZYG9y5BVKW8M14HzJ2Cx1GsFy6zHq2Cb3KY9wKaOEaQES3S8WL1nxq0mTY_x06bqAPt3-dh/s1600/tomate+jan+2016+koubek.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbOQk6Q88B04zumm8e7breTnv3BeWXfFzOGMDHtTeCRFkueD4opKmKVf2JnQ-fKzsl1-l9WZYG9y5BVKW8M14HzJ2Cx1GsFy6zHq2Cb3KY9wKaOEaQES3S8WL1nxq0mTY_x06bqAPt3-dh/s320/tomate+jan+2016+koubek.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: center;">
Están todos invitados. Y ya saben, la primera copa va por la casa, pero la literatura la pone usted.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: x-small;">¿Cómo llegar? Haga clic en <a href="http://www.mapquest.com/directions/to/us/fl/miami/33135-1301/2705-sw-3rd-st-25.769395,-80.239546">Koubek Center del Miami Dade College</a> y consulte allí.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: center;">
<span style="color: blue; font-size: x-small;"><br /></span>
<span style="font-size: x-small;"><span style="color: blue;">Información:</span></span><br />
<span style="font-size: x-small;">Los comentarios en este blog son moderados, razón por la cual no aparecen inmediatamente que usted los escribe, sino luego de la correspondiente autorización. Con esto evitamos la intervención de agentes maliciosos e indeseables.</span></div>
<span style="font-size: x-small;">
</span>
<br /></div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-14160990243709093112015-12-19T10:44:00.000-04:002015-12-30T10:05:45.006-04:00Ajeno final<div style="text-align: center;">
<i>Viene de la entrada anterior: <a href="http://www.palabrasdelquenoesta.blogspot.com/2015/11/ciudades.html">Ciudades</a></i></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2xluHNcAc_7Hv_HcW7pVr4RNAB5Sf7JzTB-fgf_iYlyzBcYoZmsQuKBiVRGS8dxRLJw5se4kY43E5bJm43XITeJwl03WrYPilqMpYGwkvVz0-_rkOOZbtcrgFVztxeF_fnwlh-8I6kiL8/s1600/Ajeno+final.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2xluHNcAc_7Hv_HcW7pVr4RNAB5Sf7JzTB-fgf_iYlyzBcYoZmsQuKBiVRGS8dxRLJw5se4kY43E5bJm43XITeJwl03WrYPilqMpYGwkvVz0-_rkOOZbtcrgFVztxeF_fnwlh-8I6kiL8/s320/Ajeno+final.jpg" width="247" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Al apoyar el rifle
sobre el muro, una punzada en la cintura le reclamó las horas que llevaba agazapado
en el balcón. <i>Vamos a lo que vinimos</i>,
quiso darse ánimo, apartar de su pensamiento todo lo que no fuera apuntar con la
mayor precisión. Como había planeado tantas veces desde la noche anterior, adelantó
el cañón entre las claras hojas de la madreselva y buscó colocar la perspectiva
del disparo sobre el nacimiento de las cejas, pero la expresión del rostro
atrapado en la mira, más indiferente que desprevenido, suspendió cualquier emoción
que hubiera imaginado sentir en ese instante. Observó la figura sentada frente
a la mesa, allá abajo, que se le ofrecía en una inconcebible fragmentación. El escaso
y blanco cabello, los enormes espejuelos de pasta destinados a amplificar una
mirada inexistente, las comisuras de los labios hundidas en una patética </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">y hasta ahora no descubierta por él</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">– </span><span style="font-size: 12.0pt;">expresión de tiburón triste, las manos muertas sobre
el mantel, a la espera de que el ayudante acabara de acomodarle la comida en el
plato. No encontró una relación plausible, adecuada para un momento como aquel,
entre los ojos ciegos, perdidos en lo alto, y las manos que comenzaron a
moverse torpemente, acarreando el alimento hasta la boca, mientras el resto de
los comensales en torno a la larga mesa blanca hablaban y reían y celebraban su
nombre </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">–el Presidente esto, el Presidente aquello– </span><span style="font-size: 12.0pt;">como si vivieran en otra realidad, una donde los
granos de arroz y los pedazos de pollo no escaparan de los dedos del anciano ni
cayeran sobre la camisa blanca, la roja corbata, el saco azul. Intuyó que debía
rearmar la imagen tal y como su rencor la había conservado por tantos años, y enfrentó
aquella figura senil con el recuerdo de la voz agria y el condenatorio dedo
índice apuntando detrás del micrófono; repasó trozos implacables de sus
discursos, las fotos altivas que por décadas habían acompañado frases suyas en las
primeras planas de los periódicos; regresó la imagen de Carlín tirado en la
escalera, dejando ir su sangre hacia abajo, escalón por escalón; recuperó el
olor a creolina de los días en la celda común, esperando que llegara la hora de
la pelota para arracimarse en torno al radito de pilas y pescar la voz del
narrador entre los ruidos de la onda corta. <i>Vamos
a lo que vinimos</i>, intentó espolear otra vez su ánimo, y devolvió el centro
de la mira a la frente manchada de lunares pálidos que le facilitaba allá abajo
esa postura incoherente tan habitual en quienes no nacieron ciegos: el tronco
encorvado y el rostro levantado hacia el techo... Y nada, no consiguió
restituir una expresión despiadada al anciano que rompió a toser mientras el ayudante
se apresuraba para acercar un vaso con agua a sus manos. Tampoco encontró dentro
de sí restos de ira, ni siquiera ante el argumento de que aquel hombre no solo
lo había expulsado alguna vez del lugar donde nació, sino que ahora venía a
retarlo en esta otra ciudad. En vez del odio que supuso haría hervir su ánimo
en un instante como ese, le pareció que el gatillo del rifle palpaba la yema de
su dedo índice con una frialdad inexplicable, incluso absurda a la luz de la crucial
decisión que él estaba obligado a tomar. <i>A
este viejo le queda una afeitada si acaso</i>, pensó, y en una de esas
seguridades absolutas que llegan no más de tres o cuatro veces durante una
vida, comprendió que al contraer el dedo dispararía también contra todo lo que
hasta ese momento había sido su propio mundo y, de algún modo al mismo tiempo insólito
y natural, no tuvo la menor duda de que aquella ruina humana atrapada en la
mira era un poco él mismo, puede que su reverso, pero alguien personal e íntimo
a fin de cuentas. Disfrutó unos segundos la forma en que esa idea relajó los
músculos de sus hombros y respiró profundamente el aroma de la madreselva. Una
gran paz lo invadía en el momento que <b>ap</b>…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;">
<i><span style="font-size: 12pt;">¿Sería tan amable, estimado lector, de agregar las tres palabras que faltan para concluir esta historia? Hasta donde alcanzo a ver, tres son también las posibilidades:</span></i></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;">
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;">a) <i>…</i><b style="font-style: italic;">ap</b><i>retó el gatillo.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;">b) <i>…</i><b style="font-style: italic;">ap</b><i>artó el arma.<o:p></o:p></i></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;">c) <i>Cualquier
otra combinación a partir de </i><b style="font-style: italic;">ap</b><i>… que
le parezca adecuada.</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left;">
<span style="font-size: 12pt;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;">
<span style="font-size: 12pt;"><i>Gracias.</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left;">
<i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left;">
<span style="font-size: x-small;">Ilustración: <i>The Executioner</i>, de Margarita García Alonso.</span></div>
</div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com24tag:blogger.com,1999:blog-4965383852084989748.post-40361817944454739252015-11-28T09:23:00.000-04:002016-07-24T08:58:34.900-04:00Ciudades<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9CV01R1uDv5Y5SUNPNb2CjZbuCdwx9hU49BW5C8pxqG8rF4n7NmnplScE7g-nNmnT2ojOdtouF0a-0VJzmcz4h5X6SLLx332juxWNgo6SooU1RNCNeH9ub4XeyPN6UC3dHBqBHLzZANSD/s1600/Ciudades.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="220" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9CV01R1uDv5Y5SUNPNb2CjZbuCdwx9hU49BW5C8pxqG8rF4n7NmnplScE7g-nNmnT2ojOdtouF0a-0VJzmcz4h5X6SLLx332juxWNgo6SooU1RNCNeH9ub4XeyPN6UC3dHBqBHLzZANSD/s320/Ciudades.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;">Así fundé yo esta
ciudad; lo hice sin planificarlo y de a poco, un chin hoy y otro mañana, porque
de que tomó su tiempo, lo tomó... eso puedo jurarlo. Y claro que cuando llegué ya
había calles allá afuera, lo mismo que edificios, <i>moles</i> y vehículos con gente yendo a cualquier parte, pero era igual
que si no estuvieran. Por mucho que luchara para hacerme un caminito entre las gasolineras,
los ciclistas, los parquímetros y los semáforos, nada… ni modo de hallar una sombra,
una brisita amable aunque fuera, así que no importaba si yo jamás de los
jamases había visto ese canal o aquella autopista elevada, el caso era que el
canal y la autopista me rebotaban para la ciudad de donde Él me expulsó… una
ciudad </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">y dígase porque es cierto</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">–</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt;"> </span><span style="font-size: 12.0pt;">donde
nunca se ha visto un canal ni una autopista elevada… Pues ahí estaba yo, mascando
aire, viendo a los <i>jomles</i> empujar sus
carritos repletos de tereques, tan conformes con el paso de los días porque a
fin de cuentas las calles estarían siempre allí para ellos, y en algún momento debí
decirme esta vaina no puede seguir, no señor, y empecé a empatar lo que se daba
suelto. O al menos eso creo. ¿Cuándo supe, por ejemplo, que las torres del <i>dauntaun</i> están para que el horizonte
valga la pena y la ciudad no padezca la falta de montañas? Ni idea. Se me
ocurre que quizás empecé a entenderlo </span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">–</span><span style="font-size: 12.0pt;">de a chin, ya lo dije antes</span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">– en aquel</span><span style="font-size: 12.0pt;">los madrugones que me cayeron encima cuando conseguí trabajo
como aprendiz de jardinero y tropecé con el olor a palo, a tierra, a brote húmedo,
a la bruma que la última oscuridad de la noche esconde entre las casas de <i>bloc</i>, tan nítidas con sus parabólicas sobre
los tejados rojos y los carros quietecitos en los garajes. ¡Esos no eran los olores
que uno esperaría encontrar en el amanecer de un sitio tan dado al fantasmeo! Pero,
la verdad, cómo rayos iba a saber yo que en ese momento fundaba algo, si hasta
ignoraba por qué no hay forma de levantar la cabeza sin ver en el cielo un
avión que no es para nada un avión, por mucho que a uno así le parezca, sino una
maña de la ciudad para recordarte cuántos caminos tienes en caso de que quieras
irte… Yo nunca me fui. Nunca regresé a la ciudad de donde Él me expulsó, aunque
una época hubo en que los parientes y los amigos escribían cartas por un tubo y
siete llaves para decir que las cosas allá cambiaban, que ya Él no era dictador
sino presidente, que oyera las noticias porque todavía estaba a tiempo de volver
y estudiar para periodista, como quería yo de muchacho... Y no, dijeran lo que
dijeran, allá estaba Él, y con Él la cárcel, la sombra del chivato que no se te
descose del miedo, así que preferí quedarme y hacerle jardines a esta ciudad. Los
he hecho de día y de noche, inventando combinaciones de colores en los canteros
y colgando tarros hasta de las nubes; tirando grama como un orate y podando
árboles con los que no puedes equivocarte porque si los dañas te echan más años
de cárcel que por matar a un cristiano. En casas, parques, condominios,
oficinas, hoteles como este, donde quiera hay un jardín hecho con mis manos, y tanto
afanar solo para amansarle los caprichos a esta ciudad que se da difícil, donde
si te descuidas el sol te achicharra los sesos y al pie y medio de estar cavando
lo mismo puedes tropezar con un piso de rocas que con un manantial… En el fondo,
no deja de ser una jodida cosa que yo haya venido a comprender todo eso aquí, escondido
en el balcón de la madreselva que cae hacia el patio interior del hotel donde
los camareros bromean con los <i>sequiúritis</i>
mientras preparan la mesa enorme con un cartel detrás que dice bienvenido,
señor presidente en un español pintado de rojo. Un cartel que sus ojos ciegos
no verán. Como no verán la madreselva que sembré hace más de tres años para que
fuera un chorro de olor cayendo sobre el patio y limpiara el aire todo alrededor.
En esa época quién iba a imaginar este día y cómo de pronto lo único importante
será esperar el aviso de las voces allá abajo y apoyar el rifle sobre el muro,
deslizar sutilito el cañón entre las flores blancas de la madreselva y apuntar bien
para que mis manos de jardinero siembren una bala en su frente. Voy a disparar por
lo mucho que nos ha hecho sufrir y por mi hermano Carlín, eso puedo jurarlo.
Pero ahora sé que también va a morir porque, viejo y ciego como está, todavía tiene
la cachaza de venir a burlarse, a robarme una ciudad que tantos años me costó fundar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><i>Continúa y concluye en <a href="http://www.palabrasdelquenoesta.blogspot.com/2015/12/ajeno-final.html">Ajeno final</a>...</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">Ilustración: Foto de Maurice Sparks</span></div>
José Fernández Pequeñohttp://www.blogger.com/profile/04963335334217700990noreply@blogger.com15