Creo firmemente que vivir es un itinerario hacia uno mismo, hacia la persona que nacimos para ser. En este blog se habla sobre literatura y se recrean encuentros con personas que me ayudaron a ser el camino que soy y que viven otra existencia aparte aquí conmigo, como talismanes contra el desamparo. Algunas de ellas son conocidas; otras, apenas siluetas tras la cortina de humo del tiempo; las menos, figuras que pueblan la realidad de mi imaginación; todas fundamentales.

lunes, 29 de junio de 2015

Equilibrio



El trapecista se balancea pendiendo de la punta de sus pies. Quiero decir que se balancea cabeza abajo, tan recto que su postura no se ajusta a ninguna palabra humana, salvo quizás por los brazos plegados sobre el pecho. Viste de blanco perfecto: pantalón, camiseta y zapatillas, todo adecuado al balanceo que brota de una concentración sin pliegues. Es cosa de sueños, me digo por decir algo, aunque sé la posibilidad de algún límite que no se deja entender, digamos que una frontera donde las nociones se evaporan en miedo. Ambos, el trapecista y yo, intuimos eso. Sabemos que ahora mismo nos jugamos la suerte, y ansiosos ponemos alma y corazón para sostener el instante. Él, buscando que no se rompa la convicción del balanceo impecable, su bien definitivo. Yo, buscando evitar que el crudo sobresalto nos haga caer del trapecio.

Imagen: Foto tomada de http://www.advancednasalcare.com.mx/index.html

13 comentarios:

  1. Muy bueno, peque, tantas veces hemos estado en ese balanceo, Voera

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  2. Después de leerlo comprendo mejor las mil caídas.

    Ah, "sostener el instante" habrá que aprender.

    Teresa María

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  3. Intenso exordio sobre la precariedad de la perfección. Lo he leído con la sonrisa de Mona Lisa. Un abrazo Pepe

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  4. Sostener el instante, será siempre parte de la pasión, del fervor del escritor. Gracias Pepe.

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  5. Muy bueno, Peque, gracias.

    Sindo

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  6. Gracias por compartirlo, José, muy bueno.

    Ximena

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  7. Hola Pequeño!... gracias por compartir tu blog!

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  8. Nos balanceamos sobre el trapecio. Debajo, el abismo.

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  9. Todos los abismos... De otra forma, ¿valdría la pena?

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