Creo firmemente que vivir es un itinerario hacia uno mismo, hacia la persona que nacimos para ser. En este blog se habla sobre literatura y se recrean encuentros con personas que me ayudaron a ser el camino que soy y que viven otra existencia aparte aquí conmigo, como talismanes contra el desamparo. Algunas de ellas son conocidas; otras, apenas siluetas tras la cortina de humo del tiempo; las menos, figuras que pueblan la realidad de mi imaginación; todas fundamentales.

sábado, 27 de febrero de 2016

Cenizas





Ese día alguien hizo notar la ceniza saliendo del vehículo y fueron muchos los sorprendidos, casi tantos como los asustados. No faltó quien llamara de inmediato a los bomberos, que llegaron con sus sirenas y sus pesados trajes, revisaron minuciosamente, y no encontraron algo extraño… aparte de la ceniza que seguía elevándose al cielo desde aquel vehículo con los cristales cerrados a cal y canto. Los medios formaron revuelo en las próximas semanas. Los científicos terminaron hablando de sugestión social. Cierta iglesia se volcó a las calles para recordar a los pecadores el tema de las brasas infernales. Y los juerguistas se inventaron chistes soeces que no sería de buen gusto repetir aquí. Así pasó el tiempo. Hoy casi nadie recuerda cuál era la marca del vehículo, ni el nombre del dueño, ni por qué fue estacionado ese día exactamente allí. Es un vehículo inmóvil al que las autoridades dan brillo cada seis meses, del que los habitantes dicen estar orgullosos y que recibe la visita de cuanto turista cruza por el pueblo. Un vehículo que expele cenizas, solo eso.

Ilustración: Mundo Maipú.

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15 comentarios:

  1. Busqué analizarlo, determiné que aún no es el tiempo de que yo compenda de que se trata.
    El algún momento inesperado me golpeó contra ese vehículo.
    Esdras Santana M.

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  2. Excelente, amigo. Muy sugerente. Si uno se empeña en analizarlo, lo verá como un cuento semiótico, en el que el auto y las cenizas pueden ser dos símbolos de miles de cosas cada uno. Lo bueno que tiene este cuento es que te pincha la ocurrencia, y quiere ayudarte a disparar la imaginación.

    Pero también puede ser solamente eso: un auto situado en un lugar y que de él nada más salen cenizas. No obstante, lo más interesante, a mi modo de ver, es la reacción de la gente. Lo que quiere decir que todo ser humano tiene necesidad de crear su propia expectativa, y agarrarse a ella como una larva espectral buscando nutrirse de algo... Pero por qué el vehículo está cerrado a cal y canto?... La respuesta es infinita... De cada idea de este cuento solo pueden establecerse interrogaciones. Las respuestas quedan en la ansiedad de cada uno, eternamente.

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  3. Gracias, Manuel, tu comentario es muy lúcido, algo que viniendo de ti es lo habitual. Con tipos brillantes como tú aprendí hace mucho dos principios de la comunicación literaria: el escritor no tiene respuestas, solo preguntas, y la recepción es rabiosamente individualizada, con lo cual la significión está del lado del lector, no del escritor. Ayer me escribía una notable y exprimentada lectora para decirme que el pequeño relato le parecía inmensamente triste. Y nada, tiene razón; como la tendría si le hubiera parecido el colmo de la felicidad. Ah, ese vehículo cerrado a cal y canto... ¿qué ocultará? Cuando lo sepas, me dices. Un abrazo.

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  4. Es un misterio, como la Gioconda, que no se sabe si se rie o no, y porqué lo hace...La respuesta más fácil es decir que se trata de Cuba, pero eso más bien lo que denota es nuestra precupación (o ocupación casi total)sobre Cuba; nuestro sino, nuestra bendición, o maldición...Cristóbal Díaz Ayala.

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  5. Gracias, Cristóbal. Mucho me temo que cada quien tiene su "Cuba", y no necesariamente un país. Algo que ha perdido su condición de excepcional pero seguimos entendiéndolo como tal. No sé, como bien dices, es un misterio.

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  6. es la historia de aquellas cosas que con razón y sin razón siguen estando en nuestra costumbres ,y las cuales cada vez veneramos sin incorporal ninguna razon para seguirlo haciendo.Por tanto entre la razon y la desazón se va volviendo monótono y en casi cada cosa continuamos haciéndolas por costumbre .
    Entre la razón y la costumbres quien tendrá la respuesta?

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  7. Cierto, Angelita, pero creo que hay una pregunta aún más acuciante: entre la razón y la costumbre, ¿quién se empobrece más? Porque el tiempo no se detiene... y la vida, bueno, es cada vez menos vida.

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  8. a mí me ha cautivado la sencillez encantadora de la historia y la habilidad de su autor para dejarnos en esa calle del auto cenciento y me provoca llevármelo -cosa que haré ahora mismo, a mi paginita de face para que mis turistan vean lo lustroso que ahora está.

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  9. Cautivante! Sera este vehículo la Historia tal vez? Perdone mi curiosidad. Mejor déjelo en el misterio!

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  10. ¿Será? Hummmmmm, a ver, pues pudiera ser que sí o pudiera ser que no. Lo dejo a su elección. Gracias.

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  11. Cenizas. A eso se limita nuestro pasado, presente y futuro. Cenizas de una isla a la "que las autoridades dan brillo cada seis meses, del que los habitantes dicen estar orgullosos y que recibe la visita de cuanto turista cruza por el pueblo". Y uno, desde lejos, sin poder respirar.

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  12. Y por qué hay que buscar una explicación o una analogía? Es más fácil ir con ojos de niño y disfrutar una historia fantástica, un auto que emana cenizas.

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  13. Creo que usted ha dado la mejor explicación, Ángela. Pero no al pequeño texto, sino a nuestra vida condicionada por un montón de discursos (históricos, sociológicos, políticos, culturales en fin) que nos obligan a ver las cosas a través de ellos. Gracias por tu comentario, que aprecio mucho.

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  14. José Fernández Pequeño:
    me ha llegado por correo un vínculo a tu blog y he leído "Cenizas"; texto lúcido y sugerente, puerta abierta a la imaginación.
    Saludos

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    1. Gracias, José. Aquí tiene un lugar de encuentro para cuando quiera llevarse un poco o traer mucha imaginación.

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