No son pocas las personas –incluyendo varios amigos de probada inteligencia– a las que oigo desbarrar todo el tiempo contra Facebook. Es un solar, dicen, un espacio para la megalomanía, el chisme y la banalidad. Todo depende de quién y para qué lo usa, pienso yo. Como siempre, la virtud o la culpa son nuestros, no del medio.
Una mañana de sábado, el poeta e investigador Néstor Rodríguez me lanzó un reto en verso medido usando la plataforma de esa red social. Debido a ocupaciones personales ineludibles, pude responderle solo unas pocas veces –él dice que eso
fue un pretexto para huirme, pero no le crean. Con el paso de los minutos, otros cinco escritores se sumaron a una confrontación que duró todo ese sábado
y el domingo siguiente. Cuatro puertorriqueños, dos cubanos y un dominicano, siguiendo
la encarnizada tradición de la controversia decimista en el Caribe, empeñaron sus cualidades en el manejo de la palabra punzante y bien medida.
¿Tiene ese material alguna importancia? En un
mundo anestesiado de frivolidad y farandulerismo, es de agradecer cualquier divertimento
inteligente, esa es mi opinión. Por otra parte, cuando repasé las treinta o
cuarenta páginas de comentarios y décimas que durante dos días se arremetieron
con sagacidad y pasión, recordé una entrevista que alguien hizo a la más Dulce de
las Marías, la Loynaz. En esta, la poeta cubana contaba que ella, sus hermanos
y sus mayores solían pasar largas veladas compitiendo para ver quién rimaba
mejor las palabras. No creo que haga falta especular ahora acerca de cuánto
pudo influir ese ejercicio infantil en la obra de quien merecería luego el
Premio Cervantes de Literatura.
Pero bien puede ocurrir que en la próxima
novela de Pedro Cabiya nos espere un personaje vampiro, travesti y decimero,
atento para hincar el diente en las palabras de quienes pasan a su lado. O que un
día nos encontremos con un contundente estudio de Lena Burgos-Lafuente sobre
los isomorfismos concatenados en la décima popular caribeña y su influencia
sobre el actual reguetón. O vaya usted a ver si Elis M. Ávila nos regala un título
como “Décimas para ser escuchadas mientras usted maneja por el Turnpike highway durante las horas de congestión
vehicular”. Nunca se sabe. Por ahora, reproduzco una mínima selección de aquel
intercambio en el que Facebook permitió un mismo espacio –no por virtual menos
cálido– a quienes escribían en Santo Domingo, San Juan, Toronto, Miami y Nueva
York.
Néstor Rodríguez Fernández Pequeño
Sé por santiagueros ceños Desde la fría Toronto
cubanos y de Quisqueya me reta con desparpajo
que no hay quien haga mella un gallito calandrajo
a un tal Fernández Pequeño y sin un pelo de tonto.
en versar y terciar sueño. Se pregona así de bronco,
Pero yo que por exigencia se anuncia fiero y galante,
en cosas de controversia diz que versador de aguante,
meto a tiempo la cuchara experto en rima y balsié
vengo a enmendar la plana ¡Ay del pobre Nestoré
a ese vate en sus carencias. cuando me vuelva gigante!
Néstor Rodríguez Noel Luna
Mala decisión tomó Qué chiquillo, Nestoré,
este chispo de gigante mi pequeño saltamontes,
que no llega ni a guisante, queriendo asustar con frontes
mucho menos a concón. a los que les digo “olé”.
Si en rimando soy bocó Los toreo. ¿Cómo fue?,
de la cuadra Sánchez Beras, te peguntas apocado,
Pequeño deja la muela cuando pasas a mi lado
con tus versitos de pibe y sin yo mover un dedo
que en mi sangre pura vive eres presa de tu enredo
una estirpe de a de veras. y acabas anonadado.
Elis M. Ávila Néstor Rodríguez
Han mentado estos primates Lo que faltaba, señores,
mi leopoldina prosapia, Elis Milena en el ruedo
qué cosa esa lengua zafia echando más leña al fuego
de tan menguados quilates. con sus tímidos tambores.
Sea mi canto el detonante De mi pie no esperes flores,
de esta enmendada de plana que correrás como Luna
con la autoridad arcana cuando entiendas la andadura
de una poeta de cuna, de esta décima resuelta
Reina me dio la fortuna que fácil se da la vuelta
de la espinela cubana. y ni a batazos recula.
Lena Burgos-Lafuente Noel Luna
Lo siento, no me convence El que la piedra tirara
este paso de comedia, escondió pronto la mano
que ni Miletos remedia retirándose temprano
tanto equívoco circense. de la fiesta a que invitara.
Hizo alarde el amanuense Y sale esta Lena rara
de sus dotes de sofista con montón de eruditeces
y estrellose en media pista pensando que grandes peces
después de hacer un amago se cogen con redes finas
de espinel; Noel quedó gago, y no sé qué muselinas
¿son estos los estilistas? ni abultadas pequeñeces.
Jinete Sin cabeza Pedro Cabiya
He aquí un depredador Cuánta broza y mojiganga
que baja de las alturas se cuela en este pastel
para meter en cintura de perdedores a granel,
a aquellos que se las echan. palomos y papanatas.
Y es que ninguno menea Babean una bravata
la olla como mi mano que ni rima ni les luce.
y aunque de esto yo me ufano Quieren hablar y balbucen.
me dan pena los demás Creyendo que soplan, se mean;
porque no hay otro igual pues solo Cabiya los cocotea
que me supere, mi hermano. y les come gustoso los dulces.
Néstor Rodríguez Lena Burgos-Lafuente
Cabiya, con gran donaire, Llegó la testosterona
al cargar esa escopeta a niveles inauditos,
dejó entrever las guaretas se me cierra el apetito
y el chin del cabito al aire. con tanta licencia nona.
Lanza versos al desgaire Pero Pedro, ¿qué aleccionas
creyendo eso artesanía. con tus sílabas choretas?
Celoso de mi nombradía Te pasaste de la meta,
de Romana hasta Río Piedras repito: baja el telón (bis).
trepa Cabiya cual hiedra ¿Por qué no escribes de zombies
en la fama de mis días. o del Capitán Planeta?
Pedro Cabiya Noel Luna
Choreto me dice Lena. Ay Pedrito, qué bobera
Luna me dice cayuco. la que desluce tu rima
Tito se jala el truco tan flojita y chapucera
porque de todo cojea. que no nos da sino grima.
Me les robé la batea Semejas la bembetera
cual colosal Príamo. que no sabe lo que dice.
Dios los junta, pero críalos Sin un gallo que te pise
el mismísimo diablo. te entretienes en sandeces
Piden tembol y ella, al rato y charras ridiculeces
me agarra el endecasílabo. como tantos aprendices.
Jinete Sin cabeza Noel Luna
Jinete Sin cabeza Noel Luna
Despiértense de ese sueño El mulato Nestoré
que yo la rima aquilato se las daba de trovero
a todos los desbarato repentista: fue el primero
con el mínimo de empeño. que sin pena destrocé.
Y como bufón risueño La Lena vino; después
se tira al medio Brunito el acéfalo Jinete.
yo le doy un tres pasitos A todo ese reguerete
y lo cuelgo como trapo. de gente mi verso humilla
De paso, lo uso de mapo y al mismísimo Cabiya
que está flojo el sorenito. sometí dándole fuete.
Néstor Rodríguez Fernández Pequeño
Noel tiene el ego inflado Señores, pido perdón
con eso del repentismo por tan tremendo guirigay
no vale ni el exorcismo floja refriega si las hay
que con él he practicado, de un mal poeta y bocón.
su ingenio sigue mezclado Se dice tan jorocón,
de soseras rimbombantes. se muestra para pelea
No hay bardo que aguante y de inmediato flaquea
tamaña mínima rima, echando el alma a temblar.
mejor que se juya y diga Porque si eso fue versar
que lo viré como un guante. que venga Dios y lo vea.
Los contendientes (en orden de aparición):
Néstor Rodríguez: Poeta e investigador
dominicano. Por dieciséis años respiró el salitre de Puerto Rico.
José M. Fernández Pequeño: Narrador
y ensayista cubano. Vivió quince años en la República Dominicana.
Noel Luna: Escritor puertorriqueño natural de
Cidra, cuna de poetas.
Elis M. Ávila: Poeta cubana, hija de la
también poeta Reina María Rodríguez. Reside en Miami.
Lena Burgos-Lafuente: Académica puertorriqueña residente
en Nueva York.
Jinete sin Cabeza: Escritor puertorriqueño. Se niega a
revelar su nombre propio.
Pedro Cabiya: Poeta y narrador puertorriqueño. Desde hace mucho reside en la República Dominicana.
Pedro Cabiya: Poeta y narrador puertorriqueño. Desde hace mucho reside en la República Dominicana.
Y quien desee leer la controversia completa –comentarios incluidos–, pues que la busque en el muro de Nestoré Rodz... Sí, claro, en Facebook, donde solo se aburre quien quiere.
Ilustración: Yo sé lo que tú estás pensando (2002), de Rafael de Lemos. Medios mixtos sobre papel, 150.5 x 197 cm. Colección Eduardo León Jimenes de Artes Visuales, Santiago de los Caballeros.
Rafael de Lemos (1951) es un pintor y dibujante dominicano de extensa y reconocida trayectoria. Su obra está marcada por una alta maestría técnica y una búsqueda creativa que no pocas veces roza lo surreal, pero que en todos los casos deja una profunda reflexión sobre el ser humano, su vida y su destino.
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