Creo firmemente que vivir es un itinerario hacia uno mismo, hacia la persona que nacimos para ser. En este blog se habla sobre literatura y se recrean encuentros con personas que me ayudaron a ser el camino que soy y que viven otra existencia aparte aquí conmigo, como talismanes contra el desamparo. Algunas de ellas son conocidas; otras, apenas siluetas tras la cortina de humo del tiempo; las menos, figuras que pueblan la realidad de mi imaginación; todas fundamentales.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Danilo Medina, el brujo y la computadora


 
Bastó un supuesto anuncio de que el recién electo presidente de la República Dominicana, Danilo Medina, no usaría la silla que la democracia doméstica heredó del dictador Rafael L. Trujillo y que se le atribuyera la decisión de tampoco colocar su foto en todas las oficinas públicas para que numerosas personas se manifestaran esperanzadas en que ahora sí el poder político iba a cambiar. Fue una reacción instantánea y jubilosa, que arrastró incluso a algunos comunicadores avezados, profesionales con muchos años de experiencia en el sinuoso tráfico de los símbolos.
El asunto me regresó a uno de los misterios más atrayentes de mi vida. Durante dos décadas presencié decenas de conversaciones entre sacerdotes de las religiones populares cubanas (santería, palo monte, vodú, espiritismo, o una mezcla de estos) y personas que buscaban solución a sus problemas a través de las supuestas capacidades de aquellos para establecer contacto con los dioses, santos, muertos, espíritus, fuerzas, o una mezcla de estos. Fui testigo de algunas revelaciones impresionantes, lo confieso, pero en la mayoría de los casos resultaba obvio que se trataba de una manipulación lograda por el practicante a base de altas dotes histriónicas y una penetrante habilidad para manejar la comunicación. Lo enigmático para mí era cómo los “pacientes” no podían percatarse de que la adivinación la producían ellos mismos y no el brujo.
Vine a entender lo que ocurría algún tiempo después, cuando conocí a ELIZA. Así nombró Joseph Weizenbaum un software que creara en el afamado Instituto Tecnológico de Massachusetts, allá por 1964, con el objetivo de analizar el lenguaje escrito. Funcionaba mediante un patrón que le permitía detectar la palabra fundamental en cualquier oración, analizarla en el contexto lingüístico donde aparecía y devolverla reformulada tan habilidosamente que parecía ser una respuesta a la oración original. Para sorpresa de su creador, ELIZA se convirtió en una celebridad de la mano de profesores, psicoterapeutas, científicos y periodistas. Al “dialogar” con “ella”, las personas tenían la aplastante impresión de que era humana. Incluso la secretaria de Weizenbaum, quien le había visto crear el software, un día pidió al profesor que saliera de la oficina pues la “conversación” que ella sostenía con ELIZA se estaba haciendo demasiado íntima. En el fondo, el software funcionaba como una suerte de “espejo” que permitía a sus interlocutores dialogar consigo mismos.
Del igual manera que ELIZA, los médiums de mi experiencia devolvían reformuladas las informaciones y los estados de ánimo que les comunicaban sus “pacientes”, quienes propiciaban ellos mismos la adivinación, e incluso el supuesto remedio a sus problemas. A favor de los practicantes estaba su largo oficio en tratar con personas sometidas a las más disímiles amenazas, tanto físicas como espirituales, sicológicas o emocionales, y al miedo que estas traen asociado. Para decirlo con toda claridad: El brujo en realidad no existía, eran los “pacientes” quienes lo construían porque tenían la imperiosa necesidad de que él fuera real y tuviera las facultades mágicas capaces de ayudarlos.
El otro es siempre una construcción a través de la cual nos vemos a nosotros mismos. Claro que ese otro existe objetivamente, pero somos nosotros quienes le adjudicamos las características (positivas o negativas) que necesitamos, de acuerdo con nuestros deseos, fobias, esperanzas, etc. Esto es muy notable en el caso de los líderes, sea en el terreno que fuere, pero ocurre todo el tiempo a nuestro alrededor. Solo presten oídos cuando alguien muy enamorado habla sobre el objeto de su amor. ¿Cuántas veces en esos casos quedamos asombrados porque lo que escuchamos no parece tener un ápice de relación con la persona a quien hace referencia? La operación es simple: Consciente o inconscientemente, se bloquean las señales que pueden impedir la construcción de la imagen deseada… hasta el día en que la realidad irrumpe con la brutalidad del desengaño.
Desearía de todo corazón que Danilo Medina emprendiera una campaña seria y profunda para sanear la corrupción, castigar a los fraudulentos, reducir la pobreza y organizar el país. En fin, que ciertamente hiciera “lo que nunca se ha hecho”, como prometía su eslogan de campaña. Pero, por ahora, su perfil de revolucionario no es más que una construcción comprensible, dictada por los mejores deseos y las más justas apetencias de quienes con todo derecho sueñan una República Dominicana mejor.

8 comentarios:

  1. UN INTERESANTE COMENTARIO POLÍTICO! QUE SÍ LO ES! PERO NO COMO SIEMPRE, SINO IMAGINATIVO Y HERMOSO!
    SOLO QUE TENGA EN CUENTA QUE TODA (ABSLUTAMENTE TODA) LA POLITICA Y LA COMUNICACION ES ESO: UNA SEUDO COMUNICACION, A VECES CON BUEN RESULTADO

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  2. De acuerdo, Desquirón. Creo que TODO en sociedad lo es.

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  3. Muy interesante tu opinion. Quizas Danilo Medina quiera hacerlo pero muchas sociedades necesitan mas que un presidente.

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  4. De eso se trata, según creo. ¿Qué pasará cuando sus intenciones tropiecen con los intereses de tanta gente dentro ofuera de su partido? Veremos.

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  5. Qué Tal José!. Aturdidora responsabilidad la enfrentada por Danilo. Ojalá sea él "paciente y adivino" al unísono, para que no se estrelle con la roca de nuestra realidad dominicana. Sigamos esta travesía !,

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  6. Cierto, Gabriel. Pero cuánto ganaría el país si alguien hace al menos un poco de lo que nunca se ha hecho y se necesita urgente. ¿Lo dejarán? ¿Saldrán las mayorías a apoyarlo?

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  7. Josécuba Fournier me envía este comentario, con la solicitud de que lo ponga:


    Muy bueno Pequeño, el problema esta en que los Brujos – entiendase políticos- ya conocen las debilidades de sus pacientes - o sea nuestros pueblos-, y se especializan en decir y proponer lo que estos quieren, no necesitan “palabras claves” como Eliza, pues viven y se desenvuelven entre nosotros. Yo que tuve la suerte de estar precisamente en RD el día de la toma de posesión de Danilo, me impresiono mucho su discurso, tanto es así que luego lo leí y analice con detenimiento, y creo contenía casi todo lo que el pueblo dominicano podría desear. El problema que tengo con estas cosas es que pienso, hasta que no comprendamos que la democracia no descansa solo en una persona, sino en instituciones sólidas que puedan garantizar y velar por su salud y desarrollo, y que respondan realmente a intereses ciudadanos y no a grupos o elites, solo cuando eso exista, podremos establecer las bases para que todo lo planteado por Danilo pueda hacerse realidad, pues el material humano esta, y ya hay suficiente experiencia para lograrlo, solo falta implementar los mecanismos que garanticen que todo funcione. Difícil, claro esta, pero no imposible, así que crucemos los dedos para que así sea. Les deseo mucha suerte con su nuevo gobierno, creo la van a necesitar.
    Un abrazo,
    Josecuba

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  8. El pueblo dominicano vive del placebo de que el presidente lo puede resolver todo, y creo que esto es herencia del pasado dictatorial de la república. De esos tiempos en los que se respetaban las órdenes del presidente por encima de la vida y los derechos humanos. Este sistema daba la impresión de que el jefe de estado simplemente mueve su varita mágica y los problemas se resuelven.

    Creo que el presidente es un sólo engranaje en una maquinaria corrupta, y que, sin importar hacia donde gire, siempre va a terminar cediendo en la dirección general del sistema.

    Tal vez otra herencia de la dictadura es el constante olvido de los derechos y deberes de cada ciudadano.
    La gente aquí no parece saber que tiene el derecho de exigir el bien, y que tiene el deber de hacer cumplir el mismo.

    ¿Por qué molestarse en hacer las cosas adheridos a la ética, si más tarde alguien va a deshacer ese trabajo?
    Siempre respondo a esta pregunta de esta manera:
    Perseverancia y costumbre. Haciendo las cosas bien, doy el ejemplo, y contribuyo a crear una cultura del bien.

    Un ejemplo no muy lejano:

    Hoy estaban regalando guías telefónicas, y algún desconsiderado cometió la gracia de lanzar dos de ellas a la carretera. Todos los autos las arrollaban, y las páginas amarillas se esparcían en el aire. Al ver esto me indigné tanto que salí al medio de la calle a recoger los pedazos de las guías. Cuando volví a la acera, cargado de papeles, un hombre que estaba ahí parado me preguntó:
    -¿Tú te pusiste loco?
    -Loco es el que no tira la basura en el zafacón-respondí-

    El hombre abrió los ojos, y con una sonrisa dijo:
    -É verdá!


    Sé que a ese señor no se le va borrar la imagen del tipo loco que se metió entre los carros a recoger papeles... Y sé que mientras viva, cada vez que tenga un papel en la mano, va a pensar dos veces antes de tirarlo en el piso.

    Y ya, para no hacer un artículo de mi comentario, concluyo:

    La respuesta está en el pueblo y en su voluntad de cambio.

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