Creo firmemente que vivir es un itinerario hacia uno mismo, hacia la persona que nacimos para ser. En este blog se habla sobre literatura y se recrean encuentros con personas que me ayudaron a ser el camino que soy y que viven otra existencia aparte aquí conmigo, como talismanes contra el desamparo. Algunas de ellas son conocidas; otras, apenas siluetas tras la cortina de humo del tiempo; las menos, figuras que pueblan la realidad de mi imaginación; todas fundamentales.

sábado, 12 de septiembre de 2015

que borra las palabras en la pared




Señalaba con decidido entusiasmo hacia el cartel escrito en la pared, las incomprensibles letras negras y rojas, los trazos de adusta firmeza, y mis padres reían o se miraban, según fuera el ánimo en ese instante; qué muchacho tan despierto, comentaba a veces alguna visita.

Nos palmeábamos entusiastas, levantábamos las pergas de cerveza medio calentona ante la pared, que nos recibía donde la carretera de Cuabitas iba haciéndose calle, otra más de la ciudad en momentáneo descenso, y el brillo del mensaje parecía devolvernos el saludo desde su altura, con esa seguridad tan natural en quienes son conscientes de su poder.

Ella celebró mi comentario la primera vez, estoy seguro de que la segunda también, y puede que hasta la tercera. Luego se hastió de alzar la mirada para leer, y un día en que todo daba lo mismo dijo me voy, no soporto más. No solo abandonó la casa y la ciudad, también se fue del país; bien lejos, donde ni vivos ni muertos pudiéramos alcanzarla.

Dejé de averiguar qué opinaban sobre aquel mensaje la segunda vez que mis hijos fingieron no haberme escuchado.

Ayer pregunté y tres de los nietos sonrieron, aunque sin el entusiasmo de mis padres al principio. El otro, el que nunca llegó a levantar los ojos de lo que veía en su celular, murmuró en esa pared lo que hay son manchas, abuelo, va a tener que ir a un oculista. Debí reprender al mocoso como se merecía, contarle las tantas cosas del inicio; es más, abrí la boca para hacerlo, pero en ese momento dudé si en el cartel se usaba la palabra siempre o siembre.

No me he asomado a comprobar.


Ilustración: León Ferrari: Sin título (fragmento), 1962.

Nos vemos en la Feria Internacional del Libro de Miami, entre el 15 y el 22 de noviembre de 2015:


8 comentarios:

  1. Abuelo vas a tener que ir con el ocultista?

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  2. Tal vez diga: "siembre siempre". Ya lo leerá ese nieto... Me gustó. Gracias, amigo.

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  3. Gracias a ambos. Ángel, tengo la convicción de que la narrativa se escribe a partir del habla concreta y no de la lengua y sus normas. Visto así, la forma más correcta para el escritor es la que sanciona el grupo. En ese caso, me parece mejor que el nieto use el plural de respeto frente a un abuelo impositivo, que obliga a quienes le rodean a rendir culto a algo (en este caso un cartel). Del mismo modo, la forma en que está escrita la expresión me parece más coloquial, aunque desde el punto de vista de la norma lingüística tu propuesta sea más correcta. Gracias por tu señalamiento, hermano.

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  4. Ojalá uno de los nietos siga el camino que emprendió el abuelo.

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  5. Dice "Siente", lo afirmo con la mano en el muro y mis poderosos rayons X, es , y puedo jurarlo ante testigos, la traza de tinta que queda en la pared, cuando quitas el cartel!

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