Cuando Félix Luis Viera publicó su volumen de cuentos Precio del amor, en 1990, dejó una nota
de singularidad en la narrativa cubana. Ajeno al fuerte y directo acento social
que por la época predominaba en la cuentística de la isla, Viera prefería
explorar en los textos de este libro ciertas agonías humanas, algunas insólitas
rutas del deseo y, sobre todo, los costos de vivir.
La edición definitiva del volumen, a cargo ahora de Alexandria
Library en Miami, nos vuelve a una antigua evidencia: decir que su tema es el
amor resulta poco decir. Los ocho cuentos giran en torno a la atracción sexual
y a las idealizaciones del ser femenino como formas de escape, como una huida
desesperada del varón hacia la hembra-enigma, única promesa a la vista para conjurar
los riesgos de un vacío que a veces se declara y casi siempre se hace presentir.
De ahí nace la sólida unidad de este libro y de ahí también su diversidad, que el
autor dosifica con malicia de novelista avezado en tres partes. Veamos.
La primera se ocupa de conflictos entre parejas y emplea una narración
contraída, marcada por la síntesis. Viera es aquí un maestro de la sugerencia,
un experto en sembrar motivos que permiten lecturas distintas de acuerdo con la
perspicacia del lector. Por ejemplo, es imposible entender la reevaluación de
su matrimonio que hace el protagonista de “En tantas cosas” si no podemos definir
cuál es la “impostura” de Pozo, que el narrador alude una y otra vez de manera
sesgada. Ese dato trae a un primer plano la miseria humana encarnada en la
relación entre Pozo y el “bicho”, al tiempo que echa otra luz sobre las decisiones
del personaje protagónico.
La segunda sección, por el contrario, abre las líneas del
relato, lo subjetiviza a partir de una voz narrativa pletórica de sensaciones. Los
dos cuentos que la integran ocurren en Europa y sus protagonistas, cubanos en
viaje temporal de trabajo al extranjero, intentan conjurar la distancia y la
soledad idealizando su encuentro con una mujer que la ansiedad carga de
resonancias simbólicas, como bien ejemplifica la curiosa escalera de motivos
construida por el narrador de “Solo en la noche”: helado-mujer-ojos azules-mar
de Cuba. El final de este cuento es, en mi opinión, la única concesión en este
libro rotundo, pues la materialización del ser añorado rompe la atmósfera de idealización
que sostiene al texto.
La tercera parte ejecuta otra vuelta de tuerca en la
sensibilización de la realidad, que ahora roza las dimensiones del sueño. A
través de un tono lírico muy preciso, cobra aliento la huida de la realidad que
tiene lugar en los tres cuentos finales del libro. Lo que comienza como un
diálogo de almas entre el movilizado cañero y la campesina en “Mirada”, concluye
en “Circuito abierto”, narración-poema que consagra el poder del sueño, cuya
circularidad puede deshacer lo imposible. Esa apuesta por escapar de una
realidad mostrenca culmina en “Noemí”, la pelirroja sentada en un tren lechero cubano
atestado de animales, personas sudorosas y sacos con productos agrícolas, mientras
ella viaja por una razón sin sentido ganancioso: buscar posturas de rosas.
Precio del amor se inserta en la tradición del
cuento realista cubano. A veces más Novás, a veces más Onelio; compartiendo no
pocas preocupaciones con los cuentos que en los ochenta-noventa escribía Miguel
Mejides, quizás alguien piense que el libro se desinteresa del contexto cubano
para refugiarse en asuntos más intimistas. No es cierto, sin embargo. El grosero
pragmatismo, la pesada inercia y la castrante agonía diaria para sobrevivir en
la realidad isleña es la explicación última al porqué sus personajes se
despeñan ciegos y desesperados hacia un deseo instintivo, se agarran casi
suicidas de una frágil mirada, que ellos suponen fecundante, para buscar la espiritualidad
que da sentido a las cosas y hace que la vida valga la pena.
Si este sólido libro de Félix Luis Viera consigue tan sugerente
y sensible caracterización de la realidad social es porque mira a través del
ser humano y sus contradicciones. Y como lo hace poniendo en movimiento un innato
talento de escritor y un oficio literario espléndido, articula un discurso retador,
una armónica apariencia de sencillez que cobija sin embargo múltiples niveles
de sentido a la espera del lector creativo y sagaz. Como siempre cuando de
buena literatura se trata.
Ilustración: Félix Luis Viera y el autor del texto durante la presentación de Precio del Amor en Miami, espacio La otra esquina de las palabras, Café Demetrio, el 21 de marzo de 2015. Foto de Armando Añel.
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